"Se creó un ambiente de toma de la Bastilla con ETA"
Raúl Guerra Garrido. escritor y fundador de foro de ermua
Noveló el terrorismo etarra en varias obras, fue amenazado por la banda e impulsó el Foro de Ermua
En Lectura insólita de El Capital, premio Nadal, Raúl Guerra Garrido (Madrid, 1935) aborda el secuestro de un empresario por ETA; en La carta, la extorsión del impuesto revolucionario. Después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, fue uno de los fundadores del Foro de Ermua.
-¿Qué quedó de aquello?
-Después del Foro de Ermua, se creó ¡Basta Ya! Esta gente nos hace el favor de que no va a matarnos... de momento.
-¿Qué supuso el Foro de Ermua?
-La respuesta a un estado de ánimo. Es la única vez que la reacción contra ETA ha sido masiva, con un ánimo de linchamiento, de toma de la Bastilla. Después la gente se fue calmando.
-¿Cómo se enteró de la muerte de Miguel Ángel?
-Ese día no estaba en San Sebastián. Recuerdo perfectamente dónde estaba. Había ido a la Semana Negra de Gijón. Dieron la noticia nada más llegar a la explanada de esa feria literaria; bajé la cuesta y me encontraba llorando a moco tendido.
-¿Conocía Ermua?
-De cuando había trabajado en la industria. Recuerdo una anécdota típica de aquellos años de plomo. A la salida del Ayuntamiento, estaba el gran jefe del PNV, Arzallus, que le dijo a un compañero de partido: después del verano hablamos, que esto ya habrá pasado.
-Fernando Aramburu habla en su novela Patria de los asesinatos de Gregorio Ordóñez y Miguel Ángel Blanco. A usted lo tiene como autor de referencia.
-José Luis López de la Calle, otro de los asesinados, era íntimo amigo mío. Un día coincidimos en una librería y me dijo que esas cosas había que escribirlas en lo que llamaba el tercio de balas, que luego le tocaron a él. Lo de Fernando Aramburu está muy bien. Aquellos años fueron de una soledad muy fuerte; éramos muy pocos: Fernando Savater, Jon Juaristi...
-¿Lo consideró un territorio narrativo interesante?
-La primera vez que hablé de ETA en un libro mío, Cacereño, en 1969, la censura franquista borró las siglas. No se podía hablar de eso, y poco después estaba en las portadas de los periódicos.
-Un día se hartó y dijo que no volvía a escribir del País Vasco...
-Siempre decía que me gustaría escribir la novela del post-terrorismo, pero se me han quitado las ganas. La felicidad forma parte del aburrimiento. Hay una maldición gitana sobre eso.
-Atentaron contra la farmacia de su mujer en San Sebastián...
-Echamos el cierre, ya estamos jubilados.
-Cuando el Betis fue en 1997 a jugar en Dinamarca, alguien llevaba su novela Copenhague no existe.
-Un sobrinillo danés vino a San Sebastián para aprender español. Delante de los niños que estaban jugando, una pareja acribilló a un coche-patrulla de la Policía Nacional, dejaron tiesos a los cuatro. El niño tardó un mes en recuperar el habla. Un sobrino de Delibes también lo vivió. Un hermano del escritor vivía al lado de nuestra casa.
-¿Qué hay detrás de tanto horror?
-Lo del árbol y las nueces.
-Miguel Delibes y usted tienen el Nadal...
-Él tiene un puesto de honor en la literatura y yo me he dado el gustazo de escribir unos cuantos libros. Gané el primer Nadal después de la muerte de Franco.
-¿Temió por su vida?
-Con La carta tuve muchos problemas. Mi mujer es mi primera lectora. Cuando lo acabé le dije: Si te atreves, lo publico; si no te atreves, lo quemo ahora mismo.
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