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La nueva España flemática
Una oportunidad para rehabilitar un patrimonio único. Sevilla se apresta a vivir el centenario de uno de los grandes acontecimientos que cambiaron su historia contemporánea: la Exposición Iberoamericana de 1929. Aquel evento transformó la ciudad, sobre todo en su sector sur, un cambio urbanístico y patrimonial que hoy sigue levantando la admiración de propios y extraños y que sacó a la ciudad del siglo XIX. El Ayuntamiento lleva ya tiempo trabajando en esta importante conmemoración. Una planificación que sufrió un duro revés con la dimisión de la comisaria, la prestigiosa investigadora y divulgadora Amparo Graciani, una de las mayores especialistas en el 1929 y catedrática de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación en la Universidad de Sevilla.
Con un nuevo comisario, Julio Cuesta, el Consistorio sigue trabajando en el programa de actos y eventos del que se sabe poco. El tiempo dirá si el centenario de la Exposición del 29 es un éxito que deja una nueva huella en la ciudad o si pasa desapercibido para la gran mayoría, como el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, un hito comparable con la llegada del hombre a la Luna; el 800 aniversario del nacimiento de Alfonso X, el rey que salvó la Giralda; o el 425 aniversario del nacimiento de Velázquez y el IV centenario de su nombramiento como pintor del rey, uno de los sevillanos más universales.
Una de las tareas principales que debe tener el centenario de la Exposición de 1929 es la recuperación de su legado arquitectónico. Más allá de la Plaza de España, que merece un análisis propio, una de las principales zonas del certamen es la conocida hoy como Plaza de América, también enclavada en el Parque de María Luisa. En la llamada Huerta de la Mariana, Aníbal González concibió un espectacular espacio que cerraba el parque por su extremo sur. “Allí construye los tres grandes pabellones dedicados a las artes y allí iba a estar el gran monumento a Colón y el Descubrimiento de América que acabó en los Jardines de Murillo”, explica Joaquín Egea, historiador y presidente de Adepa.
La Plaza de América alberga el hoy Museo de Artes yCostumbres Populares, en estilo mudéjar; el pabellón Real, en estilo gótico isabelino y el actual museo Arqueológico; en estilo plateresco o renacentista. La intervención se completa con un gran espacio dedicado a distintas actividades, como conciertos o representaciones, como es la hoy irreconocible Glorieta de la Virgen de los Reyes. “La Plaza de América es, junto a la de España, la obra cumbre de Aníbal González, pero presenta importantes problemas a resolver”, apunta Egea.
El edificio que se encuentra en una situación más delicada es el mudéjar. Allí se encuentra el valioso Museo de Artes y Costumbres Populares, bajo gestión de la Junta de Andalucía. “La segunda planta lleva infinidad de años cerrada. Según nos comentan a nosotros, la obra para reabrirla no supondría mucho, pero no hay ningún interés. Es un tema que hemos denunciado por activa y pasiva, pero la Junta no dice nada”, incide el presidente de Adepa. Egea considera que es complicado hablar de dedicarle un museo a Aníbal González al lado de uno de sus inmuebles cerrados: “¿Tan difícil es dedicar una partida en cuatro años para arreglar este edificio?”.
El Pabellón Real es otro de los edificios de Aníbal González que necesita atención. Ha tenido distintos usos administrativos que han desvirtuado su interior. Hace unos años se invirtió más de un millón de euros en reparar su exterior y su fantástica decoración. Existe un proyecto para que sea sede de un espacio museístico dedicado a Aníbal González y el regionalismo. Un proyecto que se ha tenido que enfrentar a muchas trabas.La actual corporación municipal presentó esta iniciativa al programa del 2% Cultural del Gobierno sin éxito. “¿Qué es lo que impide que las obras empiecen ya? A lo mejor estamos esperando a que se vuelva a estropear el exterior...”, lamenta Egea.
El único de los pabellones de la Plaza de América que se encuentra actualmente en obras es el que alberga el Museo Arqueológico. Tras muchos retrasos y una inversión que supera los 30 millones por parte del ministerio de Cultura, se espera que sea inaugurado en vísperas del aniversario de 29. Desde Adepa siempre se han mostrado muy críticos con un proyecto que ven excesivo: “Se están gastando una millonada cuando no era necesario. Es una obra monstruosa y a nuestro parecer ilegal porque destruiría una de las fachadas a la glorieta de la Virgen de los Reyes. Han cortado buena parte de la arboleda y la plaza está destrozada. Ha perdido su cerámica... no queda nada de lo que fue”.
Este es otro de los espacios principales de la Exposición de 1929. Fueron cedidos por la infanta a la ciudad para el disfrute de los sevillanos. No ha habido gobierno municipal que no haya prometido su arreglo con transformaciones más o menos ambiciosas, por no decir descabelladas. Aquí se encuentra el Casino de la Exposición, restaurado recientemente pero que ha llegado a estar okupado; y el teatro Lope de Vega, cerrado desde hace unos años y sin fecha clara de reapertura. Junto a estos dos emblemas de la ciudad se encuentra el que en la Exposición Iberoamericana fue el Pabellón Espuñes, conocido por albergar una discoteca en tiempos recientes. El edificio ha sido transformado a lo largo de los años. Actualmente se encuentra a la espera de rehabilitación por la Fundación SSG, a quien el Ayuntamiento se lo cedió en 2021. Junto a él hay una glorieta degradada que la infanta quiso dedicar a su padre, Fernando VII. “La escultura que ahora está en Santa Clara es magnífica, aunque el reinado fuera nefasto. La glorieta sigue pendiente de arreglo”, sostiene Egea.
En los Jardines de San Telmo se encuentran también las caracolas que en su día sirvieron para dar clases a los alumnos de Derecho y que ahora sirven de lugar de ensayo de algunas bandas. Su presencia desvirtúa el ambiente: “Hay que quitarlas ya. Es una vergüenza, un auténtico adefesio”, insiste Egea, quien apunta a la necesidad de cerrar los jardines por la noche para preservarlos, además de arreglar toda la zona para el disfrute de los sevillanos.
Otro espacio singular y principal de la Exposición del 29 es el eje de las Delicias y el Paseo de la Palmera. “La Palmera se la han cargado. No nos podemos extrañar en una ciudad en la que el urbanismo se hace a golpe de talonario. No hay una idea de ciudad”, critica Egea. En esta gran avenida se sitúan algunos de los pabellones más bellos que no cuentan con protección alguna: “Las naves del Puerto siguen sin ser BIC. No se han incluido en los planes sectoriales. Clama al cielo que tenga que ser Adepa quien tenga que ir al Juzgado para defender la Palmera”.
La sentencia de cara al centenario de 1929 no puede ser más elocuente y reveladora: “O se actúa rápido y bien o llegará el aniversario y haremos tres conferencias y tres actos en el Alcázar a mayor gloria de los de siempre”.
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