Crónica del Betis - Espanyol

El Betis le quita fuerza a su gran mérito (2-2)

  • Los verdiblancos no aguantan la ventaja de dos a uno por culpa de un gol de Cabrera en el último suspiro

  • La expulsión de Pezzella por el VAR fue fundamental tras otra remontada con un notable juego de ataque

Loren, en su retorno al Benito Villamarín, choca con Claudio Bravo.

Loren, en su retorno al Benito Villamarín, choca con Claudio Bravo. / Antonio Pizarro

Paso atrás completamente injusto para un Betis que había vuelto a remontar un partido en el presente curso y que entregó dos puntos ya en el último suspiro después de haber estado defendiéndose con ataques a pesar de la desventaja que supuso la expulsión de Pezzella por una decisión del VAR después de una dura entrada a Aleix Vidal. Pero el fútbol, lamentable o afortunadamente, según el día, no entiende de méritos y sí de meter la pelota entre los tres palos del adversario y, al final, tanto los anfitriones como el Espanyol lo hicieron en dos ocasiones.

Fue demasiado duro el castigo, sin embargo, incluso inexplicable porque los béticos acopiaron muchos méritos en el largo tránsito de este litigio y uno de los que más llamó la atención fue la capacidad para defenderse en la inferioridad numérica jugando más cerca de Diego López que de Claudio Bravo. Tanto fue así que en esos minutos con uno menos por la roja directa a Pezzella el archivo contabiliza un tiro alto de Borja Iglesias en un contragolpe (87’) y una parada de Diego López repeliendo un duro disparo de Juanmi (90’).

También se iba a llevar el balón un buen rato en el banderín de córner del extremo derecho del Betis, donde Fekir y Borja Iglesias no se desprendían de él para impotencia de un Espanyol que era incapaz de aprovechar estar con once futbolistas contra diez para darle ni siquiera un pequeño susto a Claudio Bravo. Pero el riesgo estaba ahí y el balón le llegó a Dimata dentro del área, el recién entrado tuvo sangre fría con un recorte y aunque todos los béticos se tiraron como posesos para tapar ahí, justo ahí, se originó el desequilibrio.

El esférico le fue a Cabrera en el borde del área y el central zurdo del Espanyol tuvo la sangre fría para colocar su disparo en un sitio imposible. La frustración, lógicamente, fue absoluta, el bético estaba a punto de saborear una semana mágica con tres triunfos en tres partidos en el breve espacio de seis días. Fue un gran sinsabor, por denominarlo finamente, pero no queda otra que reponerse con rapidez y comenzar a pensar ya en Pamplona.

El fútbol actual es tan trepidante que no otorga tiempo ni para las celebraciones ni tampoco para las lamentaciones. Eso sí, sería bueno que el Betis, y el bético, supieran quedarse con los aspectos positivos en sus valoraciones. Cabe insistir en este sentido en que no es nada sencillo remontar los partidos a estos niveles y la tropa de Pellegrini lo volvió a hacer después de padecer el gol inicial de Aleix Vidal en una buena fase del Espanyol.

Fue un golpe duro, sin duda, sobre todo si se tiene en cuenta el arranque de los verdiblancos. Con Claudio Bravo de nuevo en el marco; una defensa titular lógica con los problemas físicos de Bartra y Miranda; con William Carvalho de nuevo como acompañante de Guido Rodríguez en el eje y el terceto que a día de hoy parece intocable con Rodri, Fekir y Canales, además de Willian José en su rotación con Borja Iglesias, los anfitriones salieron con toda la mecha encendida y a los cinco minutos ya pudieron llevar dos tantos de ventaja en el marcador.

Willian José dispara con la izquierda para conseguir su primer gol con el Betis. Willian José dispara con la izquierda para conseguir su primer gol con el Betis.

Willian José dispara con la izquierda para conseguir su primer gol con el Betis. / Antonio Pizarro

En el primer minuto ya la tuvieron William Carvalho y Canales, pero, sobre todo, en el tres, un regalo de Óscar Gil debió ser aprovechado por Fekir, primero, y después Rodri con un excelente disparo de rosca al poste. La carrera había arrancado lanzada y sólo la lesión muscular de Víctor Ruiz provocó que se parara y que incluso se torciera con el tanto de los forasteros poco después del cuarto de hora.

Resultaba difícil de hallarle explicación a este marcador desfavorable, pero así es el fútbol y fueron Raúl de Tomás y Aleix Vidal quienes estuvieron acertados en el pase y en el remate final. Incluso pudo ser más cruel si Embarba no desaprovecha la opción del 0-2 en la jugada de antes al tanto de Willian José. Da igual, pensarían tanto Pellegrini como sus futbolistas, este Betis jamás se descompone y convierte en un factor positivo el castigo, por mucho que siempre sea algo pernicioso encajar un gol, lógicamente.

El Betis siguió a lo suyo y comenzó a producir mucho en ataque, sobre todo por la asociación de Canales y Álex Moreno por la banda izquierda, donde creaban peligro en casi cada llegada. Pero también por la derecha tanto Rodri como Bellerín contribuían para que Fekir y Willian José desordenaran a la defensa del Espanyol con sus permutas. Unas veces era uno el delantero centro y otras comparecía por allí el francés.

El marcador seguía en contra, pero jamás transmitió el Betis una sensación de angustia por ello, era consciente de que tarde o temprano las aguas volverían a su cauce. Tanto fue así que en el minuto 41 llegaba el primero de Willian José en un desmarque perfecto a la espalda de los centrales y ya en la prolongación, en el 49, fue Fekir quien demostró su excelsa calidad para premiar el tesón de Bellerín al pelear una pelota aparentemente perdida.

El pase a la red del francés le ponía su toque de maravillosa calidad a la jugada y el Betis volvía a ser consciente de nuevo de su capacidad para salir de los embrollos. Incluso debió sentenciar no más comenzar el segundo periodo a través de Rodri. Después le haría un paradón Diego López a Fekir (52’), se produciría un buen disparo de Willian José en una falta ensayada (54’), un cabezazo picado de Guido Rodríguez (56’).

Pezzella le entra con fuerza a Aleix Vidal en la jugada de su expulsión a través del VAR. Pezzella le entra con fuerza a Aleix Vidal en la jugada de su expulsión a través del VAR.

Pezzella le entra con fuerza a Aleix Vidal en la jugada de su expulsión a través del VAR. / Antonio Pizarro

El Betis había tenido la posibilidad de noquear al Espanyol y eso sí debe figurar en su debe, porque el fútbol es fluctuante y una entrada de Pezzella aparentemente sin trascendencia a Aleix Vidal se convirtió en tarjeta roja por la fuerza de la sangre del taco clavado y también de ese artilugio llamado VAR.

Los béticos se quedaron en inferioridad, pero supieron recomponerse, estuvieron ordenados en todo momento y casi no sufrieron, incluso se acercaron con peligro a Diego López, pero el fútbol es caprichoso y no atiende a la justicia. Quien marcó fue Cabrera, el dos a dos acabó en el acta y los méritos se quedarán sólo en la retina de los aficionados. El enfado superó con creces a la satisfacción por el desarrollo del litigio. Fue una verdadera trastada.

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