Una minoría organizada
La extrema derecha en la capital andaluza está formada por pequeños grupúsculos de jóvenes que organizan actos, conciertos y pintadas a través de internet, que sólo han protagonizado episodios violentos de manera excepcional, pero que tienen conexiones con grupos ultras de toda España.
Domingo 11 de octubre. Estirpe Imperial elige la víspera del Día de la Hispanidad para ofrecer su último concierto. Este grupo considerado mítico por los jóvenes de la extrema derecha española ha optado por una sala de Huelva para el recital con el que se despedirá de su público tras años de su llamado rock patriótico. Tres centenares de neonazis de toda España se citan para despedir a la banda que cantó las glorias de la División Azul.
Horas antes del concierto hay un encuentro en Sevilla. Los cabezas rapadas sevillanos se citan en el parque de los Príncipes para dirigirse juntos luego a Huelva. Cuando van hacia el punto de encuentro, cinco de ellos se topan con dos senegaleses que salen de una tienda de la avenida de la República Argentina.
Los ultras comienzan a increpar a los extranjeros. "Negros de mierda, iros de España", "fuera de nuestro país". De los insultos pasan a los golpes. Puñetazos y patadas llueven sobre los senegaleses. Ante quienes los miran atónitos justifican su comportamiento asegurando que los inmigrantes estaban robando en la tienda, algo que los clientes y empleados niegan. Luego, los rapados se marchan al concierto como si nada hubiera ocurrido.
Ha sido el último episodio ocurrido en Sevilla relacionado con la violencia protagonizada por grupos ultras. La Policía Nacional detuvo tres semanas después a estos cinco neonazis gracias a que los testigos identificaron perfectamente el modelo y la matrícula del vehículo en el que huyeron. No eran especialmente jóvenes -tenían entre 27 y 32 años- y ninguno de ellos tenía antecedentes.
La mayoría de los grupos ultra que actúan en Sevilla están bien controlados por la Brigada de Información de la Policía Nacional. Los expertos policiales consultados por este periódico aseguran que no existe un movimiento skin a gran escala en la capital andaluza. Se trata de pequeños grupúsculos que entre todos apenas reúnen unos centenares de miembros pero que sí están muy bien organizados a través de internet. Casi todos cuentan con blogs o páginas web desde la que llaman a la acción y a la lucha antisistema. Sevilla no conforme o Acción Patriótica Sevilla son algunos de los colectivos que utilizan internet para captar adeptos.
Estas plataformas aseguran tener ramificaciones en la Universidad e incluso han nombrado a sus delegados en la Hispalense y la Pablo de Olavide. Tienen, además, contacto frecuente con otras organizaciones de carácter nacional e incluso internacional. Un neonazi sevillano fue detenido hace unos años por la Guardia Civil en el curso de una operación contra el grupo Blood&Honour (Sangre y Honor), una organización europea de extrema derecha que en España tenía 21 seguidores.
Los neonazis sevillanos tienen varios puntos de reunión. Uno de los más conocidos es un bar próximo a la plaza de San Francisco. A apenas un centenar de metros de este bar, en la plaza de la Virgen de los Reyes, un grupo de skinheads agredió a una pareja de homosexuales en agosto del año pasado.
La actividad en la web es mucho más patente que en las calles. En Sevilla los neonazis no se han caracterizado especialmente por su violencia, posiblemente porque no tengan ni la fuerza ni el poder de convocatoria suficiente. Salvo episodios puntuales como el de los homosexuales o el de los senegaleses, no es frecuente que estos grupos salgan de cacería en busca de pelea. Sus acciones consisten principalmente en pintadas o el boicot a las sedes de organizaciones rivales. De hecho, de webs como Nuevo Orden o Antiantifascista, cualquier puede descargarse plantillas con esvásticas o lemas como "Adolf Hitler tenía razón" o "Libertad para Josué" (en referencia a Josué Estébanez, presunto asesino de Carlos Palomino en el Metro de Madrid).
Los ultras suelen reunirse para los conciertos como el de Estirpe Imperial en Huelva. La música es uno de los factores que aúna a los ultras de toda España. De hecho, la operación policial que acabó con la célula de Blood&Honour se llevó a cabo en un festival de grupos nazis que se había organizado en el municipio madrileño de Talamanca del Jarama y al que acudieron neonazis de toda España.
Los ultras suelen citarse para conmemorar aniversarios como el nombramiento de Hitler como canciller, el 30 de enero de 1933, y también para solicitar la libertad de sus compañeros que están en prisión. Casi siempre lo hacen a través de conciertos. En enero de 2007, por ejemplo, se organizaron unas jornadas para pedir la excarcelación de dos skinheads que apuñalaron en Triana a un joven de extrema izquierda.
Estos conciertos se convocan casi exclusivamente a través de Internet. Es frecuente que los organizadores impriman carteles con lemas relativos al orgullo patrio, a la decadencia del Estado o a la inacción del Gobierno, pero que éstos no contengan información sobre la hora ni el lugar de la celebración para evitar la visita de la Policía.
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