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Caparrós, casta y coraje en el césped y en el cielo

Caparrós, con rostro compungido, entre su esposa Rosa y José Castro, ante un atestado antepalco.

Caparrós, con rostro compungido, entre su esposa Rosa y José Castro, ante un atestado antepalco. / Juan Carlos Muñoz

“Mi mejor regalo hoy es estar aquí. Muchas gracias de corazón, míster”. De esa manera, sentida y dirigiéndose a Joaquín Caparrós con esa mirada limpia de cualquier mácula, Jesús Navas agradecía que el día que cumplía 38 años pudiera ser testigo de la entrega del II Banquillo de Oro Ramón Encinas al técnico utrerano. Todavía no le había tocado el turno a éste en el atril por el que pasaron distintas personalidades deshaciéndose en elogios hacia su figura, símbolo de un lema, de una generación, de una filosofía. “Qué equipazo. Éramos una banda, pero dentro y fuera del campo”, dijo Caparrós recordando a toda una generación. Antes, se había roto en llanto recordando a su padre y a Roberto Alés. No lo pudo evitar.

Joaquín Caparrós Camino recibió un justísimo, merecidísimo y muy emotivo homenaje por parte del club con el que lo envenenó su padre, Antonio Caparrós Infante. “¡Cómo me hubiera gustado, papá, que me hubieras visto sólo una vez en el Ramón Sánchez-Pizjuán entrenando a nuestro Sevilla!”, dijo en referencia al hombre que impidió que “cometiera adulterio” tras una prueba en Camas con el Betis antes de probar y quedarse en la cantera del Sevilla, de la que pasó al Real Madrid y ya no pudo volver por una lesión de rodilla. Y se salió con la suya su progenitor, porque Caparrós suena a fútbol, a casta y coraje, a Nervión puro y duro.

Entrenadores con más partidos en el Sevilla

  • Nombre: Partidos (victorias/empates/derrotas). 
  1. Joaquín Caparrós: 241 (111/57/73)
  2. Unai Emery: 205 (106/43/56)
  3. Manolo Cardo: 200 (81/51/68)
  4. Ramón Encinas: 179 (81/36/62)
  5. Julen Lopetegui: 170 (89/45/36)
  6. Helenio Herrera: 138 (72/15/51)
  7. Manolo Jiménez: 136 (74/22/40)
  8. Luis Cid Carriega: 134 (55/34/45)
  9. Juande Ramos: 133 (76/27/30)
  10. Guillermo Campanal: 128 (62/15/51)
  • Estadística: José Mérida Guillén

“Es un día para mirar al cielo. Allí me imagino a mi padre en el tercer anillo de Gol Sur”. El utrerano de 68 años miró hacia el cielo más de una vez, y de dos, y de tres... “Sigo mirando al cielo y contemplo a esas dos zurdas que hice debutar en Primera, que debutaron con la selección y que se coronaron campeones con el equipo de su vida, Antonio Puerta y José Antonio Reyes. Ambos son eternos para todos los sevillistas y por supuesto para éste que os habla. Curro, amigo, nunca olvidaremos al mejor jugador que Utrera ha dado jamás, y nunca es nunca”, dijo dirigiéndose al padre del inolvidable e irrepetible 10 del Sevilla.

Fue con Roberto Alés con quien a Caparrós se le cayeron los palos del sombrajo, casi literalmente. El nudo le apretó la garganta en cuanto empezó a recordar su figura dirigiéndose a su viuda, María del Carmen. “Veo en el cielo a mucha gente más, por ejemplo a mi queridísimo Roberto Alés, el que me dio la oportunidad de dirigir al Sevilla. Roberto, fuiste mucho más que un presidente para mí”, dijo. “Gracias, Mari Carmen, sabes lo mucho que te queremos mis familiares”, añadió ya roto en llanto. “Roberto, no te olvido ni te olvidaré jamás, como tampoco puedo a los que estuvieron en aquella reunión en el restaurante Los Quinteros de Utrera, Pepe Castro, Augusto Lahore y Juan Maraver, los tres aquí presentes afortunadamente”, recordó. “Pepe, mi trayectoria en el Sevilla habría sido imposible sin ti”, dijo al presidente blanquirrojo.

También tuvo palabras emotivas para otras dos figuras que no estuvieron presentes, cada uno por razones distintas y que compartieron con él muchísimas jornadas de inquietudes, de sinsabores, de energía y también de gloria. “Fue quien me sostuvo en situaciones adversas. José María y su consejo propiciaron ese salto de calidad para de la permanencia nos asentásemos en Europa, para luego convertirnos en los reyes de la Europa League”, dijo sobre Del Nido justo después que de Monchi dijera: “Trabajábamos mano a mano para forjar ese Sevilla campeón que se ha consolidado entre los más grandes del siglo XXI”.

Después de mencionar a Javi Navarro y Pablo Alfaro “maestros de Sergio Ramos, un animal competitivo”, y de recordar a aquel equipo que “tal vez como ninguno representó la casta y el coraje” llegó el remate, una media verónica marca de la casa. “Me hubiera encantado ganar algún título, pero que nadie se confunda, mi mejor título me lo dio Antonio Caparrós Infante. Mi mejor título es ser sevillista. Sigo siendo y seguiré siendo sevillista por siempre y esto le pese a quien le pese seguirá siendo el Sevilla. Y en Sevilla, ya lo saben, hay que mamar”. Puro Caparrós.

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