Unidad de Ictus del Virgen del Rocío

La enfermería en el ictus: La importancia de una atención a tiempo

La llegada de un paciente a la Unidad de Ictus del Virgen del Rocío.

La llegada de un paciente a la Unidad de Ictus del Virgen del Rocío. / H. U. V. R.

El tiempo es cerebro dice el enfermero Raimundo Caro, jefe de bloque y responsable de cuidados de la Unidad de Neurología y Neurofisiología del Hospital Virgen del Rocío. Una frase que se utiliza en el argot neurológico desde hace más de dos décadas y que pone en valor la importancia del tiempo en la atención del ictus. "Es el que marca la diferencia entre una rápida recuperación, la aparición de secuelas o un final fatal", apostilla.

La Unidad de Ictus del Virgen del Rocío es referencia en Sevilla y Huelva y en ella se realizan una media de dos trombectomías diarias, el tratamiento para la extracción del trombo del cerebro a través de un catéter. Desde que en 2016 se comenzó a aplicar este procedimiento 24 horas los 365 días al año, se le ha realizado a más de 2.500 pacientes, evitándole la muerte o quedar discapacitado en torno a un millar. De hecho, el Virgen del Rocío es el centro con mayor número de trombectomías realizadas en España y uno de los más activos de Europa. La otra opción terapéutica es la fibrinólisis intravenosa.

En este servicio hospitalario, se ofrece una atención continuada con seis enfermeras que cubren todos los turnos y seis auxiliares, junto al equipo de neurólogos. Los pacientes son atendidos en durante las primeras 24 ó 48 horas tras sufrir el ictus, "las más críticas para su evolución", apostillan los profesionales.

El ictus se produce porque falta riego sanguíneo al cerebro por una obstrucción (tres de cada cuatro) o bien por una hemorragia (uno de cada cuatro). Los síntomas de alerta son, entre otros, pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en la mitad del cuerpo, pérdida total o parcial de la visión y dificultad para hablar o entender.

Raimundo Caro resume lo que supone el funcionamiento diario de la Unidad de Ictus. Aclara que el diagnóstico no ha  cambiado, "pero han mejorado los cuidados, que salvan vidas y reducen la morbilidad". Traducido al lenguaje común: disminuyen las secuelas, que en el caso de un ictus pueden suponer una gran discapacidad.

Caro enfatiza la labor de la enfermería. "El diagnóstico lo hacen los neurólogos, pero los que soportamos los cuidados somos los enfermeros", dice. Por eso la enfermería es fundamental. El engranaje se pone en marcha justo en el momento en el que la Unidad activa el código Ictus y el paciente es recibido en Urgencias. "Cuando el enfermo llega a la Unidad ya tiene asignada su cama. Una vez estabilizado, la enfermería no se despega de él las 24 horas del día. El control de sus constantes vitales es continuo", apostilla. A partir de aquí empiezan los cuidados, siempre encaminados a evitar complicaciones que pueden derivar en secuelas irreparables. "La enfermería mantiene controlado al paciente en todo momento las 24 horas tanto a pie de cama como a través de un monitor central por el que pueden ver las seis habitaciones de la unidad", concreta.

Natalia Sánchez es enfermera de la unidad y destaca la importancia del tiempo en los cuidados del paciente. "Detectar y actuar a tiempo un empeoramiento en las primeras 24 horas de observación, que son las más críticas, es clave de cara a un mejor pronóstico", apostilla.

Fruto de esa especial dedicación, la red de enfermeras del Plan Andaluz de Ictus ha sido recientemente premiada en el III Congreso Andaluz de Ictus por un trabajo de análisis de los tiempos de atención intrahospitalaria en pacientes con ictus. En el mismo se estudiaron los tiempos desde que el paciente llega a urgencias en código Ictus, los profesionales le hacen un TAC, le administran la medicación e ingresa en la Unidad. "El trabajo nos ha demostrado que a menor tiempo, mejor pronóstico", concluye Caro.

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