La Agenda 2030 en las hermandades

En su conjunto es una propuesta de modificación del orden mundial, en el que la cosmología cristiana queda aislada y con ella las hermandades

Casablanca

El Caballo de Troya.
El Caballo de Troya. / D. S.

09 de febrero 2025 - 17:02

No me convence la afirmación de que las hermandades son el principal dique de contención frente a la dictadura del relativismo. Utilizando la terminología militar, no se trata de contener el ataque, de defenderse, sino de saltar la trinchera y acometer al contrario hasta expulsarlo del territorio.

Un problema que puede acechar a las hermandades es la autorreferencialidad, concepto muy utilizado por el papa Francisco, que consiste en centrarse en sí mismas, en su día a día, ajenas al mundo exterior, sin visión a largo plazo, resguardadas en la protección del dique.

Desde hace unos años se está introduciendo en la opinión pública el Caballo de Troya de la Agenda 2030, propuesta por las Naciones Unidas, con objetivos aparentemente buenos, pero que en su interior contiene soldados dispuestos a abrir las puertas de la ciudad, a pesar de las advertencias de quienes, como Casandra, advierten del peligro.

Las hermandades siempre deben estar atentas a las opiniones o propuestas que pretendan incidir en la sociedad con afán transformador, analizarlas y formar una opinión para actuar en consecuencia. Es el caso de la Agenda 2030

¿De qué va esa Agenda de la que tanto se habla ahora y muchos políticos proclaman en sus solapas?

Es un programa aprobado por la ONU en septiembre 2015. Se define enfáticamente como «un plan de acción mundial a favor de las personas, el planeta y la prosperidad».

Este plan se concreta en 17 Objetivos de Desarrollo (ODS) y 169 Metas, a conseguir mediante una serie de acciones o programas. Es un paquete cerrado, o se asume en su totalidad o se rechaza,

La Agenda 2030 no habla de las hermandades, pero sí de temas que afectan a las hermandades. En su conjunto es una propuesta de modificación del orden mundial, en el que la cosmología cristiana queda aislada y con ella las hermandades. Según su propuesta la humanidad es maleable y perfectible, siempre y cuando siga los mandatos de un grupo que tiene la capacidad de saber lo que es mejor para el resto: los promotores de la Agenda, una élite que estaría llamada a conducir a la humanidad hacia una perfección que ella misma define, independiente de cualquier referencia objetiva sobre lo que es la persona humana y su naturaleza. Una perfección basada únicamente en lo material y ajena al carácter espiritual del hombre y que pasa también por el sometimiento de toda la humanidad al bien superior de la madre tierra.

La Santa Sede ha querido llamar la atención y advertir sobre las posibles consecuencias negativas de algunos aspectos de la Agenda, como su excesivo idealismo y el sesgoideológico y ha manifestado claramente sus reservas sobre algunos aspectos de la misma, principalmente en lo que se refiere a la concepción del hombre, su naturaleza y dignidad, la sexualidad, el derecho a la vida, la familia y la importancia de los fundamentos del derecho internacional en la interpretación e implementación de la Agenda 2030.

Llama también la atención la Iglesia sobre "el nexo directo entre la aprobación de ayudas y la adopción de ideologías". De esta forma, explica, se da una «imposición de modelos de vida ajenos a la cultura del país y contrarios en ciertos temas». Es lo que Francisco denomina “colonización ideológica”

Volvemos al dique. Se puede constatar que ya se han abierto algunas grietas, incluso se pueden reconocer algún caballo de Troya o "caramelo envenenado revestido de una envoltura atractiva y seductora", como explica Mayor Oreja. En su opinión "el objetivo principal de la Agenda 2030 es el reemplazo, destrucción y sustitución de los fundamentos cristianos de nuestro actual orden social". En esta situación corresponde a las hermandades la detección y análisis de estas corrientes. Conocerlas, formar criterio y extenderlo a los hermanos es parte de la formación que la hermandad debe proporcionar a éstos. Es necesario, siguiendo el consejo de San Pablo: “No dejarse vencer por el mal, sino vencer el mal con el bien (Rm 12, 21)”.  En nuestro caso esto se traduce en empapar con doctrina sana a los hermanos, con el criterio de un buen padre que vela por la seguridad de su familia.

¿Entonces la Agenda 2030 se propone suprimir las hermandades? No, las cosas no funcionan así. Lo que propone es la implementación de un modelo de sociedad en el que las hermandades estarían vacías de contenido y serían irrelevantes, simples organizadoras de cabalgatas de interés turístico.

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