La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sánchez entra en los templos cuando quiere
Muere Lourdes García Fernández, camarera y hermana número 1 de la Soledad de San Lorenzo
Ella siempre decía que no le hacía gracia eso de tener un número tan bajo en la hermandad. Era un honor, claro, pero también la prueba de que muchos de los niños de San Lorenzo con los que ella se crió, entre ellos varios de sus hermanos, ya habían fallecido. Y tal vez por eso, y porque tenía a su hijo Antonio en el cielo, encendía una palmatoria con una vela "por los hermanos difuntos" cada vez que se encerraba en la capilla para vestir a la Virgen de la Soledad. Un honor que Lourdes García Fernández ha tenido durante 75 años de su vida. Hasta este jueves cuando ha muerto tranquilamente en su casa siendo el número uno de la corporación del Sábado Santo.
Con 89 años ya no acudía tan a menudo a la capilla pero el vestidor de la Virgen, Federico Carrasco, y las camareras que la acompañaban, Inma Benot y Esperanza Fernández, le mandaban una foto cuando estaba terminada de vestir. Y ella daba su toque personal, recomendando un pliegue allá o acá. Tuvo cinco hijos y deja ocho nietos que la recordarán siempre con una sonrisa, porque Lourdes era guasona y su casa de la calle Santa Clara, a pocos metros de la puerta de detrás de San Lorenzo, estaba abierta para ellos. Sobre todo cuando eran pequeños y salían del colegio a la hora de comer.
Con 16 años empezó a ayudar a vestir a la Virgen y era frecuente encontrar por su casa enaguas, pañuelos y toda clase de piezas del ajuar de la Virgen. Ella lo cuidaba y lo preparaba con mimo, teniendo la generosidad de enseñar a las que venían detrás todo lo que aprendió a lo largo de los años. Lourdes sabía que era una privilegiada por poder estar cerca de la Virgen en momentos íntimos, pero jamás alardeó de ello; la humildad era la seña de su identidad. Y, precisamente por eso, llevaba a la Soledad los "recados" que muchos le hacían por el barrio; la gente sabía de su intimidad con la Virgen que ella aprovechaba para rezar de una manera especial. Le cantaba y le bailaba, le contaba las cosas del barrio y la perfumaba con agua de azahar, un aroma que ya se confunde con la Virgen y que todos los soleanos identifican perfectamente.
Tuvo la recompensa de llevarse el cariño de su hermandad que la eligió, por aclamación en un cabildo muy emocionante, como camarera de honor de la Virgen en el año 2023. Con su muerte se marcha un referente para el barrio de San Lorenzo y para la Hermandad de la Soledad. Su funeral se celebrará este viernes 23 de mayo a las 12 en la Parroquia de San Lorenzo.
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