Joaquín, una carrera con España desacorde a su figura
Selección española
Joaquín fue una de las víctimas del radical cambio de rumbo que dio Luis Aragonés en 2007, antes de que llegara el ciclo triunfador
El portuense suma 51 partidos internacionales, en los que hizo 4 goles
Muy recordado fue su penalti fallado ante Corea del Sur en la tanda de los cuartos del Mundial 2002, que lanzó con sólo 20 años
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Joaquín buscará el récord de partidos en Primera
Hay que ser realmente bueno para debutar ante tu público en Primera División con 20 años y apenas un mes, y marcar uno de los goles del triunfo. Y a la siguiente jornada, de nuevo en casa, volver a ver puerta en un segundo triunfo. Joaquín Sánchez (ya se había ganado el fervor bético la campaña anterior en Segunda, después de que Fernando Vázquez diera rienda suelta a su talento innato) lo hizo en Heliópolis para terminar de entrar en el corazón del Betis y no salir de él jamás. Llegó el Espanyol el 9 de septiembre de 2001 y Joaquín lo vacunó. Y seis días después compareció el Real Madrid, el verdugo del Betis un año y medio antes, y también lo vacunó el rubio chaval de El Puerto.
Su eclosión en Primera, en aquel admirable Betis de Juande Ramos que pugnó por la Champions hasta bien entrada la primavera y que se clasificó para la Copa de la UEFA (jugó 34 jornadas, con 5 goles, todos en la primera vuelta), llamó la atención de todo aquel que no anduvo atento a sus primeras carreras en el primer equipo verdiblanco para ayudarlo a ascender. Él y Capi fueron dos potros desbocados, preñados de desparpajo y calidad, que encontraron acomodo en la selección española que José Antonio Camacho estaba pergeñando para el Mundial de Corea y Japón 2002.
Joaquín debutó de rojo el 13 de febrero de ese 2002 en un amistoso España-Portugal en el barcelonés estadio Lluís Companys, vulgo Montjuïc, en el que jugó el partido completo. Formó con Casillas, Curro Torres, Puyol, Nadal, Sergi Barjuán, Baraja, Xavi, Vicente, Tamudo y Morientes. Curiosamente, dos de sus compañeros entonces, Xavi y Baraja, son actuales entrenadores de Primera y, si no media una destitución en el caso del segundo, se las verán con Joaquín esta Liga en la visita al Camp Nou y en el cierre de la temporada en el Benito Villamarín, que supondrá el broche de platino a la carrera de 23 años del portuense.
Tras el debut, Joaquín tomó parte en los otros dos ensayos antes del Mundial 2002, a domicilio ante Países Bajos (1-0) e Irlanda del Norte (0-5) y actuó medio tiempo e cada uno. Su fantástico rendimiento en la temporada le abrió con todo merecimiento un hueco en la Copa del Mundo, donde las circunstancias le jugaron una malísima pasada. No jugó en las victorias iniciales ante Eslovenia y Paraguay, que lo llevaron a ser titular en el tercer encuentro de la fase de grupos ante Suráfrica. Vio en el banquillo la victoria desde el punto de penalti ante los irlandeses en octavos, y sin embargo jugó los 120 minutos largos ante la anfitriona Corea del Sur en cuartos.
Ese 22 de junio, por la mañana en España, Joaquín pudo entrar en la mejor historia de la selección española si el árbitro egipcio Gamal Al-Ghandour no hubiera anulado el gol de Morientes a centro del bético, al opinar que el balón traspasó la línea de fondo. Luego, en la tanda de penaltis, un chaval al que le faltaba un mes para cumplir los 21 años se encontró de repente con la responsabilidad de marcar uno de los penaltis de la tanda. Como se suele decir: los falla quien los tira. Y Joaquín se ganó estar ahí para tirarlo.
Su error, lógicamente, no le penalizó en su futuro con la absoluta. También jugó la Eurocopa 2004 de Portugal de la mano de Iñaki Sáez. Tomó parte ante Grecia (1-1) y Portugal (0-1).
En el equipo de todos los españoles empezó a ser un valor destacado del vestuario por su carácter cordial, expansivo. ya con Luis Aragonés, fue al Mundial de Alemania 2006, donde jugó en los dos últimos partidos de la fase de grupos ante Túnez y Arabia Saudí, y también en la eliminación en octavos ante la Francia de Zidane, a la postre subcampeona.
Cuando la selección debió acometer la clasificación para la Euro 2008, las derrotas en Suecia y sobre todo Irlanda del Norte lo torcieron todo, Luis Aragonés perdió el control del vestuario y optó por dar un giro en la convocatoria que se cobró como gran cabeza de turco a Raúl González, pero también a otros entre los que figuraba Joaquín.
"Luis Aragonés no se portó todo lo bien que se tenía que haber portado conmigo y no te digo por el trato, te digo porque qué menos que me hubiera llamado y me hubiera dicho lo que él pensaba y por qué me dejaba fuera de la selección", confesó en marzo pasado Joaquín en el programa televisivo La penúltima y me voy. Unas declaraciones que provocaron una reacción contraria en la grada del Cívitas Metropolitano cuando el Betis jugó allí pocos días después.
Esos pitos fueron excepcionales. Como excepcional es la carrera futbolística de un jugador con un nivel más que sobrado para haber disfrutado del ciclo de oro que atravesó la selección española de 2008 a 2012. Es la gran espina dentro de un camino cuajado de rosas, muchas rosas.
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