¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Un nuevo héroe nacional (quizás a su pesar)
La ciudad está desbordada por actos, eventos, procesiones y convocatorias ordinarias y extraordinarias. No hay dinero para el pago de tantísimas horas extras de los agentes para garantizar que Sevilla siga funcionando y pueda con todo. La interventora ya ha dado un clarinazo de aviso. La cosa es seria. Las productividades de la Policía carecen de cobertura jurídica y superan los límites legales. El alcalde ha tenido que defender lo obvio, dicho sea a lo Bertrand Brecht: "La Policía Local de Sevilla tendrá todo el apoyo y todo el respaldo de este gobierno. Estamos obsesionados con seguir mejorando la plantilla, los equipamientos y las condiciones laborales, pero con dos limitaciones: la disponibilidad presupuestaria y la ley. Ni siquiera el alcalde de Sevilla está por encima de la ley". Cabría aplicar la regla de economía doméstica de Rajoy: no se puede gastar más de lo que se ingresa. No se pueden autorizar tantos eventos si no se puede disponer de los recursos necesarios en todos los ámbitos. Es de cajón. Tenemos un problema con la Policía Local. En realidad todos los alcaldes de grandes ciudades lo tienen por un motivo o por otro. Que le pregunten a Alfredo Sánchez Monteseirín, que las pasó canutas. ¡Y no será que el alcalde Oseluí no ha aumentado los fondos para el pago de productividades! De diez a treinta millones de euros este año. Se dice pronto. Hay fines de semana que coinciden el partido de fútbol de Primera División, una carrera popular, una regata y varias procesiones. Y la Navidad ya está aquí a efectos de fines de semana con la Avenida de la Constitución atestada con los 32 árboles iluminados. A este alcalde le ha tocado la gestión de una ciudad pasada de rosca, como a otros les tocó ponerla a punto para la Exposición, gestionar la depresión posterior a la Muestra, disfrutar de los ingresos generados por el boom inmobiliario o combatir la crisis económica.
Hay que poner a punto las estructuras de la ciudad en el tiempo que nos ha tocado vivir. Es una de las grandes tareas pendientes. Los esfuerzos del Ayuntamiento por atender todas las peticiones de actos son más que evidentes. Si con el no también se educa, con el no también se gobierna. Ocurre que a un alcalde le cuesta un mundo decir que no, mucho menos cuando se aproximan las elecciones. Antes que decir que no, se guarda silencio. El lunes asistimos quizás a la declaración más importante y contundente que ha hecho Sanz desde que comenzó el mandato. "Ni siquiera el alcalde de Sevilla está por encima de la ley", proclamó en el día del San Clemente, patrón de la Policía Local. ¡Cómo tienen que ser las presiones para soltar los jurdeles! Las relaciones de cualquier gobierno con la Policía Local figuran en la agenda de los asuntos más delicados. Tendrá el alcalde que insistir en la vía pedagógica, que dirían los analistas de la capital del Reino. No se debe cansar de defender lo obvio. Y al estilo Rajoy hay que decirle: Oseluí, sé fuerte. Chichichí.
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