Barcelona-Sevilla | La Previa

Hacerle cosquillas a la fiera y ver cómo reacciona

Pape Gueye y Bryan Gil, novedades en la lista, en el grupo en el entrenamiento de ayer.

Pape Gueye y Bryan Gil, novedades en la lista, en el grupo en el entrenamiento de ayer. / José Ángel García

Con la idea de hacerle cosquillas en la panza al león y ver lo que pasa después acude el renovado Sevilla de Sampaoli y Monchi al peor escenario posible para confirmar la mejoría apuntada en las dos últimas jornadas, las únicas desde que empezó todo esto en las que ha podido celebrar dos triunfos seguidos. Eso ha sido con dos rivales de abajo, uno de ellos el Elche, colista que ayer precisamente se estrenaba en la Liga con su primera victoria ante el Villarreal. El otro, un Cádiz que vuelve a caer al fango de la zona de descenso, por lo que si alguien ha dado rienda suelta a la ilusión o a algo parecido a la euforia debería volver a pisar terreno firme, aunque lo entenderá a las primeras de cambio cuando los hombres dirigidos por el de Casilda se intenten plantar mínimamente ordenados en la inmensa pradera del Camp Nou y los Gavi, Pedri, Busquets y Raphinha hagan correr el balón con velocidad y criterio.

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La previa / Departamento Infografía

Porque, como decía el técnico argentino en su comparecencia de prensa, a este escenario se acude “con dos ítems; ilusión y miedo”. Debió emplear Sampaoli la palabra respeto en lugar de la que usó. Si a alguno de los anteriores entrenadores del Sevilla (especialmente Jiménez, Emery o Lopetegui) se le hubiese ocurrido hablar de “miedo” antes de visitar el Camp Nou, los palos le hubieran caído durante varias semanas.

Pero bueno, la situación en la que se encuentra la entidad, deportiva, clasificatoria e institucionalmente, es una buena pátina para taparlo todo, incluido el simple hecho de nombrar esa sensación, la de “miedo”, ante un rival al que no hace mucho había reaños para plantarle cara. Al menos a priori, porque luego la mayoría de las veces el balón se ha encargado de poner las cosas en su sitio.

El momento del actual Barcelona desde luego es para tenerle miedo: campeón de invierno y ritmo de llegar al centenar de puntos con los 50 sumados en la primera vuelta. Con 5 de diferencia sobre su gran rival, cuyo resultado conocerá antes de empezar el partido, y con jugadores que marcan un ritmo infernal y que hacen correr el balón más rápido todavía, si el juego recae en los Gavi y Pedri, esos Zipi y Zape que añaden al estilo Barça el circular a la velocidad del trueno, el Sevilla tendrá muy poco que hacer.

La esperanza no pasa por este duelo en Nervión, aunque el partido hay que jugarlo y en el vestuario hace sólo unos días que ha entrado sangre fresca con Bryan Gil y Pape Gueye. Del barbateño Sampaoli desveló que llegó “en ritmo”, por lo que no es nada descabellado que esté en un once en el que sus antecedentes cada vez que ha visitado a un grande digan que la figura del falso 9 gana enteros sobre un punta referencia. Lo dejó meridianamente claro en su rueda de prensa cuando le nombraron a En-Nesyri: “No podemos dejar a jugadores descolgados y tenemos que estar muy juntitos”.

Si se descifra el mensaje, todo conduce a un 1-5-4-1 replegadito con un jugador con potencia al espacio, que bien podría ser Ocampos o el propio Bryan. O incluso ni eso, que ambos estén en las bandas y que sea un jugador de otro corte, tipo Rakitic, el que amague con entrar y salir a hacer la primera línea de presión.

En cualquier caso, todo será muy difícil. El sevillismo lo sabe y el propio Sampaoli en su fuero interno lo que va a querer es protegerse y no salir a pecho descubierto ante el equipo más solvente de la Liga, que sólo ha cedido una derrota y dos empates en la primera vuelta y que es capaz de hacer sangre al más pintado.

El Sevilla sabe que no es su Liga, pero la cita debe servir para empezar a construir el bloque con la que basar su crecimiento ineludible para la segunda vuelta. De momento el entrenador no ve la mejoría suficiente como para empezar a pensar en Europa. Ni es el día, desde luego.

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