Contrapunto

Bocadillo de recuerdos con el número 6 de los Panaderos

Pive Amador, en la entrada de la capilla de los Panaderos.

Pive Amador, en la entrada de la capilla de los Panaderos. / José Ángel García

EN el Compendio General de las Cofradías (Renacimiento/Espuela de Plata), obra de Jesús Luengo Mena y Juan Pedro Recio Lamata, se dice que la hermandad de los Panaderos abandonó su capilla de la calle Orfila entre 1959 y 1963 para trasladarse a la iglesia de san Martín, sede parroquial de la Lanzada.

Esas fechas se corresponden con el relato cofrade de Pive Amador (Sevilla, 1950), músico y estudioso de la música, pionero del rock andaluz y folclorista televisivo de la copla. Su padre, Antonio Amador Calvo, tratante de ganado, llegó a ser mayordomo y hermano mayor de los Panaderos. Lo introdujo en la hermandad su abuelo José Amador, domador de caballos, al que Pive debe su nombre de pila.

La relación de su familia con la cofradía fue tan directa que "fui antes hermano de los Panaderos que persona legal". E incluso llegó a ser fiscal de paso de la Virgen, "el encargado de darle las instrucciones al capataz para que parase en tal sitio y también de recaudar el dinero para estimular económicamente a los costaleros, que eran la mayoría albañiles y cargadores del muelle". Sigue siendo hermano de los Panaderos, aunque muy joven dejó de salir de nazareno. "El año pasado me invitaron solemnemente a presenciar desde un balcón la salida de las imágenes, pero no acepté. Tengo el número seis, no quiero preguntar por miedo a enterarme de que alguno de los hermanos que me preceden hayan muerto. Nunca he sido número uno de nada y mejor así".

Su padre nació en 1920, el mismo año que Woyjtila, y muere en 1982, el año que el pontífice polaco visita Sevilla ya como Juan Pablo II. "Mi padre estaba tan entregado a la hermandad que hasta se arruinó, tuvo que empeñar su hacienda". Todo empezó con unas obras en la calle José Gestoso. "Doña Juana, la señora que vivía junto a la capilla, llamó a mi casa. Parte de la iglesia había sido destruida por esas obras. La Virgen de Regla se salvó milagrosamente porque estaba fuera de su sitio para un culto. Recuerdo el cortejo tan triste hasta San Martín".

Pive Amador simultaneó la pertenencia a los Panaderos con su vinculación más consciente y madura a los Gitanos. Lo ha sido todo para Silvio, nazareno del Cachorro: productor, mánager, batería, letrista y hasta co-biógrafo (Vengo buscando pelea, con Alfredo Valenzuela). Con el rockero más universal de Sevilla tendió puentes cofrades. "En una entrevista le preguntaban a Silvio que por qué se consideraba mariano y respondía que si hubiera nacido en Rusia sería ruso, pero había nacido en Sevilla". Y recuerda una frase de su amigo, "Silvio decía que Cristo es la mejor costumbre", sutileza teológica propia de Bernanos o Papini.

El mundo de las cofradías es fundamental en su formación musical. "Mi generación y la de Silvio, que era cinco años mayor que yo, entramos en el mundo del rock gracias a la música de la Semana Santa. Entonces no había Conservatorios en Sevilla ni la cultura musical de hoy en día. En un programa que tuve en Caligari Films preguntaba a los músicos por el primer sonido que recordaban. Silvio ni se lo pensó: los tambores de la Semana Santa".

Vivió por dentro la vida de una cofradía. "Eran los únicos sitios donde se practicaba la democracia, donde se votaba, viví la parte chunga de la democracia y me salí. Cuando mi padre era hermano mayor, algunos decían que yo le escribía los discursos”. A Silvio le escribió muchas veces, a su padre jamás. Era una Semana Santa muy diferente. "Yo viví la última época en la que la Semana Santa no estuvo de moda. Lo que se puso de moda fue irse a la playa en esas fechas. Salías a ver la Veracruz y había cuatro gatos, era lo de Machado, Sevilla sin sevillanos. La Madrugada salía con mi padre a las cuatro de la mañana y a las seis las habías visto todas sin bulla". El cambio más revolucionario para Pive no vino con el Concilio ni con los hermanos costaleros, sino con el cambio del capirote de cartón por el de plástico.

Música y Semana Santa. Silvio hizo un pregón cantado con todas las advocaciones marianas. "Mi pregón es el tema de la Pura Concepción que antes que Roma Sevilla proclamó". El punto de partida de una de las canciones era una marcha procesional; para la otra invirtieron el proceso y a partir de una canción profana, Stand by me (Quédate conmigo) Silvio, más mariano que nadie, le cantaba a todas las Vírgenes de la ciudad. El primer tema se tituló Swing María, que utilizó Félix Machuca en uno de sus libros.

Ego Sum Panis Vivus, se lee en latín en la capilla de los Panaderos. Pasaron por diferentes templos hasta que se fusionaron con la hermandad de san Andrés, patrono de los alarifes. Pive Amador nace en 1950 y en 1952 el Régimen decreta el final del racionamiento del pan. Admite que hubo un tiempo en el que vivió con entusiasmo ese mundo cofrade, "entusiasmo que en griego significa literalmente metido en Zeus".

De esa vinculación familiar conserva un cuadro al óleo de la Virgen de Regla, titular de la hermandad, emparentada con la de Chipiona. Una Virgen de los Panaderos que vivió su bienio de gloria: en 2010 fue coronada canónicamente; en 2011 viajó a Madrid para participar en la Jornada Mundial de la Juventud presidida en Cuatro Vientos por el papa Benedicto XVI. El nombramiento del sucesor de Ratzinger, el argentino Jorge Mario Bergoglio, lo conocimos Pive y este periodista en la tramoya del teatro Quintero haciendo un reportaje sobre nuevas voces de la copla.

Volviendo a Machado, en Pive convivieron las dos Españas. Su padre, el hermano mayor de los Panaderos, nació en Los Palacios, nieto de un cacique que al verse soliviantado al proclamarse la República por jóvenes izquierdistas les dijo que todos ellos eran hijos suyos. Su abuelo materno fue carabinero y murió fusilado por orden expresa de su antiguo jefe, Gonzalo Queipo de Llano.

La Semana Santa no tiene para Pive contraindicaciones musicales ni ideológicas. "Nunca fui comunista, pero con mi amigo Antonio Falcón, que sí pasó por ahí, hablábamos de que no había ninguna contradicción por ser de izquierdas y salir de nazareno o montar a caballo en la Feria. Como decía Vázquez Montalbán, contra Franco vivíamos mejor. Por lo menos teníamos algo en común".

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