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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

La guía de las misas de corta duración

El Papa quiere homilías breves y que no sean conferencias, lo que encaja con una sociedad que prefiere productos ‘light’ cada vez más

El papa Francisco

El papa Francisco / M. G. (Ciudad del Vaticano)

Sería uno de los títulos más vendidos. De hecho hay quienes se saben con toda precisión el templo y la hora donde se celebran misas que no llegan a los 30 minutos, homilía incluida. El papa Francisco ha soltado una de sus perlas y ha puesto a cavilar al personal. “Quiero decir una cosa a los sacerdotes. Por favor, cuidad las homilías, que son un desastre… A veces me dicen: ‘Sí, he ido a misa en esa parroquia... Sí, nos ha dado una buena lección de filosofía de cuarenta o cuarenta y cinco minutos”. El Papa no quiere homilías de mas 10 o 15 minutos. Hay una gran parte de verdad en las palabras de Francisco. El problema es que cada vez que el Santo Padre habla, ocurre que los analistas, el pueblo fiel y los sectores menos partidarios de la causa, interpretan el mensaje como les viene en gana.

La sociedad actual no está, precisamente, para prestar atención a discursos que superen los diez minutos. Todo lo que no sea inmediato y nos satisfaga es orillado automáticamente. Queremos que todo sea light. Añadamos a esta tendencia el escaso cumplimiento del precepto dominical, que en España desciende según avanzamos y nos alejamos del Sur... Tal vez haya que bajar el nivel, hacer misas soft, con homilías muy cortas o en power point, ligeritas especialmente en verano...

Todo baja de nivel, también habrá que hacerlo con las misas para no espantar a la parroquia, nunca mejor dicho. El Papa quiere que las homilías incluyan siempre “una idea, un afecto y una imagen para que la gente pueda llevarse algo a casa. La homilía no es una conferencia”. Peor que la duración es el contenido de algunas homilías. Hemos oído homilías literalmente sanchistas, homilías donde se nos ha orientado descaradamente el sentido del voto y, por supuesto, homilías en las que se ha atacado a la prensa de forma general... La homilía no puede ser ni un mitin, ni una oportunidad para liberar fobias particulares, menos aún el momento para los ajustes de cuentas.

Mucho más preocupante que la duración es el sentido del mensaje. Han de ser breves, es probable, pero debidamente enfocadas. He ahí la clave. No es la duración, es el enfoque. Diez minutos máximo, claro que sí. Pero sin, al menos, molestar a quienes oyen. O sabiendo decir las cosas sin inquietar al oyente. Ya lo dijo Benedicto XVI. La mayoría de los cardenales no saben Latín. Por eso anunció su renuncia en la lengua de Cicerón. Muchos no se enteraron. Y se percató... una periodista que dio una exclusiva imposible en 600 años. Los curas de hoy están cada días más habituados al Twitter. Vayamos hacia la misa 0’0. Como el que entró en la sacristía antes del funeral de su padre. “Una cosa rápida, padre, que no estamos pa ná”.

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