Marchena rinde homenaje al quiosquero favorito de los niños
El histórico quiosco de chucherías vivió una emotiva despedida con cientos de vecinos, lágrimas, risas y bolsas de dulces repartidas por última vez
Colas alrededor de las 'Setas' en Sevilla para vacunarse frente a la gripe
Decenas de niños —y también muchos adultos— se agolparon ante la puerta de ‘La Piruleta de Salvi’ para decir adiós a un lugar que forma parte de la memoria colectiva de Marchena. El popular quiosco abría por última vez, pero no para vender, sino para regalar todas las chucherías que quedaban, en un último gesto de generosidad de Salvi Zapico, el quiosquero que siempre quiso compartir su alegría con los más pequeños, según ha publicado el Diario Avanza de Marchena.
La afluencia fue tan multitudinaria que la Policía Local tuvo que cortar la calle. Entre aplausos, lágrimas y risas, la familia de Salvi repartía pacientemente bolsas llenas de golosinas a quienes se acercaban para rendir homenaje a quien tantas sonrisas había regalado durante años. “¿Gomitas o paquete?”, preguntaban entre risas. Daba igual la elección: lo importante era llevarse un recuerdo imborrable de una tarde que quedará grabada en la historia del pueblo.
La emoción se palpaba en cada gesto, en cada abrazo, en cada palabra de agradecimiento. Vecinos y familiares coincidían en destacar el cariño recibido y la huella que deja Salvi en la localidad. “No podemos agradecer tanto amor”, repetían una y otra vez.
Una tarde para el recuerdo
El cierre simbólico de ‘La Piruleta’ se transformó en una auténtica fiesta de gratitud y memoria. Lejos de la tristeza, predominaban la ternura y el orgullo por todo lo que representó este pequeño quiosco para varias generaciones de marcheneros.
¿Puede un puesto de chucherías convertirse en parte del alma de un pueblo? En Marchena, la respuesta es sí. ‘La Piruleta’ no cerrará jamás en el recuerdo colectivo, porque su esencia seguirá viva en cada sonrisa de los niños que crecieron con sus golosinas y en cada historia que se siga contando sobre Salvi Zapico, el quiosquero que nunca dejó de regalar felicidad.
Temas relacionados
No hay comentarios