Carmen Ruiz Garzón, especialista en Cirugía Plástica y Estética: "Sobrevivir a un cáncer no significa sólo seguir viva”
La doctora defiende que reconstruir el pecho tras una mastectomía es una fase esencial de la curación física y emocional
Cada 19 de octubre, el lazo rosa recuerda la lucha constante contra el cáncer de mama. Pero detrás de los tratamientos, de la quimioterapia y las cirugías, hay una parte del proceso que a menudo pasa desapercibida: la reconstrucción mamaria. Para muchas mujeres, es el paso que cierra el círculo de la enfermedad, el que devuelve no solo la forma del cuerpo, sino también la sensación de identidad perdida.
"La reconstrucción mamaria no es una cuestión estética; es una parte esencial del tratamiento integral del cáncer de mama", afirma la doctora Carmen Ruiz Garzón, especialista en Cirugía Plástica y Estética y miembro de la SECPRE. "Sobrevivir no significa solo seguir viva, sino poder hacerlo de la manera más plena posible. Para una mujer, el pecho tiene un peso emocional y simbólico muy grande. Recuperarlo ayuda a sanar también por dentro", afirma rotunda.
Las técnicas reconstructivas han evolucionado notablemente en los últimos años. Ruiz Garzón explica que hoy existen tres grandes grupos de procedimientos: colgajos microquirúrgicos, implantes de nueva generación e injertos de grasa autóloga.
Los colgajos, como el DIEP, permiten trasladar tejido propio desde el abdomen o el muslo con una microcirugía cada vez más precisa y segura. Los implantes, por su parte, han mejorado gracias a materiales más biocompatibles y a la colocación por delante del músculo, reduciendo el dolor y logrando resultados más naturales. El injerto de grasa, además, ofrece beneficios biológicos adicionales. “No sólo aporta volumen, sino que mejora la calidad de la piel, suaviza cicatrices y ayuda a reparar el daño provocado por la radioterapia", explica la especialista.
Ruiz Garzón destaca que la reconstrucción inmediata, realizada durante la misma intervención que la mastectomía, tiene un gran impacto psicológico. "Cuando la paciente sale del quirófano con el proceso iniciado, aunque no sea el resultado definitivo, la sensación de pérdida es menor. Siente que su recuperación ya ha comenzado", sostiene.
El beneficio emocional de la reconstrucción es, según la doctora, incalculable. "Muchas mujeres me dicen que, hasta que no se ven de nuevo con su pecho, no sienten que hayan terminado de curarse. La reconstrucción les devuelve paz, autoestima y ganas de volver a la vida cotidiana. Les permite mirarse al espejo y reconocerse", asegura.
Los estudios confirman que las mujeres reconstruidas presentan menor riesgo de depresión y mayor bienestar emocional. “El pecho es un símbolo de feminidad, de maternidad y de identidad. Recuperarlo no es un capricho, es una necesidad humana de sentirse completa", añade Ruiz Garzón.
A pesar de los avances, no todas las pacientes pueden acceder a una reconstrucción inmediata. En el sistema público, las principales barreras son geográficas y estructurales. No todos los hospitales cuentan con servicios de Cirugía Plástica, lo que obliga a muchas mujeres a ser derivadas a otros centros, retrasando la intervención durante meses o años. En la sanidad privada, las dificultades son económicas. "Muchas pólizas cubren la cirugía oncológica, pero no siempre incluyen la reconstrucción o la simetrización de la mama sana. Esto genera desigualdad y frustración", advierte la doctora.
El cáncer de mama afecta a una de cada ocho mujeres a lo largo de su vida. Para Ruiz Garzón, el reto no es sólo curar, sino garantizar que todas puedan acceder a una reconstrucción adecuada. "El tratamiento no termina con extirpar el tumor. Debemos aspirar a que cualquier mujer, viva donde viva, tenga derecho a recuperarse también emocionalmente. Reconstruir un pecho es reconstruir una vida", afirma rotunda.
En su consulta de Sevilla, la doctora Ruiz Garzón ve a diario esa transformación. Mujeres que llegan temerosas y se marchan con una sonrisa. "Siempre les digo lo mismo: no tengan miedo. La reconstrucción mamaria de hoy no se parece en nada a la de hace quince años. Es más segura, más precisa y más humana. Recuperar su imagen corporal es recuperar su confianza, su energía y su alegría. Y eso, sin duda, también es curarse", sentencia.
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