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Batirse el cobre

Todos hablan, nadie escucha

  • Desde que se creó, unas 120 personas han utilizado el centro de Escucha San Camilo El centro fue residencia de estudiantes de Enfermería, de ancianos y podría ser albergue de familiares de enfermos hospitalizados

UNAS 120 personas han pasado por el Centro de Escucha San Camilo desde que abrió sus puertas hace menos de dos años. "Saber escuchar no nos lo han enseñado". Rafael García Galán (Sevilla, 1961) tiene un concepto tridimensional de la solidaridad. Es trabajador social en dos centros de atención primaria de Alcalá de Guadaíra, echa una mano en el Polígono Sur, su barrio, criado en las Letanías, vecino de las Tres Mil, y es uno de los ocho profesionales, dos religiosos y seis seglares, que atienden en este Centro de Escucha.

Es la última actividad desarrollada en este edificio de los monjes camilos al que éstos se trasladaron en 1940 cuando eran capellanes del hospital de las Cinco Llagas -actual Parlamento de Andalucía- y del Psiquiátrico de Miraflores. Desde entonces fue sucesivamente residencia de estudiantes de Enfermería y residencia de ancianos, "cantos rodados abandonados por el desarraigo familiar", según Jesús Zurbano (Logroño, 1938), uno de los 60 camilos que quedan en España, siete de los cuales residen en este edificio de la avenida de la Cruz Roja. Durante 27 años, mucho antes de que se pusiera en marcha la Ley de Dependencia, "la realidad siempre es muy anterior a las leyes", abrieron las puertas a esas personas expulsadas por el sistema del famoso Estado de bienestar. Con un total de 32 plazas disponibles, 112 de aquellos ancianos murieron en el centro a lo largo de casi tres décadas. "En ese tiempo, sólo dos pidieron el traslado".

Una vez que los ancianos fueran desalojados por imperativos legales de la Junta, y trasladados al Claret, además de este Centro de Escucha no descartan habilitar parte del edificio para familiares de enfermos ingresados en los hospitales de Sevilla. "Familiares sin recursos que terminan duchándose en el hospital".

María Luisa Banda (Sevilla, 1963) coordina el centro de atención a Domicilio que puso en marcha la congregación de los camilos y también se encarga de coordinar el Centro de Escucha, para lo que realizó un curso se posgrado de Duelo en un centro de Tres Cantos (Madrid) dedicado a la disciplina conocida como humanización de la salud. García Galán hizo en dicho centro un master de counselling, técnica que consiste en equilibrar la asimetría entre el que escucha y el que quiere ser escuchado.

En la actualidad hay 14 personas atendidas en el centro de Escucha, que presta atención individual, grupal y especializada en duelo. "No queremos hacerle la competencia a los psicólogos", dice Zurbano. García Galán lo lleva a su terreno del Trabajo Social. "Aquí no hacemos psicoterapia ni nada raro, atendemos a gente que lo está pasando realmente mal. Los problemas del paro o de la hipoteca no se los resolvemos, no es un centro de servicios sociales, de recursos, pero sí le podemos ayudar a movilizar sus recursos personales".

María Luisa es madre de dos hijos, uno en el paro, otro estudiante, dos colectivos que acaparan los debates políticos, y está casada con un empleado del sector aeronáutico. Su teléfono está a la escucha las 24 horas del día. Llegan historias de salud, soledad, desavenencias conyugales, desempleo. "Cuanto más contactos tenemos en el móvil, más aislados". Es el dictamen de García Galán. "Sería cuestión de que los arquitectos humanizaran sus construcciones, que se recuperase la terapéutica del búcaro".

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