Sevilla-Eibar | La previa

La confianza a escena

  • El Sevilla debe trasladar al campo los mensajes positivos emitidos en una semana de reflexión y recuperación de efectivos

  • El Eibar, con peores resultados que juego a domicilio, llega con la idea de dar un golpe en Nervión

Franco Vázquez, Sergi Gómez, Ben Yedder y Bryan Gil sonríen durante uno de los ejercicios lúdicos.

Franco Vázquez, Sergi Gómez, Ben Yedder y Bryan Gil sonríen durante uno de los ejercicios lúdicos. / Víctor Rodríguez

Roma, con toda su carga simbólica y emotiva, queda lejísimos aún para un Sevilla que necesita refrendar ante su gente los mensajes positivos emitidos en una semana de recapitulación. La eliminación de la Copa del Rey y, quizá más todavía, la derrota abúlica de Balaídos abrieron una grieta en el crédito de Pablo Machín y su equipo, hasta hace poco bastante sólido. Y la visita del Eibar al Ramón Sánchez-Pizjuán se presenta como la ocasión idónea para que esa confianza que transmite con palabras el vestuario sevillsita se traslade al césped. Ganar hoy es trascendental no sólo para cerrar esa grieta, sino para abocar con garantías la cita europea en la Città Eterna, cuya eternidad es mucho más antigua que la de Sevilla.

Mercado, Pablo Machín, Roque Mesa en una entrevista concedida a este diario... varias han sido las voces que han incidido en que ese bache producido por las dos derrotas seguidas, de nuevo a domicilio, no deben significar nada para el optimismo de un grupo humano que sigue creyendo a pie juntillas en la idea del entrenador y en la trayectoria que ha llevado al Sevilla al cuarto puesto. Casi rozando la autocomplacencia que denunciaba Pablo Machín como el mayor peligro en los tiempos de vacas gordas, esos mensajes han destilado en cambio signos de unión y de fe del colectivo. Y hoy debe salir a escena esa confianza que dicen tener los que trabajan juntos en el día a día de la ciudad deportiva.

Sevilla-Eibar Sevilla-Eibar

Sevilla-Eibar / Dpto. Infografía

El entrenador soriano ha reconocido que ha hablado con sus futbolistas de lo ocurrido en Balaídos, donde el sevillismo esperaba una reacción proporcional a la gran decepción del Camp Nou y se encontró a un feble equipo incapaz de zamarrear a un dubitativo y pusilánime Celta. El Sevilla le hizo ascos al pastelito de Vigo y ahora debe sacar todo su apetito ante un rival que, posiblemente, no dará tantas facilidades como el conjunto celtiña, que ha vuelto a los avernos de la clasificación tras su derrota de ayer.

Alejarse de la desagradable zona baja de la tabla es lo que pretenden hoy José Luis Mendilibar y su bien adiestrada tropa, un Eibar que sabe perfectamente a lo que juega, por mucho que sufra el síndrome del viajero incluso en mayor medida que este Sevilla que tiene que agradecer mucho al aliento de su gente para poder presumir de ese cuarto puesto que luce y que mantendrá pase lo que pase en la preprimaveral tarde de hoy. Pero pensar en que se adelgace más el colchón de puntos sobre sus perseguidores no pasa por la cabeza de ningún sevillista en las horas previas al encuentro.

El Sevilla, Pablo Machín y sus futbolistas, deben borrar de su mente todo lo relacionado con el viaje a Roma para la ida de los dieciseisavos de final de la Liga Europa. Y así parece que harán a tenor de los mensajes vertidos en esta primera semana sin partido en medio después de mucho tiempo. El técnico soriano debe apostar por su mejor once, sin guardarse ni un ápice de energía, para doblegar a un Eibar que presenta mejor juego que resultados a domicilio y que también llega espoleado por la estadística negativa que arrastra en Nervión, donde jamás ha logrado ganar, ni siquiera en Segunda División, en las tres ocasiones que coincidieron al final del siglo pasado armeros e hispalenses.

Estadísticamente, el Eibar es el cuarto equipo que más minutos de juego real disfruta de todo el campeonato, con 28,5 minutos, por los 26,5 de un Sevilla (undécimo en este baremo) que debe recuperar su velocidad y su alto ritmo de juego vertical y combinativo para superar la presión adelantada de los guipuzcoanos. Porque no parece que el Eibar salga a encerrarse en el Sánchez-Pizjuán.

Uno de los rasgos de los equipos de Medilibar, y por tanto del Eibar, es su presión adelantada, impidiendo la salida cómoda del balón del rival. Otra es el juego de transición rápida, con balones largos si hace falta. Pero también tiene futbolistas que saben parar y contemporizar para morder en el momento oportuno, como Orellana, que algún disgusto ha dado por Nervión en su ya amplia trayectoria en la Liga. Es decir, que no cabe el mínimo resquicio a la confianza, ni la reserva de fuerzas pensando en Roma, porque hay mucho en juego. Entre otras cosas, y esto no es nada baladí, que no se amplíe esa pequeña grieta en el crédito de Machín y su gente.

La semana de la recapitulación y la relectura interna de errores a corregir también ha servido para recuperar efectivos. Jesús Navas y Munir, frescos y desequilibrantes cada uno a su estilo, estarán en la convocatoria y seguro que tendrán minutos. Harán falta sus bocanadas de aire fresco en un Sevilla que necesita reencontrarse, recuperar sus señas de identidad. Los profesionales dicen que la confianza en sí mismos sigue intacta por encima de los resultados. Que salga a escena.

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