Embajada extremeña en el barrio del Arenal

JAMÓN REAL

Durante años, la receta de una torta gruesa y esponjosa a base de yema de huevo, almendra y azúcar permaneció escondida en un baúl hasta que en los años 40 fue descubierta por la fundadora de la pastelería Casa Fuentes, un negocio familiar que aún hoy sigue funcionando en el municipio extremeño de Olivenza. Este dulce se llama técula mécula y es sólo uno de los ejemplos de la cocina extremeña que puede encontrar en el restaurante Jamón Real, ubicado en pleno barrio del Arenal -a unos pocos metros de La Maestranza- y que se ha convertido en el mejor embajador de la comunidad vecina en Sevilla.

Al frente del negocio están Lucrecia Hernández y Fernando Gómez, un matrimonio sevillano pero descendiente de extremeños que han continuado la labor que en 1987 iniciaron los padres de él. "En mi familia nunca se habían dedicado a la hostelería pero abrieron una tienda-bar en la calle López de Arenas que luego fue evolucionando hasta que nos mudamos aquí en el año 1991", explica Fernando.

En cada rincón del restaurante hay un detalle que, por pequeño que sea, recuerda que por las venas de sus dueños -aunque con corazón sevillano- corre sangre extremeña. La cabeza de un jabalí, cerámicas de Don Benito o un quinqué de la abuela de Fernando que dan al establecimiento -decorado con un estilo mas bien moderno- cierto toque de mesón.

También en la cocina el sabor que predomina es el extremeño porque la carta está elaborada a base de productos de la tierra y en ella no faltan las chacinas - tienen "tanta variedad como se pueda imaginar"- y todas las recetas que han hecho famosa la gastronomía extremeña. Famosas son sus migas, los repápalos y el guarrito frito, aunque los más atrevidos se acercan hasta Jamón Real sólo para pedir las ancas de rana -las tienen fritas o rebozadas-, la prueba de matanza o el rabo de toro.

Por unos 20 euros, cuentan Fernando y Lucrecia, "pueden comer dos personas porque los platos son bastante contundentes". Como otra opción, la mayoría puede degustarse tapeando en la barra, donde le servirán también alguno de los vinos -todos traídos de Extremadura- que hay en la bodega de Jamón Real.

Después de dos décadas frente al negocio, el restaurante se ha hecho ya con una clientela fija pero sigue recibiendo a todos los extremeños que viven en Sevilla así como a sus descendientes y familiares que se desplazan hasta la ciudad en vacaciones. "Aquí hay pocos restaurantes extremeños y les gusta venir porque vienen buscando el sabor de Extremadura".

En el restaurante venden también chacinas y otros productos extremeños como bombones de higo para los que echan de menos este sabor y para los que quieren conocerlo por primera vez.