Las terapias CART del Virgen del Rocío llegan a 280 pacientes con cáncer en seis años

El cáncer ha desaparecido en más de un tercio de los pacientes adultos y en un un 60% de los niños tratados

El número de enfermos que se someten al año a este tratamiento ha pasado de 4 en 2019 a 67 en 2024

El Virgen del Rocío es el segundo hospital español autorizado para fabricar terapias CART

Un contenedor que almacena una terapia en el área de Crioconservación. / José Ángel García

Unos 280 pacientes oncohematológicos, 30 de ellos niños, han sido tratados por la terapia con células CART en el Hospital Virgen del Rocío, uno de los únicos nueve centros autorizados inicialmente para aplicar este tratamiento. Han pasado exactamente seis años desde que esta terapia fue administrada por primera vez en Sevilla, y los resultados, asegura el doctor José Antonio Pérez Simón, jefe de servicio de Hematología y Hemoterapia, han provocado “un cambio asombroso en el pronóstico de unos pacientes que, antes de esta terapia, apenas tenían expectativas de curación”. Ahora, este hospital ha conseguido la autorización de la Agencia Española del Medicamento para la producción de vectores virales necesarios en la fabricación de CART académicos como la joya de la corona.

Las células CART se producen en una sala especializada de producción celular, ubicada en el centro regional de hemodonación, en el campus del Hospital Virgen del Rocío. Allí, el equipo de investigadores modifica genéticamente los linfocitos extraídos de los pacientes, insertándoles la información genética necesaria para que sean capaces de reconocer y destruir las células tumorales. Sin embargo, este proceso requiere también de la producción de vectores virales, los cuales se utilizan para introducir la información genética en las células y que se producen en otra sala especializada, denominada sala GMP (Good Manufacturing Products). El Instituto de Biomedicina de Sevilla del hospital ha logrado convertirse en el segundo centro en España autorizado para ello.

La terapia CART se empezó a aplicar en el centro sevillano en 2019 y desde entonces ha ido ganando terreno en el tratamiento de diversos tipos de cáncer hematológico y su actividad ha crecido de manera notable. Desde el inicio del programa, el hospital ha tratado cada año a más personas. El primer año fueron en total 3 ó 4, mientras que el año pasado la cifra ascendió a 67. El doctor Pérez Simón espera que el número de pacientes tratados “se duplique” este 2025, lo que convierte al centro sevillano en uno de los más activos a nivel nacional en este tipo de tratamientos. “De hecho, estamos todos los años entre los tres primeros centros que más pacientes tratan”, apostilla el doctor.

Hasta el momento, las terapias de CART han permitido eliminar el cáncer a largo plazo en más de un tercio de los pacientes adultos y en un 60% de los niños tratados, aunque depende de la tipología de cáncer.

En el caso del linfoma difuso de células grandes se ha conseguido que hasta el 80% de los pacientes que habían fracasado a dos o más líneas de tratamiento alcancen algún tipo de respuesta, y que entre el 40 y el 50% la mantengan a largo plazo. “Esto supone un cambio radical en el pronóstico de estos pacientes, que antes apenas tenían expectativas de curación”, apunta Pérez Simón.

En cuanto a la leucemia linfoblástica aguda, los resultados son aún más llamativos. En menores de 25 años, que ya han recaído a varias líneas de tratamiento, incluyendo en muchas de ellas el trasplante alogénico, se ha logrado que alrededor del 80% de los pacientes alcancen una remisión completa, y que entre el 55 y el 60% la mantengan a largo plazo. “Antes de la terapia CART, las expectativas de estos pacientes eran mínimas”, apostilla.

En la indicación más reciente, el mieloma múltiple, “los resultados reproducen exactamente lo que se publicó en los ensayos clínicos que permitieron la autorización de estos productos”, afirma.

Según los responsables del programa de terapia CART del hospital, la mayoría de los pacientes que cumplen los criterios para recibir este tratamiento pueden beneficiarse de él, ya que los efectos secundarios, aunque frecuentes, pueden manejarse de manera efectiva en centros con experiencia.

Los más comunes son el síndrome de liberación de citoquinas y la neurotoxicidad asociada a terapias inmunes, que aparecen en más del 80% de los pacientes. “Sin embargo, gracias a la experiencia acumulada en el manejo de estas complicaciones, la mortalidad asociada a ellas es prácticamente nula en la actualidad”, señala el facultativo.

Más allá de los buenos resultados obtenidos hasta ahora, los investigadores del Hospital Virgen del Rocío continúan trabajando en el desarrollo de nuevas terapias CART, con el objetivo de ampliar su aplicación a otros tipos de cáncer y optimizar su eficacia y seguridad, pero con una asignatura pendiente: los tumores sólidos. “Nuestro centro ha participado en algunos ensayos en sarcomas”, indica el doctor. Otros tumores en estudio son los del tubo digestivo y pulmón. “En este tipo de tumores queda mucho recorrido y ya se están reportando resultados prometedores como para asegurar de que es una línea de investigación que merece la pena explorar”, matiza.

Nuevos retos

Mientras tanto, el equipo del doctor Pérez Simón en el IBIS no espera. Una de las líneas de investigación se centra en el desarrollo de CART duales, capaces de reconocer dos marcas diferentes en las células tumorales. De esta forma, se pretende evitar que las células cancerosas escapen al tratamiento ocultando una de esas marcas, como se ha observado en algunos casos de recaída.

Otra línea de trabajo se centra en la leucemia mieloblástica aguda, un tipo de cáncer hematológico en el que la terapia CART aún no ha demostrado los mismos resultados que en otros tipos de leucemia. Los investigadores están desarrollando CART específicos para esta enfermedad, también con la estrategia de identificar dos marcas específicas o diferentes en las células tumorales.

Además, el equipo del hospital sevillano está explorando la aplicación de la terapia CART en enfermedades autoinmunes, utilizando un subtipo de linfocitos, los T reguladores. La idea es modificar genéticamente estos linfocitos para que vayan específicamente al órgano afectado por la enfermedad autoinmune y controlen la respuesta inmunitaria excesiva que causa el daño.

Aunque estas líneas de investigación aún se encuentran en fase preclínica, en modelos animales, el objetivo es llevarlas a ensayos clínicos en pacientes en un futuro próximo. Los investigadores estiman que el desarrollo de estas nuevas terapias podría tardar un mínimo de tres años, siempre que se cuente con la financiación necesaria y se cumplan todos los requisitos regulatorios.

Gonzalo con su madre y uno de sus hermanos, Javier, quien fue su donante de médula. / M. G.

“Volver al colegio le ha devuelto la vida a mi hijo”

Gonzalo, un sevillano de 10 años, está en el proceso de dejar atrás la leucemia linfoblástica aguda gracias a la terapia CART. De manera diplomática, lo correcto es decir que el pequeño lleva diez meses en remisión completa. Es decir, el cáncer ha desaparecido de su cuerpo con esta innovadora inmunoterapia tras el traspiés que supuso el rechazo a los tres meses y medio del trasplante de médula ósea que le donó su hermano. Este revolucionario tratamiento les ha devuelto la esperanza. “Llevamos diez meses con ella activa. Lo ideal son 24 meses, pero al año ya se da un gran paso y podremos respirar”, sostiene su madre.

Optimista, feliz y tranquila, Ana Fernanz relata el difícil camino que han recorrido desde que a su hijo se le diagnosticó leucemia en septiembre de 2022. Recayó justo un año después. “Gonzalo se ha sometido a más de 25 ciclos de quimioterapia, cada uno con cuatro sesiones. Ha sido puro veneno para su cuerpo, afectando no sólo a las células malas, sino también a las buenas”, explica. Además, los efectos secundarios de la quimioterapia han sido devastadores, provocándole una neuropatía en la pierna, problemas cardíacos y un retraso en su crecimiento. Es la cara más dura de una enfermedad que no entiende de edades. “Son efectos que todavía estamos intentando corregir”, explica.

Pero llegó la luz. Tras la recaída post-trasplante, en el hospital le hablaron de la terapia CART como última opción. Esta inmunoterapia consiste en extraer los linfocitos T del paciente, modificarlos genéticamente en un laboratorio para que sean más agresivos contra las células cancerígenas, y reintroducirlos en el cuerpo del paciente.

Desde que recibió la terapia CART en junio de 2024, Gonzalo se encuentra en remisión completa. Ha podido retomar su vida, volver al colegio y disfrutar de las actividades propias de un niño de su edad. “Ver a Gonzalo ir a excursiones, a cumpleaños... Me emociono. La vuelta al colegio le ha dado la vida”, confiesa su madre.

No obstante, debido a que las células CART destruyen también los linfocitos B sanos, encargados de producir anticuerpos, Gonzalo debe acudir una vez al mes al hospital para recibir inmunoglobulinas externas. “Este es el único peaje que hay que pagar por esta terapia tan prometedora”, indica Ana Fernand.

La madre de Gonzalo aprovecha para hacer un llamamiento sobre la situación de los tratamientos oncológicos en España. “En España, la Seguridad Social no financia el blinatumomab, que son anticuerpos monoclonales específicos para pediatría. Tuvimos que firmar para que le dieran inotuzumab, un fármaco de adultos, por uso compasivo”, denuncia.

Además, critica que en España la terapia CART no se ofrezca como primera línea de tratamiento en niños de alto riesgo, al contrario que en países del norte de Europa. “En Finlandia o Noruega, a un niño de alto riesgo le ponen directamente la terapia CART, evitándole así los daños de la quimioterapia”, señala.

A pesar de las dificultades, la madre de Gonzalo se muestra esperanzada y agradecida por la oportunidad que ha supuesto la terapia CART para su hijo. “Estoy muy contenta con esta terapia. Cada vez que nos dicen que el CART sigue activo, es un mes más de vida para Gonzalo”, concluye emocionada.

Aylan y su madre Raquel Aijón. / M. G.

"La CART nos ha devuelto la confianza y me ha devuelto a mi hijo"

Aylan, un niño de 8 años de Melilla, ha recibido un regalo de esperanza en su lucha contra la leucemia gracias a la terapia CART. Diagnosticado a los 4 años, el pequeño ha pasado por momentos muy duros, enfrentando recaídas y complicaciones. Sin embargo, desde que recibió este innovador tratamiento hace un año, su vida ha dado un giro positivo.

La odisea de Aylan comenzó cuando, a los 4 años, acudió a hacerse una prueba rutinaria de oído que requería una analítica que reveló la terrible noticia: el niño tenía leucemia. Desde entonces, su vida se convirtió en un ir y venir de hospitales, quimioterapias y trasplante de médula. A pesar de los esfuerzos, Ailan sufrió varias recaídas y complicaciones, pasó por la UCI e incluso a entró en coma.

Fue entonces cuando los médicos propusieron la terapia CART como última esperanza. Raquel Aijon, la madre de Ailan, recuerda con emoción ese momento: “Fue muy duro. Vienes de muchos palos y te da miedo porque es como empezar algo nuevo”. A pesar de los temores, la familia decidió apostar por esta innovadora terapia. “Nunca había ecuchado hablar de ella”, concreta Raquel.

Desde que Aylan recibió la terapia CART en marzo del año pasado, su vida ha cambiado por completo. Tras pasar un mes en el hospital para controlar posibles efectos secundarios, el pequeño fue dado de alta y comenzó a recuperar la normalidad. Ahora, un año después, se encuentra en remisión completa y disfruta de poder jugar y correr como cualquier niño de su edad. “Se le ve feliz”, afirma.

Raquel no puede ocultar su emoción al hablar de la evolución de su hijo: “Desde que le ponen el CART estuvimos casi un mes, después nos dejaron salir y a raíz de ahí, pues genial, el niño, como siempre, corriendo, saltando. Está muy feliz”.

A pesar de los avances, Aylan todavía tiene que acudir una vez al mes a Málaga para recibir parte del tratamiento complementario y cada tres meses a Sevilla para revisiones. Además, debido a su condición de autismo y a las secuelas de la quimioterapia, lleva tres años sin poder asistir al colegio. Sin embargo, los médicos son optimistas y esperan que pueda retomar su educación a partir de septiembre.

La terapia CART ha supuesto un antes y un después para este valiente niño y su familia, devolviéndoles la esperanza y la ilusión por un futuro mejor. “Nos ha abierto las puertas y nos ha devuelto la confianza y me ha devuelto a mi hijo, que es lo más importante”, sentencia Raquel.

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