Descubierta una nueva luna en Urano

El telescopio espacial James Webb logra un nuevo hito al hallar una pequeña luna orbitando el planeta.

Urano no está tan frío: nuevos estudios revelan que el planeta emite calor interno

Descubierta una nueva luna en Urano
Descubierta una nueva luna en Urano / NASA, ESA, CSA, STScI, M. El Moutamid (SwRI), M. Hedman (University of Idaho)

Urano es uno de los planetas más enigmáticos de nuestro Sistema Solar, en buena parte porque es todavía un gran desconocido, a pesar de que lo tenemos, por así decirlo, en nuestro barrio.

No suele protagonizar titulares en los medios, por eso es aún más raro volver a ver noticias sobre él solo unos días después de saber que, contrariamente a lo que se ha creído durante décadas, no es un planeta helado, sino que emite calor.

El nuevo hallazgo no tiene que ver con el interior de Urano, sino con su exterior, con los objetos que lo orbitan: el telescopio espacial James Webb ha permitido detectar una nueva luna.

Este descubrimiento, liderado por un equipo del Southwest Research Institute (SwRI), eleva a 29 el número total de satélites conocidos del séptimo planeta del Sistema Solar.

El hallazgo

La detección se produjo durante una observación realizada el 2 de febrero de 2025, cuando el potente instrumento NIRCam (Cámara de Infrarrojo Cercano) del Webb capturó una serie de diez imágenes de larga exposición, cada una de 40 minutos de duración.

"Este objeto fue detectado en estas imágenes", explicó Maryame El Moutamid, científica principal de la División de Ciencia y Exploración del Sistema Solar del SwRI en Boulder, Colorado. "Es una luna pequeña pero un descubrimiento significativo, algo que incluso la nave espacial Voyager 2 de la NASA no vio durante su sobrevuelo hace casi 40 años".

Urano, captado por la sonda espacial Voyager 2 en 1986.
Urano, captado por la sonda espacial Voyager 2 en 1986. / NASA

Las dimensiones del nuevo satélite son extraordinariamente reducidas. Los investigadores estiman que tiene apenas 10 kilómetros de diámetro, asumiendo que su reflectividad es similar a la de otros pequeños satélites de Urano.

Este tamaño explica por qué permaneció invisible para la Voyager 2 y otros telescopios anteriores, que carecían de la sensibilidad infrarroja y la alta resolución del Webb.

La nueva luna se encuentra ubicada aproximadamente a 56.000 kilómetros del centro de Urano, orbitando en el plano ecuatorial del planeta entre las órbitas de Ofelia y Bianca.

Su órbita casi circular sugiere que pudo haberse formado cerca de su ubicación actual, lo que aporta pistas sobre los procesos de formación de estos pequeños cuerpos celestes.

El complejo sistema de lunas de Urano

Este descubrimiento cobra especial relevancia en el contexto del complejo sistema de lunas interiores de Urano.

Matthew Tiscareno, del Instituto SETI en Mountain View, California, y miembro del equipo de investigación, destacó que "ningún otro planeta tiene tantas lunas interiores pequeñas como Urano, y sus complejas interrelaciones con los anillos sugieren una historia caótica que difumina el límite entre un sistema de anillos y un sistema de lunas".

Descubierta una nueva luna en Urano
Descubierta una nueva luna en Urano / NASA, ESA, CSA, STScI, M. El Moutamid (SwRI), M. Hedman (University of Idaho)

La nueva luna se convierte en el decimocuarto miembro del intrincado sistema de pequeños satélites que orbitan hacia el interior de las cinco lunas principales de Urano: Miranda, Ariel, Umbriel, Titania y Oberón.

Siguiendo la tradición establecida, todas las lunas de Urano reciben nombres de personajes de las obras de William Shakespeare y Alexander Pope, aunque el nombre oficial de esta nueva luna deberá ser aprobado por la Unión Astronómica Internacional.

El hallazgo subraya las capacidades revolucionarias del telescopio Webb para la exploración del sistema solar exterior. A través de su programa de Observador General, que permite a científicos de todo el mundo proponer investigaciones utilizando los instrumentos de vanguardia del telescopio, Webb está proporcionando una nueva perspectiva de regiones previamente inaccesibles del cosmos.

Este descubrimiento también ilustra cómo la astronomía moderna continúa construyendo sobre el legado de misiones históricas como la Voyager 2, que sobrevoló Urano el 24 de enero de 1986 y proporcionó a la humanidad su primera mirada cercana a este misterioso mundo.

Ahora, casi cuatro décadas después, el telescopio James Webb está empujando esa frontera aún más lejos, revelando detalles que permanecían ocultos y ampliando nuestro conocimiento sobre los confines del Sistema Solar.

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