La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Nos libramos de pasar vergüenza
La víctima del crimen de Padre Pío, Guillermo Cayetano M. G., fue golpeada con una pesa de gimnasio. Este objeto contundente fue el arma empleada por los autores del homicidio para acabar con la vida de este hombre de 42 años, a quien todos conocían con el apodo del Galleta. Se trata de una persona muy conocida en el submundo de la delincuencia, con numerosos antecedentes por distintos delitos. Algunos de ellos están relacionados con el tráfico de drogas, por lo que todo apunta a un ajuste de cuentas como principal hipótesis del crimen.
Fuentes de la investigación relacionan a Guillermo el Galleta con una serie de robos de droga (vuelcos, como se le conoce en el argot policial) cometidos en Sevilla en los últimos meses. Guillermo se crió en Sevilla Este y residió también en barrios como el polígono de San Pablo y Los Pajaritos. Empezó a delinquir e ingresó numerosas veces en prisión por distintos motivos.
Su muerte se produjo durante la madrugada del miércoles en el número 4 de la calle Las Cabezas de San Juan, en el barrio sevillano de Padre Pío. Una persona llamó al teléfono de emergencias 112 a las 5:53 horas avisando de que había encontrado en la citada vivienda a un varón inconsciente y sangrando abundantemente por la cabeza. Los servicios sanitarios confirmaron la defunción del hombre por un traumatismo craneoencefálico. La víctima había sido golpeada con una pesa de gimnasio, según explicaron a este periódico fuentes judiciales. La pesa ha sido recuperada por la Policía en la misma vivienda.
La autopsia, que se le practicará al cadáver en el Instituto de Medicina Legal en las próximas horas, esclarecerá cuántos golpes recibió el Galleta y si el cuerpo de éste presentaba otras lesiones. En la casa había también otra persona, un ciudadano de origen magrebí, que resultó herido grave tras recibir una paliza. Este herido fue trasladado en una ambulancia del 061 al Hospital Virgen del Rocío, donde permanece ingresado. La Policía Nacional mantiene abierta una investigación sobre los hechos, pero hasta el momento no hay ninguna persona detenida en relación con este homicidio.
Tras recibir el aviso, los patrulleros de la Brigada de Seguridad Ciudadana establecieron un perímetro de seguridad sobre la vivienda y cortaron el tráfico en la calle para que pudieran trabajar tanto los agentes de la Policía Judicial y Científica como los miembros de la comisión judicial encargada de examinar la escena y decretar el levantamiento del cadáver. Esta diligencia se llevó a cabo en torno a las diez y media de la mañana. En la casa se quedaron agentes de la Policía para concluir la inspección ocular de la vivienda, en busca de vestigios que ayuden a identificar a los autores del crimen.
En la calle Las Cabezas de San Juan nadio vio nada ni oyó nada extraño durante la madrugada. Ninguno de los vecinos escuchó algún ruido más fuerte que otro ni golpes ni gritos. O al menos no lo ha dicho. En torno a la casa del número 4 de la calle Las Cabezas de San Juan había este miércoles una serie de familiares de la víctima, muy afectados por lo ocurrido. "Ahora mismo no estamos en condiciones de decir nada, por favor, tienen ustedes que respetar el dolor de la familia", decía una hermana del fallecido, entre lágrimas y arropada por las amigas. A unos metros, un grupo de personas se abrazaban mientras contemplaban el trabajo de los policías, del forense y de los empleados de la funeraria.
Mientras, la Policía trata de encontrar testigos de los hechos. O al menos a alguien que viera algún vehículo sospechoso por la zona en mitad de la madrugada. Queda una ardua labor de revisión de cámaras de videovigilancia del barrio, cuyos vecinos no tenían ayer demasiadas ganas de hablar con la prensa. "Ah, ¿pero hay un fallecido?", preguntaba un panadero de un negocio próximo cuando se le interrogaba sobre si conocía a la víctima.
La calle Las Cabezas de San Juan es paralela a La Roda de Andalucía, otra vía en la que, en mayo de 2022, un hombre mató a su madre estrangulándola con un cinturón. La casa en la que ocurrió aquel crimen está a apenas un centenar de metros de la del homicidio de este miércoles. Guillermo Cayetano es la segunda persona que muere en Sevilla de un golpe en la cabeza en menos de dos semanas, pues un joven de veinte años, Luis G. V., murió el pasado 21 de septiembre en el hospital Virgen del Rocío tras ser alcanzado, la tarde del día anterior, por una pedrada en el barrio de Torreblanca.
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