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El entorno de las HAM niega que haya "retención, manipulación o aislamiento" de las religiosas

Un grupo de laicos cercanos a la comunidad intervenida por la Iglesia rechazan que las jóvenes estén en un lugar "sectario, restrictivo o manipulador"

Las HAM, una asociación con raíces sevillanas

Dos religiosas de las HAM pasan ante el convento de las Descalzas de Carmona. / Juan Carlos Vázquez

El entorno de las Hijas del Amor Misericordioso (HAM) niega "con firmeza cualquier tipo de retención, manipulación o aislamiento injustificado de personas" en el seno de la comunidad. En un comunicado, un grupo que se presenta como laicos cercanos a las HAM explica que las religiosas y novicias que forman parte de esta orden "lo hacen por voluntad libre y personal, conforme al marco legal de la vida consagrada reconocido por la Iglesia". Este colectivo rechaza también "aquellas versiones que presentan la vida comunitaria como un entorno sectario, restrictivo o manipulador".

Los firmantes del comunicado reaccionan así a la polémica suscitada después de que el Arzobispado de Madrid, del que dependen las HAM, haya intervenido la orden tras las denuncias de familias por supuestos abusos de consciencia y sexuales sobre jóvenes que habían entrado en contacto con dicha entidad religiosa. Una de las medidas adoptadas por la Iglesia ha sido apartar de la dirección de la asociación a la que ha ejercido de madre superiora desde los años ochenta, María Milagrosa Pérez, conocida popularmente como Marimí.

Esta mujer es sevillana y el origen de la asociación está precisamente en la capital andaluza, en la iglesia del Sagrado Corazón, en la calle Jesús del Gran Poder. En este templo, por entonces de la Compañía de Jesús, estaba el sacerdote Antonio Mansilla Casas, al que se considera fundador de las HAM. Allí conoció a Marimí y a una decena de jóvenes con las que pocos años después marchó a Madrid, ya fuera de la orden jesuita. Actualmente, las HAM siguen vinculadas a Sevilla, pues tienen presencia en Carmona, donde residen desde hace unos años en el convento de las Descalzas.

El entorno de las HAM califica de "acusaciones graves y afirmaciones descontextualizadas" las informaciones publicadas sobre la intervención de la comunidad. Recuerda que son decisiones "de carácter temporal y preventivo", tomadas en el marco de dos procesos canónicos abiertos desde el 6 de febrero de 2025. "En ningún caso deben interpretarse como una condena o juicio definitivo, ya que los hechos siguen bajo investigación", apuntan.

El colectivo admite que la resolución del Arzobispado madrileño, fechada el 28 de julio, establece que el caso de la ex superiora ha sido remitido al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y como medida cautelar se ha dispuesto su "separación temporal de la convivencia con las hermanas, sin que ello implique expulsión de la vida religiosa". Asimismo, se ha disuelto el gobierno interno de la comunidad y se ha nombrado una comisaria con el encargo de acompañar, reestructurar y revisar diversos aspectos de la vida comunitaria, estatutos, formación, apostolado y salud espiritual de las hermanas. Este encargo tendrá una duración de un año, prorrogable.

Durante ese tiempo no se admitirán nuevas vocaciones ni continuarán el proceso de formación de las postulantes y novicias de primer año, queda suspendida toda actividad apostólica externa (ejercicios espirituales, retiros y dirección espiritual) y la comisaría asumirá la autoridad sobre los procesos formativos y de vida interna.

Los allegados a las HAM rechazan los calificativos de "falsas monjas" que se les han aplicado a estas jóvenes, pues recuerdan que el cardenal de Madrid, José Cobo, aprobó los estatutos de la comunidad de las HAM como asociación pública de fieles el 24 de junio de 2024, con vistas a su futura erección como instituto de vida consagrada de derecho diocesano. "Las HAM son una realidad reconocida dentro de la Iglesia, actualmente sujeta a procesos de revisión y acompañamiento, como parte de una intervención canónica legítima y transparente".

El comunicado entra también en las acusaciones sobre los abusos, aislamiento y retención de las religiosas, que aseguran han sido formuladas por un familiar de una de las jóvenes "sin contrastar con las personas implicadas ni con la realidad eclesial". "Queremos aclarar que todos los conventos de vida religiosa femenina disponen de una zona llamada clausura, que es el espacio interno reservado exclusivamente a las religiosas y novicias. Esta delimitación es habitual y está reconocida por la normativa eclesiástica. Su finalidad no es el aislamiento, sino favorecer la vida espiritual, la oración y la intimidad con Dios. Por respeto a esta norma, no está permitido el acceso de personas externas, ni siquiera familiares, a dichas áreas sin autorización".

Este colectivo sostiene que cuenta con un testimonio escrito de la joven aludida, "que ha manifestado por propia iniciativa su deseo de continuar su vocación". "Comprendemos el dolor que un proceso vocacional puede causar en algunas familias, pero pedimos que se respete la dignidad, la libertad y la privacidad de las personas", insisten, al tiempo que piden que se desvinculen ciertos retiros como Emaús y Effetá con "presuntas prácticas sectarias". "Lo que a veces se presenta como sospechoso, que una persona, tras un retiro, decida dejar una relación, cambiar de rumbo o reconciliarse con su fe, no es fruto de manipulación, sino una experiencia profundamente cristiana", concluyen.

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