Un 'macrochino' se hace con el local de Malbery en Cerrajería
Urbanismo recibe la petición de licencia para acondicionar el local como negocio de ropa y complementos donde estaba la reputada firma del mueble clásico.
Un gran negocio chino, pero en esta ocasión centrado en la ropa y los complementos, abrirá próximamente en pleno corazón del centro comercial de la ciudad. Será en la calle Cerrajería, donde desde noviembre de 1996 ha tenido su sede la conocida firma Malbery, dedicada al mueble clásico. La Gerencia de Urbanismo recibió a principios de mes la solicitud de licencia de obra para el acondicionamiento del local, de gran extensión y que cuenta con sótano. Los trabajos ya han comenzado, aunque se desarrollan a puerta cerrada y con gran discreción. Malbery cerró las puertas de este local el pasado 31 de octubre. Los empresarios chinos cursaron la petición de permiso de obra el 2 de noviembre y el pasado domingo por la mañana retiraron el característico rótulo de letras doradas. La firma Malbery abrió su primer negocio en la calle Rioja en las vísperas de la Exposición Universal de 1992. De ahí pasó a la calle Cerrajería, donde ha estado más de tres lustros. Los empresarios chinos se han hecho con el local mediante un contrato de arrendamiento, tal como suelen proceder en la mayoría de los casos.
Las empresas chinas suman un nuevo negocio a una zona céntrica donde ya tienen locales abiertos en Puente y Pellón, Alcaicería, Alfalfa y Muñoz y Pabón, por referir los más próximos. Fuentes relacionadas con la operación aseguran que en Madrid, en el barrio de Salamanca, ya existe un chino del estilo que abrirá en breve en la calle Cerrajería.
Conocer el número aproximado de comercios chinos que hay abiertos ahora mismo en Sevilla es una tarea muy difícil, pues ni el Ayuntamiento ni la federación provincial de comerciantes de Sevilla (Aprocom) tienen datos exactos, entre otras razones, porque muchas de estas tiendas son alquiladas y mantienen la licencia de apertura de su anterior inquilino, como es el caso del que abrirá en breve en la calle Cerrajería. Lo que es evidente es que todos los distritos de la ciudad cuentan con negocios de chinos, lo que ha supuesto perjuicios para algunos sectores específicos del comercio sevillano, como ya publicó este periódico. La Asociación de Empresarios de la Confección (Aecon) precisó en 2011 a Diario de Sevilla que más de veinte empresas textiles habían cerrado en cuatro años por la competencia directa de los chinos, lo que había supuesto poner en la calle a unos 300 trabajadores.
El Ayuntamiento de Sevilla no se ha planteado por el momento tomar ninguna medida al respecto, pero en otros municipios del área metropolitana, como Alcalá de Guadaíra, donde gobierna el PSOE, se ha conseguido, mediante el PGOU, frenar el crecimiento de los bazares chinos para regular la competencia.
Los comercios de alimentación de los barrios también sufren las consecuencias de la competencia china, cuyos horarios de apertura son mucho más amplios que los de los españoles. La principal baza de los negocios chinos es que abren un mínimo de doce horas al día, domingos y festivos incluidos. En muchos casos es una misma familia la que atiende el negocio, por lo que los convenios en salarios y contratación distan mucho de los establecidos en Europa.
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