At. Madrid-Sevilla | Informe técnico

Entre las carestías por la planificación del club y las extravagancias de Sampaoli

Suso conduce la pelota con Lemar al fondo.

Suso conduce la pelota con Lemar al fondo. / AFP7 / Europa Press

Dura, durísima la goleada que le infligió el Atlético de Madrid, hasta ayer rival directo, a un Sevilla reventado, desarbolado. Y lo peor: con síntomas de entrega. El partido iba 4-1, corría ya el minuto 73 y cuando ese discreto árbitro que atiende por Cuadra Fernández pitó penalti a Gueye, medio Atlético saltó como un león protestando. Enfrente, un equipo sin orden ni concierto e indolente tras cada embate. ¿Habrá dejado la grey sevillista de creer en el ampuloso y hueco discurso de Sampaoli? El de Casilda volvió a errar con esa decisión de meter a Joan Jordán tan atrás. Y lo peor: tras reengancharse al partido con el gol de En-Nesyri, pudo corregirlo en el intermedio. ¡Y no lo hizo!

Defensa

Esta vez se ahorró Jorge Sampaoli los riesgos de Alex Telles como central, pero a cambio, su nueva extravagancia difícil de digerir fue incrustar a Joan Jordán como un tercer central entre Nianzou y Gudelj. No tapó el agujero atrás, y encima despobló un centro del campo ya de por sí feble, lo que aprovechó Griezmann para hacer mucho daño como mediapunta.

Fue alarmante comprobar la impotencia del Sevilla en la zona ancha, abusando del pase atrás, destilando miedo al fallo en cada toque. Las dos pérdidas, de Suso y Joan Jordán, reflejaron esa palmaria inseguridad, ese pavor al error. Y claro, si alguien juega con esos temblores, lo normal es que los fallos caigan en cascada.

Descolocado en esas pérdidas, abierto en canal por el medio, los colchoneros no se apiadaron en esas dos acciones resueltas por Memphis Depay.

Gravísima fue la inacción de Sampaoli en el descanso para tratar de recomponer al equipo. Y cayeron cuatro tantos más sin remisión con esa fragilidad clamorosa en el repliegue.

Ataque

El único centrocampista con capacidad para dar el paso adelante, robar el balón y salir rompiendo líneas fue Pape Gueye, un absoluto náufrago en la zona ancha, sin acompañamiento alguno. Rakitic sigue ofreciendo un ritmo impropio de Primera y ni siquiera a balón parado ya sacó su calidad. Suso y Ocampos perdieron por fuera casi todos los balones y la esperanza llegó, cómo no, en los únicos con chispa: Gueye en el desmarque al espacio y En-Nesyri al remate al primer palo.

El centrocampista senegalés siguió siendo el factor indetectable para el sistema de contención del Atlético de Madrid y volvió a pisar el área para provocar un penalti.Sampaoli reaccionó tardísimo con los cambios, que no tenían contenido alguno en una partida más que perdida.

Virtudes

En-Nesyri y Pape Gueye, las excepciones.

Talón de Aquiles

El equipo es un alma en pena que padece y, lo peor, no tiene fe ninguna en ser capaces del cambio.

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