Coronavirus

¿Qué es el nervio vago?, el posible causante de la covid persistente

Personal sanitario UCI

Personal sanitario UCI / EFE

La mayoría de personas se recuperan completamente tras la infección aguda por COVID-19. Sin embargo, algunas sufren secuelas posteriores a la infección. Se trata de la conocida como 'Covid persistente', 'Long Covid' o 'síndrome de COVID postagudo'. Esta afección auna el conjunto de síntomas y complicaciones en la salud y/o síntomas persistentes semanas y meses después de la infección inicial por coronavirus.  Aunque ya existen algunos padecimientos o sintomatología recurrente entre aquellos que la padecen, su alcance y  potencial sigue siendo un campo por investigar entre los expertos de salud de todo el mundo. En un nuevo estudio, se ha descubierto que los síntomas relacionados con el COVID persistente podrían estar vinculados con los efectos del virus SARS-Cov-2 en el nervio vago, uno de los nervios multifuncionales más importantes del cuerpo. Pero, ¿qué es y qué función cumple este nervio en nuestro organismo? y, ¿por qué puede ser relevante para el futuro de la investigación en el tratamiento de la Covid?

El nervio vago, que se extiende desde el cerebro hasta el torso y llega al corazón, los pulmones, los intestinos y varios músculos, es responsable, entre otras muchas funciones, del control del ritmo cardíaco, el habla, el movimiento de los alimentos a través de los intestinos y la sudoración.

Entre otras funciones, el nervio vago participa en la inervación de los músculos encargados de la deglución y la fonación. Y principalmente tienen funciones motoras y sensitivas en los órganos torácicos, y abdominales, es decir al corazón, intestinos, los vasos sanguíneos de la zona, pulmones y seno carotídeo.

Entonces, debido a todas las tareas mencionadas, cuando el nervio vago se afecta, la afección conocida como disfunción del nervio vago (DNV), podremos encontrar grandes disfunciones en el cuerpo, ya que tanto la comunicación oral, el gusto, el corazón, esófago, laringe y faringe se encontrarían alterados por falta de inervación motora, sensitiva y visceral.

Los autores proponen que la disfunción del nervio vago mediada por el SARS-CoV-2 podría explicar algunos síntomas del COVID persistente, como la disfonía (problemas de voz), la disfagia (dificultad para tragar), los mareos, la taquicardia, la presión arterial baja y la diarrea.

''La mayoría de los sujetos con COVID persistente que presentaban síntomas de disfunción del nervio vago tenían una serie de alteraciones estructurales y/o funcionales significativas y clínicamente relevantes en el nervio vago, incluyendo su engrosamiento, problemas para tragar y síntomas de alteración de la respiración'', escriben los autores.

RESULTADOS

El estudio, que está en curso y aún recluta pacientes, comenzó con el análisis de las 22 primeras personas con síntomas de DNV (10 % del total) atendidos en la Clínica de COVID persistente del Hospital Germans Trias entre marzo y junio de 2021.

De los 22 sujetos analizados, 20 (91 %) eran mujeres con una edad media de 44 años. Los síntomas más frecuentes relacionados con la DNV fueron: diarrea (73 %), taquicardia (59 %), mareos, disfagia y disfonía (45 % cada uno), e hipotensión ortostática (14 %). 

Seis de los 22 pacientes (27 %) presentaban alteraciones del nervio vago en el cuello mostradas por ecografía, incluyendo tanto el engrosamiento del nervio como el aumento de la "ecogenicidad", que indica cambios reactivos inflamatorios leves.

Una ecografía torácica mostró un aplanamiento de las "curvas diafragmáticas" en 10 de 22 (46%) sujetos (lo que se traduce en una disminución de la movilidad diafragmática durante la respiración, o más sencillamente en una respiración anormal). La función alimentaria y digestiva también se vio afectada en algunos pacientes, ya que 13 de los 18 evaluados (72 %) tenían una pantalla positiva de disfagia orofaríngea autopercibida, es decir, problemas para tragar.

OTRAS HIPÓTESIS

No se conoce muy bien el mecanismo que lo desencadena, aunque hay tres hipótesis principales:

  • El virus se mantiene en el organismo, originando una infección latente o crónica.
  • La infección desencadena una tormenta inflamatoria, generando una respuesta inmunitaria inflamatoria tardía.
  • La existencia de autoanticuerpos, alterando la función inmunológica.

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