Espanyol-Betis | La crónica

La voracidad del Betis despedaza sus límites (1-4)

  • El desbocado equipo de Pellegrini remonta con su feroz ataque el gol del Espanyol y enlaza otra goleada que lo dispara en el sueño de la Champions

  • Marcaron Borja Iglesias dos goles, uno de penalti, Guido y Willian José

  • Así hemos contado el partido.

Borja Iglesias acaba de hacer uno de sus dos goles al Espanyol.

Borja Iglesias acaba de hacer uno de sus dos goles al Espanyol. / Europa Press

No hay límites para el feroz Betis de Manuel Pellegrini, que ante un desintegrado Espanyol enlazó su segunda goleada seguida en la Liga (1-4), también su tercera alegría de la semana, y toma una distancia ya a tener en cuenta en la aventura que su rabioso fútbol de ataque ha abierto, el de meterse por segunda vez en su historia en la Liga de Campeones. El voraz equipo verdiblanco queda con 40 puntos, a 7 puntos ya de Atlético de Madrid y Real Sociedad y a 8 del Barcelona, aunque con dos partidos más que sus tres perseguidores.

Borja Iglesias en dos ocasiones, la primera de penalti, Guido Rodríguez y Willian José, que aprovechó su salida desde el banquillo, pusieron la firma a los cuatro goles, que elevan ya a 41, nada menos, las dianas de los béticos en 22 jornadas.

El Betis está de durse. En estado de gracia. Imparable. Ahora se tomará un descanso de 13 días, uno por barra, para asimilar lo que el equipo está haciendo y lo más importante: lo que puede hacer. El Sevilla está a cinco puntos con un partido menos. Y antes de retomar la Liga, espera esa lucha a vida a muerte en San Sebastián el 3 de febrero. Por San Blas, el sueño de ganar la Copa alimentarás.

Con respecto al recital de fútbol del martes ante el Alavés, Manuel Pellegrini trocó a los laterales, Sabaly por Bellerín por la derecha y Álex Moreno por Miranda por la siniestra, además de William Carvalho por Guardado.

Y no arrancó el Betis con el vigor y el despliegue de la feliz noche ante los vitorianos. El Espanyol de Vicente Moreno no tuvo remilgos en aguardar en su mediocampo, bien cerradito, cortocicuitando ese fútbol combinativo al son de Sergio Canales, Nabil Fekir y, ojo, William Carvalho, cada vez mejor en el plano físico y con ese tiralíneas para abrir a un lado y otro.

El fútbol verdiblanco tuvo esta vez más dominio que peligro, la movilidad era tibia y la insistencia se focalizó en la banda izquierda, donde insistía Álex Moreno con algún centro al área sin respuesta. No había remate. El Espanyol también atacaba mejor por el flanco de Álex Moreno. En la primera ocasión, una subida de Óscar Gil acabó con un centro demasiado blando al que Raúl de Tomás no pudo imprimir la fuerza que pretendía con su testarazo (2’).

A la segunda ocasión, el buen ariete periquito, que en los instantes finales acabó expulsado, no perdonó. Carvalho y Álex Moreno anduvieron demasiado contemplativos en la banda, Édgar rompió por poco el fiera de juego de Óscar Gil, y De Tomás también se mantuvo por detrás del balón en el momento del centro al corazón del área. Pezzella, que volvió a dar unas preocupantes señales en la colocación y la marca, se dejó ganar la maniobra por el delantero centro, que remató con serenidad desde cerca ante Claudio Bravo, que no tenía posibilidad alguna de responder (14’).

Atacaba más el Betis, mucho más, pero mordía más el Espanyol. Los verdiblancos no se iban a inquietar por el contratiempo, siguieron a lo suyo, Canales se movía por todo lo ancho de la zona de tres cuartos, en sincronización con Fekir, y en una jugada aparentemente inocua llegó la acción que dio un súbito giro al partido. Canales se fue al suelo en el borde del área en uno de tantos intentos en corto, pero el genio, en un alarde de picardía, alargó su muy precisa zurda para que la pelota impactara en el brazo izquierdo de Aleix Vidal, que ya se aprestaba a buscar la pelota y ni se esperaba ese impacto ni tenía modo alguno de evitarlo, por la rapidez de la acción.

La jugada fue tan absurda, que nadie reparó en la ilegalidad con el reglamento en la mano. Nadie, salvo Iglesias Villanueva desde el VAR. Avisó a Alberola Rojas y cuando consultó el monitor sancionó el penalti. Uno de esos penaltis que si te lo pitan en contra, te acuerdas de mucha gente durante muchos días. Borja Iglesias volvió a soltar otro latigazo desde los once metros (31’).

El Espanyol quedó atudido y seis minutos después, Fekir sacó otro buen córner (no sabe sacar mal un balón parado), Sergi Gómez se tragó el vuelo del balón y Guido cabeceó a placer a la red. En un visto y no visto, el Betis se encontró el partido de cara. Y ya nada volvió a ser igual, porque en cuanto el equipo barcelonés se abrió, los heliopolitanos fueron inmisericordes.

Tuvo la enorme virtud el Betis de no dar ni medio paso atrás tras el descanso. Fekir, en una contra de Canales, y Carvalho en otra buena acción del francés pudieron hacer ya el 1-3 y a los 53 minutos, Borja controló en carrera un taconazo mágico de Canales desde el borde del área y remachó ante Diego López.Y tampoco plegó velas el tercero de la Liga tras ese tercer golpe. Porque el Betis, cuando disfruta, y lo hace mucho ahora, va y va y va. Carvalho robó, Fekir asistió y Willian José, relevo de Borja, abrochó el 1-4. Tello tuvo hasta tres para el quinto. La voracidad de este equipo, que dejó al Espanyol como un destrozado muñeco de trapo, no tiene límites. Literalmente.

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