Sevilla - Getafe | La crónica

Baile al son de un equipazo... y del Papu Gómez

  • El argentino marca el segundo de los tres goles de un Sevilla que apabulló al sucio Getafe

  • Munir hizo el 1-0 después de que Djené viera la roja por una dura entrada a Ocampos, que puede tener una grave lesión

Papu Gómez hace su primer baile tras su gol con sus compañeros muy atentos.

Papu Gómez hace su primer baile tras su gol con sus compañeros muy atentos. / Antonio Pizarro

El Sevilla acabó goleando al Getafe tras cuajar un soberbio partido, pleno de fuerza, intensidad, orden y juego, mucho juego. Le costó mucho más de lo que refleja el resultado doblegar a ese equipo de aire patibuliario que enreda todos sus partidos sobre el espinoso eje del llamado otro fútbol. De hecho, el primer gol, de Munir, no llegó hasta el minuto 67 después de no menos de una decena de llegadas peligrosas de los sevillistas, y el tanto de la sentencia no cayó hasta el 87. Lo firmó el Papu Gómez en su estreno liguero. Agarró la pelota en tres cuartos de campo, se acomodó su menudo cuerpo y soltó un latigazo que envenenó el roce en un defensor.

Dos minutos después, En-Nesyri abrochó la justa goleada al driblar al portero Yáñez y marcar a puerta vacía. Como un rato antes el Villarreal se dejó ir un 0-2 en Elche y sólo sumó un punto, son ya seis, con un partido menos, los que toman de ventaja los de Lopetegui sobre los de Emery. Una distancia ya muy apreciable.

No obstante, la factura por los tres puntos va a resultar seguramente carísima, ya que uno de los puntales del actual tercer clasificado de la Liga, Lucas Ocampos, abandonó el terreno de juego en camilla, roto de dolor, por una lesión en el tobillo izquierdo que presagia una pésima noticia. Corría el minuto 51 cuando en un balón dividido, el argentino llegó antes que Djené pero no pudo salvar la artera entrada del defensa, que pisó con violencia el tobillo del sevillista hasta aplastar, literalmente, el hueso contra la hierba, con el pie, absolutamente doblado, dibujando una ele.

La destemplada acción tuvo más consecuencias en la banda, pues Julen Lopetegui y Pepe Bordalás se enzarzaron y Juan Martínez Munuera no tuvo más remedio que expulsarlos.

El árbitro valenciano, por cierto, también tuvo buena parte de responsabilidad en acelerar las pulsaciones de los protagonistas con sus polémicas decisiones. La más vistosa, inducido por su colega del VAR, González González. En una de las enésimas aperturas del Sevilla a un costado, en el minuto 35, Joan Jordán alcanzó a centrar justo sobre la raya, Yáñez tocó forzado la pelota y ésta le cayó a Ocampos, que la embolsó como pudo antes de marcar a puerta vacía. Martínez Munuera dio gol, pero el VAR lo invitó a revisar. Ninguna repetición aclara si la pelota toca en el brazo izquierdo de Ocampos. Pero los jueces sí lo vieron claro y ahí, un partido de alto voltaje, por la intensidad de ambos en la disputa, se acabó de desbocar.

Porque el partido arrancó con toda la cuerda dada. Con el Getafe yendo a apretar muy arriba, como le hacen no pocos equipos al Sevilla de Julen Lopetegui. Y el Sevilla de Julen Lopetegui, sin dar un solo pelotazo aunque cada receptor del posible pase en corto de Bono tuviera a uno de azul echándole el aliento. Volvió a tomar sus riesgos el anfitrión en la salida de balón y de nuevo dio un curso de cómo rasear, combinar, triangular y sacarla con limpieza.

Salvó una y otra vez esa primera ola azul el Sevilla. Y cuando lo hizo, arrancó con verticalidad. Joan Jordán y Óliver Torres trasladaron la pelota hacia zonas calientes, hacia los costados como suele, para que el diestro Lucas Ocampos en la izquierda y el zurdo Suso en la derecha buscaran la resolución hacia dentro, o bien lanzaran a los laterales, Aleix Vidal y Escudero, en sus desdoblamientos por fuera.

Dinámico, muy dinámico fue el juego del Sevilla en la primera parte. Con una endiablada circulación de balón. Esta vez Óliver sí arrancó la moto y jugó con mala intención, en el sentido más cándido del término. Y Escudero, lejos de acusar su largo periodo de inactividad, pues permanecía de baja desde noviembre, entró con una naturalidad pasmosa en la rueda y con sus tablas fue dibujando buenos pases interiores y algún que otro centro colgado con veneno. Por la derecha, también Aleix Vidal confirmó las buenas sensaciones de sus últimos partidos.

Y las ocasiones empezaron a desgranarse. A los tres minutos, Óliver robó el balón a Aleñá en el borde del área y Suso chutó flojo; Ocampos cabeceó fuera por poco en otro buen centro de Óliver Torres desde la izquierda; Ocampos, tras otra salida en corto fantástica, recortó hacia dentro desde la izquierda, pero no imprimió la potencia adecuada en su tiro; poco después, una espléndida acción entre Escudero, Ocampos y Jordán acaba en otro lanzamiento alto de Suso; al poco, el gol anulado a Ocampos; y poco antes del intermedio, Koundé no coge de lleno la pelota en su volea con la zurda tras un buen servicio de Escudero.

En el descanso, Lopetegui, con buen criterio, prescinde de la intrascendencia de Gudelj, que además cargaba con una amarilla, y da entrada a Fernando. Y el Sevilla da otra marcha más para embriagar al Getafe con un fútbol combinativo y rápido como nunca en esta Liga.

La acción de Djené, quien se fue expulsado sin preocuparse siquiera del estado de Ocampos y chocando las palmas con sus compañeros, pudo llevar al Sevilla jugar con las vísceras y perderse. Pero no. Siguió con su plan, con Joan Jordán, Fernando, Koundé –¡qué futbolista!– y Papu, el revelo de Ocampos, abriendo a un lado y otro, siempre con gran criterio.

Lopetegui, ya con su móvil, ordenó la entrada de Munir por Óliver (65’) y al momento, el madrileño cazó un caramelo de Jordán al vuelo para desactivar a la pandilla azulona. Una torpeza del Mudo, al intentar rematar en claro fuera de juego un balón que ya envió a gol En-Nesyri (77’) privó de la sentencia, que firmó luego el Papu. El argentino, que destila un carisma muy especial, bailó por primera vez. Y con él, salvo Ocampos, todo el Sevilla. Un magnífico Sevilla. Un equipazo que ya encara al Barcelona.

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