¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Empalagados de andalucismo
Hay defensores de la pavía (de merluza) y otros del pavía (en referencia al soldadito), que el lenguaje inclusivo hace la tira de años que se emplea en Sevilla con toda naturalidad. Mejor reír y, sobre todo, no quemarse con el primer bocado. Muchos sesudos analistas se han pronunciado a favor de una u otra corriente, entre ellos Gregorio Serrano, teniente de alcalde de Fiestas Mayores en los tiempos felices antes de la amenaza pakistaní. Es un apasionado de la cuestión, pregúntenle un día. Otros sientan cátedra sobre la barriada la Juncal o el Juncal. Es mejor oír y guardar silencio. Es recomendable pasar desapercibido cuando los doctores de la sevillanía exponen, comentan, concluyen o pontifican. No consulte la wikipedia ni llame a ese amigo que de todo sabe. Usted escuche y se lo pasará la mar de bien. ¿La ensaladilla servida al desprecio como en Becerrita o con moldes? ¿Aceitunas en platillo, cuenco o conchita, o quizás es mejor la opción de los altramuces saladitos que tienen a Javier Compás como embajador? Ahora hay dos debates emergentes. ¿Se debe desayunar en casa o en la calle? Hay verdaderos teóricos al respecto, pues lo que antes era un trámite se ha convertido en un rito, sobre todo para los miles de turistas. Si está a favor del bar, como el abogado Pedro Molina, debe pronunciarse sobre sus preferencias: modelo tradicional a base de tostadas con aceite o alguna manteca, o el basado en aguacates, panes con cereales y yogures con trozos de fruta.
El debate al alza es sobre el vaso para tirar la cerveza: el de sidra, el bajito de cristal fino, el tanque de toda la vida... Y si prefiere el grandote, ¿se debe llenar entero, modelo cañón o maceta, o solo una parte, la llamada cortada o cortaíta? ¿La medida de la espuma debe ser de dos o de tres dedos? ¿La cerveza mal tirada, mitad rubia, mitad de espuma alba, debe ser conocida como vaticana por ser de las medidas de la bandera del estado pontificio? Pasa la vida, pasan los años, pasa hasta el C-2 que lleva al fin de mundo y el 27 a Sevilla Este, pero no pasan los eternos debates sobre los que bascula la calidad de vida en clave local, ese que hace las veces de lastre y salvavidas. ¿Usted está a favor o en contra del turismo? ¿Despotrica del exceso de procesiones o apoya las manifestaciones de piedad popular todo el año? ¿Le gusta este alcalde de ruan o prefería uno de capa, modelo Zoido? ¿Consume programas de televisión sobre cofradías o dice que solo ve los documentales de La 2 por si la cebra finalmente se salva del ataque de la hiena? A lo mejor es de los que afirma: “El problema de la limpieza en Sevilla lo arreglo yo en diez minutos”. Entonces es usted de los buenos. De los mejores.
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