Cómo gestionar la culpa cuando no quieres seguir el mismo camino que tu familia
Es fundamental entender el concepto de familia para ser capaces de decidir sobre qué cosas debemos de hacer sin necesidad de seguir el mismo camino que los progenitores.
Síndrome del nido vacío: cómo lo viven los padres y cómo lo viven los hijos
No seguir el mismo camino que los padres o, lo que los progenitores quieren porque consideran que es mejor conlleva a que los hijos tengan un sentimiento de culpa que no sepan cómo gestionar. Todos los valores, creencias y tipos de personalidad es lo que se considera que está bien y que viene impuesto desde que somos pequeños, sin embargo, cada individuo es diferente y cada uno muestra inquietudes diferentes y lo que hace feliz a uno a otro quizás no.
La familia tiende a idealizar la vida de los hijos para que sea perfecta o tratando de equilibrar errores pasados, pero se olvidan por completo de la felicidad. En la etapa adulta se debe trabajar todo aquello que genera culpa en las relaciones familiares, para que vaya disminuyendo poco a poco y este sentimiento desaparezca por completo.
Es muy importante trabajar el concepto de familia, tanto la primera y la relación con los padres y la actual con la pareja o el núcleo de cada uno haya decidido construir. Es la única forma de favorecer los lazos futuros con los hijos sin transmitir ese sentimiento de culpa ni caer en los mismos errores que hayan cometido con uno mismo.
Cinco factores de una familia que genera bienestar
La psicóloga Mariana Cortines propone cinco indicadores que hacen pensar que se está en una familia que genera bienestar.
- Se puede hablar de todos los temas (incluso los temas difíciles): Este tipo de familias prefieren la conversación antes que el silencio. Se sienten más “cómodas” abordando lo que sucede, en lugar de guardarlo en silencio. Entienden que hay temas y situaciones complicadas, pero están dispuestos a abordarlos juntos, generando tranquilidad entre los miembros.
- Está permitido hablar sobre emociones: Hay lugar para expresar los sentimientos. Hay un clima que permite compartir cómo se siente cada uno, generando un ambiente seguro y respetuoso para la gestión de sus emociones.
- Se produce un aprendizaje cuando alguien cuestiona las reglas o normas de la familia: Una persona dentro de la familia puede no estar de acuerdo con las “reglas” o normas que reinan en la familia. El resto de la unidad, lejos de rechazar por sistema lo distinto o diferente, está dispuesto a escuchar qué puede estar pasándole a ese miembro de la familia. Se escuchan los argumentos a favor y, también, los argumentos en contra de esas normas familiares.
- Existe flexibilidad ante el cambio: Cuanto más “sana” es una familia, más flexible es para aceptar aquellos cambios que sobrevienen, aunque sean repentinos como una enfermedad, una pelea o una discusión. Y si hace falta cambiar algo en el funcionamiento familiar para acoger ese nuevo evento o situación…
- Se puede mantener lo esencial: la familia que es “sana” emocionalmente hablando, sabrá mantener sus valores fundamentales hasta en situaciones de cambio. Digamos que existe cierta solidez o seguridad hasta cuando hay eventos estresantes en la familia. Aunque las cosas estén, en cambio, lo importante permanece.
Referencias bibliográficas:
- La familia, ¿es siempre lo primero? https://www.popempower.com/culpa-familiar-bienestar-emocional/
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