'Pasión y Triunfo', la catequesis teatral de la Vera-Cruz de Alcalá del Río

Una catequesis sobre las tablas. La Hermandad de la Vera-Cruz de Alcalá del Río tiene muy clara cuál sigue siendo su función más de 500 años después de su fundación: evangelizar. Y lo hace por todos los medios posibles. Por los más tradicionales -como su ancestral cofradía del Jueves Santo-, por los más modernos (con los dispositivos digitales) o con el teatro. Ésta fue la base sobre la que se planteó hace ya bastantes años la obra Pasión y Triunfo, en la que se representa la vida de Cristo. Una escenificación que no se queda en demostrar la cualidades interpretativas de los participantes, sino en transmitir el mensaje del Hijo de Dios a todos los espectadores que acudieron a esta cita la semana pasada.

La penúltima vez que Pasión y Triunfo se representó fue en marzo de 2020, una semana antes de que se decretara el estado de alarma por la pandemia del Covid. Cinco años han transcurrido para una nueva edición. Un lustro de preparación de una obra en la que se implican más de 200 hermanos, a las órdenes -en el plano artístico- de Paco Buendía, cofrade alcalareño, gran aficionado al mundo interpretativo y, por supuesto, crucero.

El Edificio Vera-Cruz, en la calle Real del municipio ribereño, acogió esta representación desde el pasado jueves 27 al domingo 30 de marzo. Podría afirmarse que hereda el espíritu de los antiguos autos sacramentales, que servían para enseñar al pueblo -entonces iletrado- el Evangelio a través del teatro. En pleno siglo XXI el objetivo sigue siendo el mismo, aunque, evidentemente, la sociedad ha cambiado. Una sociedad mucho más secularizada, con mayor nivel cultural y totalmente digitalizada. Aspectos que se tienen en cuenta desde el primer momento en esta escenificación.

Un relato muy verosímil

Por citar dos de los momentos que logran meter al espectador en escena, cabe mencionar el de la Última Cena, cuando Cristo se reúne con los 12 apóstoles y comparte con ellos el pan y el vino. El relato resulta tan verosimil, las miradas de los intérpretes tan cómplices y el papel de quien interpreta al Hijo de Dios tan profesional, que se puede aseverar, sin caer en la exageración, que muchos de los presentes pudieron sentir en su piel el ambiente de melancolía y despedida que embriagaba este pasaje, de gran carga simbólica en el plano eucarístico.

El otro momento, sin duda, el de la Pasión y Muerte de Cristo, desde su aparición con la cruz a cuestas en mitad del público, su paso por la Calle de la Amargura (un cuadro barroco) hasta su Crucifixión. Escenas a cuyo dramatismo contribuye claramente la coral de la propia hermandad con sus cantos, además del acertado uso de la iluminación.

El otro mensaje, además del relato allí representado: la unión, implicación y compromiso de una hermandad para sacar adelante de nuevo este ambicioso proyecto. Una lección para muchas cofradías de la provincia y de la propia capital. La Vera-Cruz de Alcalá del Río, un ejemplo a seguir.