El Palquillo

El acabose con el que empezó todo

  • Colas interminables en los templos de los que salían los titulares que participaron en la mágica Madrugada

Mañana clásica de colas en los templos

El C3 va a la Macarena y el C4 a Triana. La glorieta donde estas líneas tienen parada se llama Duquesa Cayetana de Alba, que remite al santuario de la Salud y las Angustias. Allí reposan las cenizas de quien fue camarera de la Virgen y benefactora de la hermandad de los Gitanos. “De los casi siete mil hermanos, gitanos hay 352”, dice el gitano Curro González, sobrino-nieto de Gitanillo de Triana y hermano gemelo de Manolo González, hermano mayor de la Estrella. “Los dos somos del 2ªF de BUP del instituto Bécquer del que salió la cuadrilla de costaleros de la Estrella”.

José Moreno, hermano mayor de los Gitanos, estaba ayer de enhorabuena: con pocos minutos de diferencia recibió las visitas del alcalde y del arzobispo. Juan Espadas, acompañado por Juan Carlos Cabrera, delegado de Fiestas Mayores, y por Luis Duarte, director del distrito Casco Antiguo, aprovechó para interesarse por las desaplicaciones, que diría Vicente Cantatore, del carril-bici en la Ronda esquina con la calle Mateos. Juan José Asenjo dio a entender que los cristianos, en tanto que perseguidos, fueron los primeros gitanos. Recordó que la tarde del Jueves Santo Jesús instituyó el ministerio sacerdotal al nombrar a los doce apóstoles “los primeros sacerdotes”. A la salida, comentó que alguien le ha sugerido que hable con Podemos “para que dejen de meterse con la Iglesia”. Le acompañaban Marcelino Manzano, delegado para las hermandades, y el presidente del Consejo de Cofradías, Joaquín Sáinz de la Maza, al que le dio la bula de dos minutos para acabar el cigarrito.

Ambiente en La Macarena. / Vídeo: Juan Carlos Vázquez

La cola de la Macarena era una sierpe que iba por Bécquer, torcía por Fray Luis Sotelo y llegaba hasta Escoberos esquina con Parras, la mítica desembocadura de la emoción. En la cola, José Antonio Filter, cronista de Cañada Rosal y presidente de la asociación de cronistas locales de la provincia. En su pueblo, una de las nuevas poblaciones de Carlos III, los patronos son San Joaquín y Santa Ana, como en Triana. El restaurante chino Gran Muralla Macarena es un fantástico ejercicio de sincretismo. No se cabe en los bares Arco y Esperanza. Juan Salas Tornero es macareno por parte de madre, de la calle Parras, y trianero por parte paterna. Desde hace casi medio siglo, cada Jueves Santo visita las dos hermandades, además de Carretería y Negritos. El portavoz del PP, Alberto Díaz, llega a la basílica. El Miércoles Santo acompañó al Cristo de Burgos en la representación institucional y no con la túnica de nazareno que tantos años ha llevado desde que su padrino de bautizo, un burgalés de Castrojeriz, lo hizo hermano.

La junta de gobierno de la Hiniesta atraviesa la Alameda con dos ramos de flores. Son para el Gran Poder. El hermano mayor, José Antonio Romero, explica que lo hacen con los Gitanos, por vecindad, con los Negritos “de siempre” y con Montesión “porque en los años cuarenta nos prestábamos no sólo enseres, sino incluso los pasos”. La cola del Señor, primera salida después de la extraordinaria de noviembre, llega hasta el Conservatorio. Manuel García, conserje desde cinco días antes del 23-F, lo tenía como los chorros del oro con 250 cruces de otros tantos nazarenos que saldrían por la calle Pescadores. El hermano mayor, Félix Ríos, recibía al alcalde Juan Espadas y su séquito.

Preparativos en la basílica de El Gran Poder.

Preparativos en la basílica de El Gran Poder. / Vídeo: Juan Carlos Vázquez

“Silencio, pueblo cristiano”. La placa en San Antonio Abad recuerda que así comenzaba la saeta que allí mismo cantó Manuel Centeno y que desde 1955 es sintonía del programa cofrade Saeta de la cadena Cope. Búcaros en el interior de la iglesia para la noche más larga del día más corto porque lo que se vive tan intensamente pasa como un cometa.

Por la calle Alfonso XII decía Antonio Cascales que entró el siglo XIX en Sevilla. La entrada está justo frente al Corte Inglés. El templo y los mercaderes, la parábola sin fin. Hay rezagados. Una madre entra con su hijo en la casa-hermandad con una bolsa de La Casa del Nazareno. Del Calvario al Silencio, junto al antiguo bar Arsenio, vuelve a su iglesia Eduardo Ybarra. Cuatro generaciones de hermanos mayores del Silencio lo contemplan: su bisabuelo, su abuelo, su padre y tocayo, don Eduardo Ybarra, maestrante de Tussam, y en la actualidad su hermano Alberto Ybarra.

La iglesia de la Magdalena es un reclamo proustiano del tiempo recuperado, que en Semana Santa es un preciso reloj de vivencias, una cuenta atrás impecable e implacable, gozosa aunque conmemore el acabose con que empezó todo. El significado del Calvario. Para un antropólogo es una mina el cruce de miradas: los que llevan años viendo lo mismo, tan diferente, y los que se estrenan en la visión. En la Magdalena fue consagrado obispo de Chiapas el dominico sevillano Bartolomé de las Casas. Se juntan la aglomeración en la puerta de la iglesia, el cierre discreto de la Quinta Angustia, la curiosidad de las camareras del Colón y la cola en la capilla de Montserrat, donde se hace thriller la novela cofrade de Fernando Carrasco. Las mantillas reinan por doquier, para asombro de las cámaras foráneas. Belleza y respeto, una mezcla encomiable en tiempos en los que se comercializa lo bello, se envilece, se banaliza. Mantillas en El Cairo, donde los faraones son de Villalba del Alcor. No estaría de más un crespón negro por los cristianos coptos asesinados en la capital egipcia el Domingo de Ramos. Somos cristianos privilegiados. “Es verdad que no estamos perseguidos”, dijo Asenjo en los Gitanos, egipcios en alguna acepción etimológica, “pero vivimos tiempos de acoso. Hoy no es fácil ser cristiano”.

La gente mira la Giralda por el esternón del Juan Belmonte que esculpió Venancio Blanco y preside el Altozano. El pasmo de Triana nació en la calle Feria. La hermosa dualidad. Son las dos y media de la tarde y la cola para ver a la Esperanza de Triana y a su hijo de las Tres Caídas llega por Pureza a la casa donde nació Antoñita Colomé, precursora de Paz Vega como trianera en la meca de Hollywood. Hay gente que descubre en la cola que en esta calle nació Antonio Machado Álvarez, el padre del folclore andaluz y de los Machado. Su sobrenombre científico, Demófilo, da nombre a un premio para los mejores trabajos sobre Semana Santa que les permitió a Salazar y Bajuelo fotografiarse con Serrat. Y a Serrat con ellos, faltaría más.Triana es un barrio de Las Palmas y Las Palmas la patria chica de un americanista, Francisco Morales Padrón, que dio el pregón de la Semana Santa. Ayer al mediodía ya había gente acampada en Pureza para ver entre las dos y las tres de la madrugada la salida de la Trianera. Lara tiene 22 años, vive en las Tres Mil Viviendas y con otra docena de amigos cogió el Metro y se plantó en Pureza, en la acera de Zeppelin. “Mi padre es de Triana, de los muchos que se fueron al Polígono Sur”. Se abre paso entre la gente Raúl Gracia, El Tato, torero aragonés que abrió la Puerta del Príncipe. Llega a una cofradía que tuvo de hermano mayor a un torero, Antonio Ordóñez, y no tuvo a su nieto, Francisco Rivera, porque perdió las elecciones.El puente de Triana es un photocool. Lo atraviesa Eva Leal, periodista sevillana que hizo un trabajo sobre Semana Santa de otras ciudades españolas. El año pasado la vivió en Mérida, ha estado en las de Lugo, Cartagena o Cuenca, famosa por sus turbas y la película que rodó Orson Welles. Va camino de la capilla Carlos Telmo, que organizó la boda del torero con la hija de la duquesa de Alba que no se celebró finalmente en Triana sino en la Catedral pero convirtió en literatura el reportaje de Félix Bayón.

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