Fichajes del Sevilla

Los logros y los mensajes

  • El Sevilla cerró la planificación del neófito Caparrós con 14 millones de balance positivo y dudas entre lo fichado y lo prometido

  • El rendimiento que saque Machín, obligado a extraer rédito del goleador Ben Yedder, será determinante

José Castro y Joaquín Caparrós, presentando a Quincy Promes.

José Castro y Joaquín Caparrós, presentando a Quincy Promes. / Raúl Caro / EFE

La inmediatez entre el cierre del mercado de fichajes y el derbi ha solapado el balance sobre la planificación del Sevilla. El parón liguero, apagados ya los ecos del partido ante el Betis, invita ahora a realizar una reflexión más pausada sobre las gestiones de la cúpula ejecutiva de Nervión, sin que la derrota en Heliópolis deba afectar en modo alguno a la perspectiva. ¿Aprobó Joaquín Caparrós en su primera aventura como director deportivo? Habrá quien le ponga una alta nota al neófito gestor y habrá quien lo suspenda sin paliativos. Seguro que en la nota tiene incidencia el contraste entre los logros y los mensajes emitidos.

Númericamente, el balance es positivo, tanto en lo pecuniario como en la cuenta de entradas y salidas conforme a lo previsto por el departamento de fútbol. El Sevilla, siguiendo su modelo de gestión, realizó importantes ventas que dejaron 89,95 millones de euros en sus arcas, según los datos de Transfermarkt. El capítulo de gastos, atendiendo sólo al coste de los traspasos, ha sido de 76,5 millones de euros, lo que deja un balance positivo de 13,45 millones de euros. De haber acometido la última gestión que se le quedó pendiente a Caparrós en los números previstos por el club, la adquisición de Portu por unos 17 millones de euros, ese balance sería negativo.

En el recuento de entradas y salidas, el Sevilla, sin tener en cuenta a los cedidos –Geis, Carole, Sandro y Layún– propició o sufrió, según los casos, las partidas de nueve futbolistas, a saber: Lenglet (35,9 millones de euros), N,Zonzi (26,7 más pluses), Correa (15), Pizarro (8,7), David Soria (3), Corchia (libre), Pareja (libre), Ganso (cedido) y Sergio Rico (cedido).

Frente a esas nueve salidas hubo nueve entradas: Quincy Promes (20 millones), Amadou (15), Gnagnon (15), Aleix Vidal (8,5), Vaclik (7), Roque Mesa (6), Sergi Gómez (5), Gonalons (cedido) y Andre Silva (cedido con una altísima opción de compra).

Con ese cómputo de 18 movimientos, Caparrós concretó algunos de los logros que pretendía cuando, en segunda instancia, aceptó el encargo de José Castro de hacerse con la dirección deportiva. Pero no todos. Por ejemplo, es una plantilla corta, de 23 efectivos y tres canteranos, aunque uno de ellos, Borja Lasso, es testimonial. Por el camino quedó el prometido 22+3. En cambio, arregló el problema de la portería, aunque la apuesta por Vaclik, una de las sorpresas agradables en los diez primeros partidos oficiales, contrasta con la excesiva confianza en Juan Soriano, internacional de 21 años. Y les dio salida a una serie de futbolistas que no entraban en los planes: Pizarro, Pareja, Ganso... incluso la venta de Correa permitió recuperar lo invertido dos años atrás después de no cuajar pese a sus innatas cualidades.

En la defensa, en cambio, queda la incógnita de si los centrales fichados, Sergi Gómez y Gnagnon, con aparente sobrepeso, serán suficientes para acorazar una línea que lleva años pidiendo auxilio. Y lo mismo pasa con una delantera en la que Andre Silva, pese al buen inicio, es demasiado novel para soportar, en la Liga, el peso goleador de un equipo como el Sevilla.

En ambos casos, la zaga y la delantera, es donde más distancia ha habido entre los logros y los mensajes, pues el centro del campo ha sido inyectado de físico con Amadou, Gonalons y Aleix Vidal. Pero Pablo Machín, hasta la noche antes del cierre del mercado, esperaba algún refuerzo más, siempre habló de otro central y no se tapó al hablar de candidatos para reforzar el ataque, de Portu a Borja Mayoral. Llegó Quincy Promes, la mayor apuesta y la mayor inversión, pero no es un delantero de referencia, sino un extremo con gol.

Durante todo el verano, los rectores sevillistas han hablado con cierta grandilocuencia sobre los fichajes. El concepto de delantero top se ha quedado grabado en la consciencia colectiva del sevillismo y fue usado por la cúpula incluso después del fichaje de Andre Silva. Tras el caso Mariano, al presidente del Sevilla se le preguntó si llegaría otro delantero en lugar del madridista: "Sin duda", respondió. Pero la pregunta no estaba referida a la opción de Quincy Promes, cuyo fichaje activó el Sevilla aquel mismo día, sino a la de un nueve. Y Machín, tras eliminar al Sigma, fue claro: "La planta noble echa humo, llegarán otros”, dijo tras el fichaje del holandés.

Sin embargo, no hubo acuerdo por Portu, una opción por la que se aventuró Caparrós ya sin margen. El rendimiento, como siempre, será clave para valorar la planificación, en la que Ben Yedder ha tenido un rol de comodín muy incierto. El soriano debe exprimir lo mejor de él también, como del resto.

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