La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Un extraordinario hallazgo arqueológico en la costa turca ha sacado a la luz el que podría ser el estadio más grande del periodo imperial romano. Excavaciones recientes en la antigua ciudad de Syedra, ubicada en la actual Alanya (Turquía), han permitido descubrir un impresionante recinto deportivo de aproximadamente 1.800 años de antigüedad que habría albergado a entre 2.000 y 3.000 espectadores. Con dimensiones que alcanzan los 190 metros de largo por 16 metros de ancho, este estadio representa un testimonio excepcional de las infraestructuras dedicadas al ocio y espectáculo durante el apogeo del Imperio Romano.
La preservación del estadio resulta especialmente notable, ya que gran parte de la estructura permaneció cubierta durante casi dos milenios al haber sido excavada directamente en el suelo rocoso de la localidad. Aunque la sección sur presenta deterioros debido a la construcción posterior de murallas defensivas, la zona norte se mantiene en un estado de conservación extraordinario. Este descubrimiento se suma a otros hallazgos significativos en el mismo enclave arqueológico, como un balneario, edificios gubernamentales, una vía flanqueada por columnas, representaciones de la diosa Niké, un elaborado sistema de escaleras que conectaban los distintos niveles urbanos y un valioso mosaico que ilustra los doce trabajos de Heracles.
El estadio de Syedra se enmarca en la etapa histórica del Imperio Romano, periodo que se extendió desde el año 27 a.C. hasta el 476 d.C., aunque su rama oriental, conocida como Imperio Bizantino, perduró hasta la caída de Constantinopla en 1453. Durante esta época, Roma alcanzó su máximo esplendor bajo el gobierno de diversos emperadores, estableciendo un vasto territorio que abarcaba desde la península ibérica hasta Oriente Próximo, y desde el norte de África hasta las islas británicas.
Los espacios dedicados al entretenimiento constituían elementos fundamentales en la vida urbana romana. Si bien los anfiteatros como el Coliseo eran principalmente escenarios para combates de gladiadores y otros espectáculos sangrientos, los estadios como el descubierto en Syedra se destinaban a competiciones deportivas diversas. Las carreras de caballos, celebradas habitualmente en los circos, representaban una de las pasiones más extendidas entre la población romana, junto con las competiciones atléticas de influencia helénica que incluían carreras a pie, lanzamientos y luchas.
El recinto deportivo hallado en Syedra destaca por su técnica constructiva, habiendo sido excavado directamente en la roca natural del terreno. Este método, aunque laborioso, proporcionaba una extraordinaria estabilidad a la estructura y permitía aprovechar la topografía natural para la disposición de las gradas. Con sus 190 metros de longitud, el estadio supera considerablemente las dimensiones de otros recintos similares descubiertos en asentamientos provinciales del Imperio.
La capacidad estimada entre 2.000 y 3.000 espectadores revela la importancia que tenía Syedra como centro urbano dentro de la provincia romana de Cilicia. Esta región, situada en el sureste de la actual Turquía, mantuvo una intensa actividad comercial y cultural durante los siglos II y III d.C., época a la que probablemente corresponde la construcción del estadio según los primeros análisis realizados por los arqueólogos.
El hallazgo de este estadio proporciona valiosa información sobre aspectos poco documentados de la vida cotidiana en las provincias orientales del Imperio. A diferencia de los grandes monumentos de Roma o las principales capitales provinciales, las infraestructuras de ocio en ciudades intermedias como Syedra han recibido históricamente menor atención arqueológica. Este descubrimiento permite comprender mejor cómo los modelos de entretenimiento romano se adaptaban a las realidades locales.
Además, el excelente estado de conservación de la sección norte ofrece una oportunidad excepcional para estudiar detalles arquitectónicos y técnicos que suelen perderse en yacimientos más deteriorados. Los arqueólogos podrán analizar aspectos como los sistemas de drenaje, la disposición exacta de las gradas o los posibles espacios auxiliares que complementaban la función principal del estadio.
La antigua ciudad de Syedra, ubicada en una colina a unos 400 metros sobre el nivel del mar, ha ido revelando progresivamente su importancia como centro urbano durante el periodo imperial romano. Las excavaciones sistemáticas iniciadas hace aproximadamente una década han sacado a la luz numerosas estructuras que permiten reconstruir la configuración urbana y la vida cotidiana de sus habitantes.
Junto al recién descubierto estadio, destacan hallazgos como el balneario público, elemento indispensable en cualquier ciudad romana de cierta entidad; un edificio administrativo que probablemente albergaba la curia o consejo local; una vía porticada que articulaba el espacio urbano; y un elaborado sistema de escaleras que salvaban los desniveles del terreno montañoso donde se asentaba la ciudad. El mosaico de los doce trabajos de Heracles, por su parte, evidencia la permanencia de la influencia cultural helénica en esta región oriental del Imperio.
El territorio de la actual Turquía, que durante el Imperio Romano albergó provincias tan importantes como Asia, Bitinia, Capadocia o Cilicia, ha sido escenario de hallazgos arqueológicos excepcionales en las últimas décadas. Entre los más destacados figuran las ruinas de Éfeso, con su impresionante biblioteca de Celso y su teatro con capacidad para 25.000 espectadores; la ciudad de Hierápolis, con su necrópolis de más de 1.200 tumbas y sus baños termales convertidos hoy en el espectacular enclave de Pamukkale; o Afrodisias, famosa por su templo dedicado a la diosa del amor y su estadio, considerado hasta ahora el mejor conservado de Anatolia.
El descubrimiento del estadio de Syedra se suma así a este rico patrimonio arqueológico que continúa aportando nuevas perspectivas sobre la expansión de la cultura romana en los territorios orientales. Los trabajos de excavación y conservación previstos para los próximos años prometen revelar más detalles sobre este fascinante recinto deportivo que, tras casi dos milenios bajo tierra, vuelve a ver la luz para ampliar nuestro conocimiento sobre una de las civilizaciones más influyentes de la historia.
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