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Si Ramón Sánchez-Pizjuán levantara la cabeza...

José Castro deposita un centro de flores sobre la tumba de Ramón Sánchez-Pizjuán entre sus familiares.

José Castro deposita un centro de flores sobre la tumba de Ramón Sánchez-Pizjuán entre sus familiares. / Antonio Pizarro

En la madrugada de tal día como ayer, 28 de octubre, falleció de forma repentina el hombre que colocó al Sevilla en la cima del fútbol español. Fue en 1956, dos años antes de que se inaugurara el estadio que proyectó y que lleva su nombre, al principio de la temporada en la que el Sevilla logró el cuarto subcampeonato de Liga y después de haber visto ganar el título liguero, en su periodo federativo fuera de la presidencia, en 1946, además de haberse proclamado campeón de la Copa en tres ocasiones bajo su mandato: en 1935, 1939 y 1948.

En el 65 aniversario de su fallecimiento, la plana mayor sevillista repitió el rito de homenajear al que, en afortunada frase, calificó José María del Nido como el "presidente eterno". Invitó para ello a sus descendientes directos, sus sobrinos. Y honró su memoria en plena resaca de la Junta de Accionistas más convulsa de los últimos 25 años, la Junta del mando sin pilas, en desafortunada frase de... Del Nido.

Si levantara la cabeza Ramón Sánchez-Pizjuán, el presidente más carismático de la historia del club, lo primero que vería sería una vitrina con diez títulos más de los cuatro que él consiguió, siendo siete de ellos europeos: las seis Copas de UEFA Europa League y la Supercopa de Mónaco. Los otros tres son dos Copas del Rey, en 2007 y 2010, y una Supercopa de España, la de 2007, el título que cerró el primer ciclo glorioso en este siglo XXI justo antes de la muerte de Antonio Puerta el 28 de agosto de aquel año.

Además, vería a su equipo en lo alto de la tabla de la Liga y luchando en la élite de la Champions, que él no llegó a disfrutar porque cuando el Sevilla, como subcampeón de Liga en 1957, llegó hasta los cuartos de final de la Copa de Europa ya había fallecido. Poco después del debut continental en la 57-58 se estrenó el estadio que proyectó y que ahora, con su nombre, está ante una reforma integral, prometida tanto por la actual presidencia del club como por su frontal oposición...

Y también vería cómo los hombres que iniciaron la costumbre de ensalzar y recordar su figura están enfrentados en una lucha incluso paterno-filial entre sevillistas, entre José Castro y José María del Nido Carrasco –presentes en el acto junto a Gabriel Ramos– y José María del Nido. Frente a frente los dos dirigentes con los que el Sevilla ha ganado títulos además de Ramón Sánchez-Pizjuán, que dirigió el club entre 1932 y 1941 –año en que marchó a Madrid para ser vicepresidente de la Federación Española– y de mayo 1948, cuando se reestrenó en el cargo con el tercer título de Copa, logrado en julio, y el 28 de octubre de 1956, cuando murió presidiendo el Sevilla. La noticia fue un impacto tremendo en la sociedad sevillana y en el club nervionense.

"Sánchez-Pizjuán, presidente eterno", fue la leyenda elegida por el Sevilla para el centro de flores que depositó a mediodía de ayer en su tumba, en el cementerio de San Fernando, adonde también acudieron sus familiares directos. "Con cariño de tus sobrinos", se leía en su corona.

Pero don Ramón no era eterno y no podría imaginarse que aquella edad de oro sería superada por los tres lustros de gloria que en el siglo XXI ha vivido el club desde que Del Nido empezó a insuflarle energía en 2002, tras la fundamental política de supervivencia de Roberto Alés y su apuesta en Monchi. Ni tampoco que, tras la condena del segundo presidente que logró llevar plata a Nervión aún habría un tercero que le daría continuidad a ese camino argénteo de gloria con cuatro títulos más europeos.

Pero lo que todavía le costaría más trabajo imaginar es que esos dos hombres, sus sucesores en la segunda época de oro del club, se enfrascaran en esta lucha fratricida. "Se cumple el 65º aniversario del fallecimiento de nuestro presidente eterno, don Ramón Sánchez-Pizjuán, teníamos que estar aquí para hacerle esa ofrenda floral", dijo Castro, quien, arrastrado por la compra compulsiva de acciones de Del Nido en la ya abierta lucha de poder, metió al zorro a cuidar del gallinero: los Americanos. El utrerano le envió un mensaje a Del Nido, el hombre que depauperó su discurso hacia un egotismo exacerbado: "La Junta no te deja satisfecho tal como sucedió. Máxime recordando a Ramón Sánchez-Pizjuán, que dijo que el Sevilla no eres tú ni yo ni aquel, que está por encima de todos nosotros". Si levantara la cabeza Ramón Sánchez-Pizjuán, el presidente eterno...

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