El mármol de la Plaza Nueva

Supongo que habrá ya un equipo de técnicos municipales estudiando la mejora de este suelo

El tratamiento del pavimento de mármol blanco de la Plaza Nueva para que no resbale solamente puede considerarse una solución de urgencia, porque el resultado deja mucho que desear. El microabujardado in situ no tiene precisión y detalle y deja los poros del material abierto para que se incruste la suciedad, difícil de limpiar después. Y más en unas losas que ya de por sí tienen numerosas roturas por el importante trajín de carretillas mecánicas transportando módulos y materiales, más las faenas de montaje y desmontaje para los múltiples certámenes que allí se celebran a lo largo del año. Y todo eso se realiza sobre una joya de Sevilla, y un canto al noble material, con las bases de farolas, del monumento y el pavimento. Gran acierto de diseño del arquitecto Juan Talavera, que extendió una alfombra de mármol, con cenefas y bordados de guijarros, sobre el suelo terrizo de la plaza. Un auténtico desmentido en letras grandes de la baja calidad urbana de lo que se han llamado plazas duras, con evidente afán peyorativo, y de la que la Plaza Nueva es un magnífico ejemplo. Allí nos hemos criado generaciones de sevillanos que vivíamos en los alrededores y que era nuestro campo de juegos donde, por ejemplo, el pavimento nos servía para idear variantes de los juegos infantiles tradicionales.

A los usos y costumbres de cuando se colocó el mármol pulido, que como todo el mundo sabe es mejor para la conservación y limpieza, se han añadido otros muchos para nuestra plaza. Ya no hay solamente paseos, estancias para leer la prensa o una pequeña tertulia y juegos de niños, todo a un ritmo reposado bajo la atenta mirada de unos guardas jurados que vigilaban al tiempo que cobraban los alquileres de las sillas metálicas de tijera que aumentaban considerablemente el aforo sentado y además permitían pequeños corrillos. Afortunadamente la plaza ha mantenido su lugar principal en el imaginario sevillano. Es el centro del centro y allí se hace mucha vida de la ciudad, mercadillos, ferias del libro y actos cívicos variados que siguen dando vida a ese espacio.

Supongo que habrá ya un equipo de técnicos municipales estudiando la mejora del suelo de la plaza. Hay múltiples tratamientos y soluciones para el problema de un pavimento en espacio público, concurrido, que no resbale con el suelo mojado, que sea fácil de limpiar y además resistente a la circulación de máquinas y vehículos. Y todo ello acorde con la estética y la tradición y respeto a la historia de la ciudad. Pero pasa necesariamente, en mi opinión por un nuevo suelo de mármol blanco con losas de mayor espesor, con mayor resistencia mecánica y tratamiento antideslizante, arenado, flameado u otros, hechos en fábrica y con acabado para limpieza. Cuidar nuestra ciudad, su imagen y la de nuestras calles y plazas es compatible con mejorar la vida de los ciudadanos, incorporando factores como la accesibilidad universal y otros. Espero que el mármol de la Plaza Nueva tenga pronto una mejor solución.

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