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El hijo del carpintero, junto a los dos ladrones

calle rioja

Ha muerto el mismo año que Bergoglio y Vargas Llosa, el mismo día que Robert Redford, los tres de la quinta de Antonios Bustos. Hizo de Sevilla una Sorbona para enseñarle la ciudad a centenares de mayores

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Antonio Bustos / M. G.

En 2025 han muerto cuatro grandes del 36: un Papa argentino, un novelista peruano, un actor norteamericano y un periodista sevillano. Antonio Bustos comparte con el Papa Francisco, Mario Vargas Llosa y Robert Redford esas dos fechas unidas por un guión, 1936-2025. Ha muerto el mismo día que el gran actor de Hollywood, haciendo de Paul Newman en una versión sevillana de Dos hombres y un destino. El actor hizo de periodista encarnando a Bob Woodward en Todos los hombres del Presidente, pero Antonio ha hecho de periodista toda su vida. Hijo de carpintero, como Jesús de Nazaret, sus padres querían que estudiara Medicina, pero las letras y la curiosidad se cruzaron en el camino.

Como Robert Redford, Antonio Bustos también ha interpretado muchos papeles en su dilatada carrera profesional: además de periodista, ha sido pregonero de casi todo lo pregonable, directivo del Betis, hermano mayor de la Pura y Limpia. El mejor embajador, el más constante que ha tenido la ciudad de Sevilla desde que hace casi cuatro décadas creara el Curso de Temas Sevillanos. Una iniciativa que tenía como precedente la tertulia cultural que fundó en la cervecería La Giralda, en la calle Mateos Gago, y mucho antes, con sólo 18 años, en el instituto San Isidoro de Bécquer y los Álvarez Quintero.

Hermano y padre de periodistas. La estirpe prosiguió en sus hijos Antonio y Juan Bustos, compañeros de oficio y de la selección de fútbol de periodistas que capitaneaba José María Asprón. Multipliquen una media de quinientas personas por los más de treinta años que duró el Curso de Temas Sevillanos y verán a cuántas personas benefició este impulso totalmente altruista y desinteresado de un sevillano cabal. El hijo del carpintero también ha querido estar junto a los dos ladrones, porque hace años compró su plaza para que sus restos tengan descanso eterno en el columbario de su hermandad de la Carretería, en cuyo cortejo procesional han llegado a salir once Bustos.

Por el Curso de Temas Sevillanos, cultura sin subvenciones ni prebendas, pasaban desde personas mayores que no pudieron ir a la Universidad a aquellas que por coincidir su formación con los años de la posguerra no tuvieron la oportunidad de ir al colegio. Se convirtió en un trotamundos de la ciudad recorriendo semanalmente los cuatro escenarios de su Sorbona sevillana: el Mercantil, el Labradores, el Ateneo y el Casino Militar. Una vez al mes organizaba la Cátedra Taurina de la Real Maestranza y los cursos de órgano en la Catedral hasta que falleció el organista José Enrique Ayarra.

Una vez me contó que el título de periodista se lo entregó Fraga en el hotel Ritz. El jueves se presentó en el Cicus el libro de Alberto del Campo y Rafael Cáceres Feria El Arte de Pregonar. En esos menesteres, Antonio Bustos era todo un artista. El mismo día que Antonio Burgos dio en el teatro de la Maestranza el pregón de la Semana Santa de Sevilla de 2008, su tocayo Antonio Bustos daba el de Cádiz en el teatro Falla, el coliseo del Carnaval. Era el decano de los pregoneros de Gloria; decano de los pregoneros del Rocío, con más de sesenta, sólo superado en sus cuentas por Juan de Dios Pareja-Obregón; de Semana Santa dio más de doscientos. Ha dado tres veces el de la Virgen de Regla en Chipiona y fue el primer payo que dio el pregón de los Gitanos. Era difícil que pasara una semana sin que te lo encontraras por la Campana, kilómetro cero de sus cuatro puntos cardinales (Mercantil, Labradores, Ateneo, Casino Militar) y en esos encuentros, llenos siempre de cordialidad y hondura, salía el pregonero que llevaba dentro tanto para halagar las cualidades de su interlocutor como para piropear con un desusado estilo de caballero a la antigua usanza a las mujeres hermosas sin que éstas vieran el menor ápice de micromachismo.

Dio el pregón de la Semana Santa de Cádiz el mismo día que Antonio Burgos el de Sevilla

Estuvo en la directiva del Betis en los tiempos que presidieron el equipo Juan Manuel Mauduit y Hugo Galera Davidson. Sevilla es una ciudad donde se prodigan guías turísticos. Antonio Bustos lo fue y de los mejores en las expediciones que organizaba al Alcázar, al parque de María Luisa o a San Luis de los Franceses. Su Universidad paralela, sin más títulos que la amistad, la sevillanía y unos giraldillos que donaba El Corte Inglés, duró muchos más años que la muy nombrada y renombrada Universidad Menéndez Pelayo. Esposo de Marili, su papel favorito en la película de la vida era el de novio de Sevilla, ciudad que pregonó de todas las maneras. Formaba parte del paisaje y del paisanaje de la ciudad, y eso es lo más duro de su pérdida. Siempre encontraba el aliado idóneo:

Valdivieso para que hablara de Murillo; Rogelio Reyes, de los poetas del 27; Teodoro Falcón, de la Giralda y sus pormenores. Le abrían las puertas de los periódicos, los cuarteles, las iglesias, los hospitales, los mercados…

Se ha ido con un actor de Hollywood desde la ciudad donde se rodó Lawrence de Arabia. En el año del relevo de Papas americanos en el Vaticano y de la muerte de un Nobel de Literatura que escribió Conversación en la Catedral… con curso de órgano del padre Ayarra. Antonio Bustos tenía la medalla de la ciudad de Sevilla y la medalla de oro de la Unesco. Se recorría las redacciones de los periódicos y las emisoras de radio para difundir su Curso de Temas Sevillanos. Un príncipe de Sevilla disfrazado de mendigo. El hijo del carpintero que le robó horas a la familia y que ahora tendrá un lugar de honor al lado de los dos ladrones, de Dimas y Gestas, atribuidos a Pedro Roldán o a su escuela.

Antonio Bustos convirtió Sevilla en la asignatura de su vida, en una carrera universitaria, en una disciplina sin cilicio. Uno de los cuatro hombres de paz que nacieron el año de la guerra.

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