Las enfermedades cardiovasculares provocan un tercio de las muertes en España: consejos y cómo prevenirlas
Afectan a nivel mundial, pero gracias a muchos fármacos y atención primaria se previenen muchas muertes
Parece un estetoscopio convencional, pero es la solución para evitar miles de infartos en segundos
Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte a nivel mundial, según el informe del Estudio de la Carga Mundial de Enfermedad (GBD). Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), han advertido que una de las principales causas es la hipertensión que afecta a millones de personas en el mundo. El 29 de septiembre se celebra el día del corazón y, estas son las principales enfermedades cardiovasculares y los factores que la pueden producir y como intentar reducirlos.
Principales enfermedades cardiovasculares
- Cardiopatía coronaria: afecta a las arterias del corazón, pudiendo provocar infartos y anginas de pecho.
- Enfermedades cerebrovasculares: incluyen accidentes cerebrovasculares (ictus) tanto por isquemia como por hemorragia, es decir, tanto por obstrucción como por rotura de vasos sanguíneos a nivel cerebral.
- Insuficiencia cardiaca: se produce cuando el corazón, concretamente el miocardio, no puede bombear sangre de manera eficaz.
- Arritmias: son alteraciones de la frecuencia cardiaca o del ritmo cardiaco, que pueden incrementar el riesgo de complicaciones graves. Es decir, el corazón late demasiado rápido, demasiado lento o de manera irregular.
- Enfermedades vasculares periféricas: afectan a los vasos sanguíneos de las extremidades, ocasionando problemas de circulación que pueden llegar a ser muy severo.
Estas condiciones pueden originarse a partir de procesos como la aterosclerosis, que supone la formación de placas de ateroma en las paredes arteriales (formadas principalmente por depósito de colesterol, células sanguíneas y calcio), lo que reduce el flujo sanguíneo y aumenta la probabilidad de obstrucción.
Cómo minimizar los riesgos
Con el paso de los años, las arterias pierden elasticidad y pueden endurecerse. Los hombres suelen presentar un mayor riesgo en edades tempranas, mientras que en las mujeres el riesgo aumenta tras la menopausia. Es una enfermedad que pasa de generaciones en generación. Así que se debe visitar al médico de manera preventiva y seguir sus consejos.
La presión arterial elevada somete a las paredes de los vasos sanguíneos a un estrés constante, lo que provoca microlesiones y favorece la acumulación de placas en las arterias. Y los niveles elevados de colesterol total y triglicéridos pueden dar lugar a enfermedades coronarias, por el aumento de la formación de placas de ateroma en estas arterias, las coronarias. Por su parte, tanto la diabetes tipo 1 como la diabetes tipo 2 -la más prevalente en la población adulta- incrementan significativamente el riesgo cardiovascular.
El humo del tabaco contiene sustancias tóxicas que dañan la capa interna de los vasos sanguíneos, provocan inflamación y favorecen la formación de coágulos. De igual manera, la exposición a la contaminación del aire incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, ya que las partículas contaminantes que respiramos pasan a la sangre y también pueden dañar la capa interna de las arterias haciendo que se estrechen y se endurezcan.
La falta de actividad física no solo contribuye al aumento de peso y la obesidad, sino también a la reducción de la masa muscular y de la capacidad del corazón para funcionar de manera eficiente. Una alimentación rica en grasas saturadas, azúcares y sal, y pobre en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables incrementa la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiacas. Además, el exceso de grasa corporal, especialmente en el área abdominal, incrementa la carga de trabajo del corazón y se asocia a un deterioro del sistema cardiovascular.
El estrés prolongado eleva los niveles de hormonas como el cortisol, lo que puede incrementar la presión arterial, elevar la glucosa en sangre y favorecer la acumulación de grasa abdominal. Por su parte, la falta de sueño o la apnea obstructiva, están asociados con un mayor riesgo de hipertensión, obesidad y diabetes.
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