Una devoción de altos vuelos

Calle Rioja

Tradición. Los cuatro hermanos Caro pasaron por Iberia. Pepe, el mayor, cuenta la historia de la Cruz de Paterna, a la que desde 1981 llega una avioneta con flores.

José Caro, con el libro del que es autor abierto por la página con la foto de la avioneta y la banda de la Legión.
Francisco Correal, Sevilla

01 de junio 2012 - 05:03

En el aeropuerto de San Pablo se oía hablar más de Paterna del Campo que de Fráncfort o de Orly. Ya se encargaban los hermanos José, Juan, Antonio y Manuel Caro de Paz, naturales de esa localidad de la provincia de Huelva y destinados en la terminal aérea, respectivamente, en venta de billetes, jefes de mercancías, de facturación y conductor de pista.

Una embajada en la que muchos viajeros se han familiarizado con la Cruz de la Victoria de Cristo, una de las tradiciones festivas más singulares de la Baja Andalucía. Pepe Caro, primogénito de la estirpe voladora, dedicó dos años a contar la historia de la Cruz. Él nació en 1942 en la calle de la Cruz, un año después de que en 1941 fuera investida con el nombre de Cruz de la Victoria de Cristo a imitación de la que protegió a don Pelayo en Covadonga.

"Mi madre fue moza de bandera, es la que llevaba el estandarte", dice Pepe Caro. Es la que llevaba el estandarte. Las primeras noticias de la Cruz se remontan a 1925. "En Paterna hay muchas fiestas", dice este paternino, "la patrona, San Isidro Labrador, que es casi un Rocío, el Rocío, donde Paterna es la hermandad número 39, la Cruz de Arriba, la Cruz de Abajo, ya no cabían más fiestas en mayo y la cruz de mayo la llevaron a septiembre".

El viernes, santo rosario. El sábado, romería. El domingo, procesión. Desde 1981, valiéndose de sus contactos en Iberia, una avioneta sobrevuela Paterna con una pancarta con Vivas a la Cruz y esparce miles de flores de papel de las que hacen a mano las hermanas de la Cruz y guardan en los soberaos. Ese mismo año fue por primera vez la banda de la Legión de Ronda, que no falta nunca "salvo cuando han tenido que ir a misiones de pacificación en Bosnia o Kosovo o por el laberinto del Perejil". En la última Cruz hubo en Paterna hasta ocho bandas de música.

Con tanta fiesta, alguien puede pensar que Paterna del Campo es el paradigma del alegato contra las fiestas del nacionalista catalán Duran i Lleida. "Es el resultado de muchas horas de trabajo de los hermanos", dice Pepe Caro.

Este autor novel que contó con su hijo Alejandro en la maquetación del libro empezó trabajando en el campo, "en una finquita que tenía mi padre". Entró en 1965 en Iberia casi antes que los aviones; un año después lo hicieron sus hermanos Juan y Antonio. Se casó con su novia de siempre, Loli, la madre de sus cuatro hijos: Eva, Carlos, Alejandro y Cristina. Esta última volcó a su padre en la causa de los niños con síndrome de Down a los que todos los años dedica un almanaque con numerosos artistas. Jorge Cadaval es el padrino de Cristina y uno de los muchos que pasaron por la Cruz de la Victoria, además de María Jiménez, Los del Río, María de la Colina, El Mani y un largo etcétera.

Su paisano Romualdo Caballero del Valle inventó la caña rociera, que Pepe introdujo en la Feria del Prado. La tocó con el coro rociero de Iberia en Tokio; en los viajes por Europa del Betis: cuando eliminó al Milán, cuando cayó en Tbilisi "y nos alojamos en el hotel Iveria". Cuatro hermanos, cuatro hijos, cuatro nietos: Andrea, Álvaro, Elena, Carlos. En Paterna fundó la peña bética Julio Cardeñosa. Cerca de Manzanilla, cuna de su amigo Perejil, y de Escacena, patria chica de Antonio Ojeda, primer presidente del Parlamento Andaluz, "bético y victoriano". El libro incluye sendas fotos que hizo de la Cruz en Cangas de Onís, en un puente bajo el río Sella, y en Covadonga.

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