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Las bajas temperaturas pueden complicar la diabetes: ¿cómo afecta el frío a la glucosa?

Frío y glucosa / Freepik

¿Habías pensado alguna vez que la temperatura ambiental influye directamente en los niveles de glucosa en sangre? Esto quiere decir que las personas que normalmente tienen problemas con la compensación de dichos niveles pueden presentar desajustes cuando bajan las temperaturas, sobre todo, si es un descenso brusco.

Los cambios estacionales representan un factor clave en el control de la diabetes, así que es importante que estas personas tomen precauciones con las que poder adaptarse al clima del momento.

Por lo que respecta al invierno, hay que tener en cuenta que el frío suele dificultar la absorción de la insulina debido a que los vasos sanguíneos se contraen en el lugar de la inyección, lo que puede alterar su efectividad. Y esto conlleva unos riesgos que pueden complicar la enfermedad.

Riesgos del frío para las personas con diabetes

Según declara la doctora María José Picón, que es vicepresidenta de la Sociedad Española de Diabetes (SED) en el portal Infosalus, las personas con diabetes que presentan problemas circulatorios pueden experimentar mayores dificultades durante los meses fríos.

Lo que sucede es que las bajas temperaturas pueden afectar el flujo sanguíneo en las extremidades, especialmente en los pies, debido a la vasoconstricción, lo que aumenta el riesgo de lesiones o infecciones.

"Los cambios bruscos pueden generar desajustes significativos en el control de la diabetes"

En el caso de quienes padecen neuropatía diabética, la sensibilidad alterada puede convertirse en un problema serio en invierno. Estas personas pueden no percibir correctamente el frío o el calor, lo que las expone a quemaduras accidentales al usar fuentes de calor como estufas o braseros. Por eso es muy importante extremar las precauciones y evitar lesiones.

Consejos para el invierno: cómo protegerse del frío

Para minimizar estos riesgos, la especialista de la Sociedad Española de Diabetes (SED) recomienda prestar especial atención a la protección de las manos y los pies con guantes y calcetines térmicos, asegurándonos de que no ejerzan demasiada presión. También sugiere mantener la piel bien hidratada y estar atentos a cualquier cambio en su coloración o la aparición de heridas.

En cuanto al control de la glucosa, es esencial observar si se producen variaciones en los niveles y, de ser necesario, ajustar el tratamiento en consulta con el equipo médico. "La persona con diabetes es la que más fácilmente se va a dar cuenta de estos cambios y lo debe comunicar al equipo sanitario", destaca la doctora.

Aunque las modificaciones en los niveles de glucosa suelen ser graduales y vinculadas al ritmo estacional, es importante tomar precauciones adicionales, por ejemplo, si se viaja a destinos con temperaturas muy distintas a las habituales, ya que los cambios bruscos pueden generar desajustes significativos en el control de la diabetes.

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