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El Sevilla y la cantera, un debate eterno que reabre Isaac

Quique, ante un banquillo con Darío, Juanlu, Hormigo y Matías Árbol, canteranos sin dorsal del primer equipo..

Quique, ante un banquillo con Darío, Juanlu, Hormigo y Matías Árbol, canteranos sin dorsal del primer equipo.. / Juan Carlos Vázquez

“Aquí se forman campeones del mundo”. Y campeonas. Desde que Inma Gabarro y Olga Carmona se proclamaron campeonas del mundo sub 20, la primera, y absoluta, la segunda, el Sevilla tuvo que actualizar el cartelón que da la bienvenida en la ciudad deportiva y en el que ya figuraban Marchena, Jesús Navas y Sergio Ramos. Además, figura la efigie en bronce del eterno Antonio Puerta. El Sevilla siempre ha presumido de cantera, en paralelo a un debate latente que se reabre cada vez que se le da la espalda o eclosiona un canterano. Sucedió con Carlos Fernández. Volvió a suceder este verano cuando Carlos Álvarez tuvo que tomar rumbo del Levante, donde está enamorando. Y ha vuelto a pasar con la eclosión estelar y condicionada de Isaac.

En el caso del lebrijano, el debate llega con el agravante de la edad -las lesiones interrumpieron su trayectoria hace dos temporadas- y la necesidad urgente del primer equipo, pues ha debutado en el primer equipo con 23 años y justo cuando el Sevilla estaba con el agua al cuello. Y porque ha habido un entrenador, Quique Sánchez Flores, que le ha dado la confianza necesaria. La ovación tras su partidazo contra el Atlético tenía tanto de alivio como de reconocimiento al salvador canterano. Pero si ha tenido que esperar a la urgente necesidad clasificatoria, con el equipo ya fuera de Europa y de la Copa cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿de verdad cree el Sevilla en esa cantera de la que tanto presume?

Gudelj y Óliver Torres, fuera de Champions

Desde hace unos años, las plantillas configuradas por Monchi, y las anteriores al regreso del isleño también, tenían poca presencia canterana, hasta el punto de que la dirección deportiva se veía obligada a realizar descartes para configurar la lista europea, en la que es preceptivo el hueco a cuatro fichas de futbolistas formados en el club. Pero, como dice Pablo Blanco, "el mejor entrenador de cantera es el entrenador del primer equipo, que es quien tiene la posibilidad de sacarlos y ponerlos". 

El ahora esperado Gudelj llegó a estar fuera de la Champions por esta circunstancia, al igual que Óliver Torres y muchos otros. Y todo porque apenas figuraba entre las 25 fichas inscritas en la Liga Jesús Navas como futbolista formado en Nervión. Con el regreso de Sergio Ramos se amplió a dos, mientras que Juanlu y Kike Salas tenían que conformarse con ficha del filial pese a que formasen parte del primer equipo a todos los efectos, algo que se ha corregido en enero con el central, que ya tiene el dorsal 2 al mismo tiempo que Isaac ha tomado el 20. Pero no es un problema sólo de gestión.

El caso de Sergio Rico

La misma grada que aplaudía hasta romperse las manos a Isaac silbó y se enfrentó con Sergio Rico, un portero formado en la carretera de Utrera que fue campeón de la Europa League en 2015 como meta titular. Entonces, por necesidad o por confianza en el futbolista, la dirección deportiva sí le dio ficha del primer equipo al meta que ahora se recupera de su grave accidente en El Rocío. Pero sufrió un verdadero cisma con la afición que no terminó de superar. Una exigencia habitual que los más antiguos recuerdan en la figura de Montero, cuando salió entre lágrimas al ser pitado en uno de sus primeros partidos. Es decir, que el sevillismo también participa del condicionamiento para que cuaje el canterano. Y para exigir cantera hay que tener paciencia con esa cantera. 

Es a lo que lo ha acostumbrado un club que dosifica en exceso la promoción de canteranos y que, en cambio, los ha traspasado, en cuanto ha podido, incluso en contra de su voluntad, y ahí están los casos de Marchena, Reyes o Jesús Navas, salvadores económicos en tiempos de precariedad (traspasados en los años 2000, 2004 y 2013 respectivamente). Distinto fue el traspaso de Sergio Ramos, que tuvo un duro desencuentro con José María del Nido en 2005.

Jesús Navas e Isaac, durante el partido contra el Atlético. Jesús Navas e Isaac, durante el partido contra el Atlético.

Jesús Navas e Isaac, durante el partido contra el Atlético. / Juan Carlos Vázquez Osuna (Sevilla)

Jesús Navas, un símbolo poco acompañado

En la última década, sin contar a Navas, el Sevilla apenas ha dado fichas del primer equipo a jugadores del filial. A Bryan Gil sólo se la dio, obligado, cuando regresó como cedido del Tottenham. En la 14-15 sólo la tuvo Reyes, un futbolista ya consagrado. En la 15-16, en cambio y excepcionalmente, tuvieron dorsal del primer equipo Sergio Rico, Luismi Sánchez y Juan Muñoz. En la 16-17, otra vez sólo Reyes. En la 17-18, Sergio Rico, Jesús Navas y Borja Lasso. En la 18-19, se sumó Juan Soriano a Sergio Rico y Navas. En la 19-20, Pozo se unió a Navas. En la 20-21, por fin tuvo ficha Carlos Férnandez, pero sólo hasta enero. En la 21-22 se quedó otra vez solo Jesús Navas, a quien acompañaría desde enero de 2023 Bryan Gil.

Es decir, en la última década apenas siete canteranos subieron al primer equipo con ficha, pues el barbateño no la tuvo como canterano ascendido, sino que tuvo que regresar de su cesión desde Londres. Siete en una década. Nueve ahora con las correcciones invernales para darle dorsal a Kike Salas y hacerle hueco a Isaac. "El mejor mentor de Isaac es el propio Isaac", dice una voz autorizada del club. Juanlu sigue con el dorsal 26 en cambio, aunque su rol es el de jugador de la primera plantilla a todos los efectos pese a que no tenga cupo en la misma.

El dato habla por sí solo y el club quiere cambiar esa política y dejar, para aligerar la nómina económica, tres o cuatro huecos fijos para canteranos en el primer equipo. La política de 22+3 o 21+4. Es decir, 21 ó 22 profesionales y tres o cuatro canteranos con ficha del primer equipo. En ello está el club, como ha demostrado con estas correcciones hechas en enero con Isaac y Kike Salas. Tan tardías como obligadas por la necesidad, tanto económica como deportiva. Porque al Sevilla, cuando vienen mal dadas malas, siempre lo salva la cantera. Un flotador que está ahí y hay que darle sitio para que no pase como en el hundimiento del Titanic. Y para poder presumir de verdad de cantera.

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