¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Un nuevo héroe nacional (quizás a su pesar)
Será verdad que la Navidad es magia, ilusión, el triunfo de la amistad, la victoria de las buenas personas y todas esas teorías y discursos laicistas, de películas de la tarde de domingo en Antena 3 y de villancico de Mariah Carey. La de vueltas que dan para no decir que es la fiesta que celebra el nacimiento del Niño Dios. Ocurre como decían con guasa de aquel célebre y reputado hostelero que fue precursor de los canapés minimalistas: "La de vueltas que da este hombre para no poner jamón". Pues debe haber mucho de magia laica, ¡claro que sí!, en las fechas consumistas que se aproximan. ¡Hasta 32 árboles planta el Ayuntamiento de Sevilla en la Avenida con el abono navideño de la ilusión! ¡Qué barbaridad, que alegría y qué alboroto, otro perrito piloto nos ha tocado en la tómbola municipal! Tenemos que tirar del poemario de Antonio Machado. "Anoche cuando dormía, soñé, ¡bendita ilusión!, que la sombra natural cubría la Avenida de la Constitución". Al despertar, oh, los árboles eran de luz, árboles para las largas vísperas de las fiestas, para los días interminables de las pascuas. Un bosque animado de diseño. ¿Pero quién nos priva del sueño, quién nos puede robar la magia, quién puede arrebatarnos la ilusión? No caigamos en el catastrofismo hispalense. Creíamos que el gran estreno de la Navidad sería el precioso Belén que se anuncia en la Avenida de Roma. Pero lo mejor estará en el corazón del centro, en esa artería de la ciudad que conduce directamente a los pies del despacho del señor alcalde. El mérito no solo está en recuperar la decoración con motivos religiosos en varias calles, cosa que se agradece.
La Avenida de la Constitución parecerá diseñada por Abel Caballero, el alcalde de Vigo. Sevilla en Navidad será Vigo sin playas. Vigo es Sevilla sin Oseluí, magnas ni tres obispos. Veremos el exitazo de los 32 árboles del alcalde Oseluí. ¿No queríamos árboles en la Avenida? Pista que va el artista. ¡Ahí van 32! Sombra darán poca, pero la factura de la luz dejará sin dormir a Juan de la Rosa, delegado de Urbanismo y Medio Ambiente. Los sevillanos soñarán en Navidad que disfrutan de una Avenida con muchos árboles, una Avenida que no necesita toldos a destiempo para ese tranvía que Dios sabrá cuándo llegará de nuevo a la Plaza Nueva. Seremos como el niño que abre con ansiedad el juguete de grandes dimensiones y, al final, se queda jugando con la caja. Jugaremos con la foto de la ilusión. Y al tercer día, olvidaremos el juguete y la caja, borraremos la instantánea y todo se esfumará. Acabarán las pascuas y desmontarán los 32 árboles. Trampantojo, sueño, ilusión, magia efímera. La próxima que sea una exposición gráfica de las que se montan a base de grandes paneles con imágenes de sevillanos del ayer por las calles del centro. ¡Que veamos a muchos sevillanos por la Avenida, Sierpes, la Encarnación, Santa Cruz y todo el callejero del que nos han echado! Y que sigamos soñando con la sombra y el equilibrio.
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