Jornada de puertas abiertas en el Ramón Sánchez-Pizjuán y la posibilidad de ver cosas interesantes que habitualmente no trascienden debido a la costumbre de los entrenamientos sin presencia de los medios de comunicación. Una de las primeras era ver que tanto Marcao como Nianzou se sumaban a la preparación prácticamente con normalidad, algo que ya había hecho hace unos días Joan Jordán para que toda la plantilla esté ya a las órdenes de José Luis Mendilibar.

También entrenaban sin ningún tipo de problemas tanto Papu Gómez como Suso, que no habían formado parte de la relación de convocados que se desplazaron hasta Elche para disputar el último partido de Liga contra la entidad ilicitana y que concluyó con uno a uno.

Precisamente en ese encuentro tuvo una gran trascendencia la expulsión de Pape Gueye en el minuto 19 por una dura entrada a Lucas Boyé en la que el centrocampista senegalés levantó la pierna en exceso y provocó que la roja mostrada por Díaz de Mera no tuviera discusión ninguna posible.

Mendilibar ya le advirtió al futbolista cedido por el Olympique de Marsella que debía tener cuidado con ese ímpetu a raíz de la expulsión del día del Celta, también en el mismo minuto y entonces por ver la segunda cartulina amarilla tras una entrada en la que pisó de forma involuntaria a Iago Aspas.

El entrenador vasco mantuvo al finalizar el entrenamiento una distendida charla con Pape Gueye a los ojos de todos los presentes. La conversación, con la mayoría de sus compañeros ya en los vestuarios, se prolongó por un espacio cercano al cuarto de hora y todo pareció discurrir de una manera cordial. Tanto es así que el futbolista francés entraba en el vestuario con posterioridad de manera muy afable con los periodistas que estaban allí presentes para esperar a los diferentes implicados en el Open Media Day del club.

Pero era conveniente recordarle a Gueye que debe medirse mucho más en esas acciones y Mendilibar lo hizo. No en vano, el senegalés ha acumulado tres expulsiones en apenas una vuelta del campeonato. La más injusta fue la primera, contra el Atlético de Madrid en el Civitas Metropolitano, pues fue él el objeto de la falta y se marchó por doble amonestación. Después llegó la del Celta, más discutida, y la tercera contra el Elche, ésta sin ninguna objeción posible.