El exoplaneta TRAPPIST-1 d: ni paraíso ni gemelo de la Tierra
El James Webb revela que carece de atmósfera detectable, un hallazgo que redefine la búsqueda de mundos habitables
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El telescopio espacial James Webb ha confirmado lo que muchos sospechaban pero pocos querían aceptar: TRAPPIST-1 d, uno de los exoplanetas más prometedores descubiertos hasta ahora, no es un gemelo de la Tierra.
Lejos de ser un oasis escondido, este mundo rocoso carece de una atmósfera significativa, sometido a la radiación intensa de su estrella y a temperaturas extremas.
Este hallazgo, publicado en The Astrophysical Journal, redefine la búsqueda de planetas habitables y subraya la singularidad de nuestro hogar en el cosmos.
Cada descubrimiento del Webb nos acerca a comprender qué hace único a nuestro planeta y qué condiciones permiten la vida más allá del Sistema Solar.
Un sistema que fascina a los astrónomos
TRAPPIST-1, situado a 40 años luz en la constelación de Acuario, alberga siete planetas rocosos que orbitan una estrella enana roja ultrafría.
Lo que hace fascinante a este sistema es su escala: los mundos giran tan cerca de su estrella que completan órbitas en apenas cuatro días terrestres, y reciben radiación constante, mucho más intensa que la que experimentamos en la Tierra.
Desde su descubrimiento en 2017, los astrónomos han seguido con atención cada planeta, buscando pistas sobre la capacidad de mantener atmósferas estables y, en última instancia, agua líquida.
El James Webb, al rescate: viendo lo invisible
Lanzado en 2021, el telescopio James Webb ha transformado la astronomía. Sus instrumentos infrarrojos, como el NIRSpec, permiten analizar la luz que atraviesa o se refleja en las atmósferas planetarias, revelando su composición con un nivel de detalle sin precedentes.
En el caso de TRAPPIST-1 d, las observaciones del Webb muestran que no hay señales claras de gases esenciales como agua, metano o dióxido de carbono.
Esto implica que, si existe alguna atmósfera, es extremadamente tenue o está oculta bajo nubes densas, dejando al planeta vulnerable ante su estrella hostil.
Una roca desnuda bajo fuego estelar
Sin una atmósfera significativa, la superficie de TRAPPIST-1 d sufre extremos térmicos y radiación directa. No hay protección frente al calor ni frente al frío, lo que hace inviable la presencia de agua líquida y ecosistemas estables.
Caroline Piaulet-Ghorayeb, investigadora del Instituto Trottier y autora principal del estudio, resume el impacto del hallazgo: “Podemos descartar a TRAPPIST-1 d como gemelo de nuestro planeta”.
Las enanas rojas, aunque pequeñas, son intensamente activas. Sus llamaradas frecuentes pueden erosionar por completo la atmósfera de los planetas cercanos, un fenómeno que explica en gran medida el destino de TRAPPIST-1 d y que marca la complejidad de encontrar mundos habitables alrededor de este tipo de estrellas.
Mirando hacia los planetas exteriores
Aunque TRAPPIST-1 d resulta inhóspito, los planetas más alejados del sistema -TRAPPIST-1 e, f, g y h- podrían mantener atmósferas densas y agua líquida, al estar menos expuestos a la radiación directa de la estrella.
Detectar estas condiciones será un reto, incluso para el Webb, pero cada señal que encontremos puede revelar los secretos de mundos donde la vida podría, teóricamente, prosperar.
Ryan MacDonald, investigador de la Universidad de St Andrews y coautor de la investigación, añade: “TRAPPIST-1 d nos recuerda lo especial que es la Tierra, pero los planetas exteriores aún podrían sorprendernos”.
Curiosidades
- Órbita exprés: TRAPPIST-1 d da la vuelta a su estrella en solo cuatro días terrestres.
- Años luz de distancia: La luz que vemos hoy salió del sistema en 1985.
- Estrella potente: Las llamaradas de TRAPPIST-1 pueden ser hasta 1.000 veces más intensas que las del Sol.
- Webb, a la vanguardia: Su espejo principal de 6,5 metros y sus instrumentos infrarrojos lo convierten en el telescopio más avanzado para estudiar exoplanetas pequeños y rocosos.
La Tierra, un oasis en el universo
TRAPPIST-1 d puede ser inhóspito, pero su estudio aporta valiosas lecciones: entender cómo los planetas pierden sus atmósferas, cómo resisten la radiación y qué hace que un mundo sea verdaderamente habitable.
Cada hallazgo nos recuerda que la Tierra es un lugar excepcional y que encontrar un gemelo cósmico será un desafío mayúsculo.
La exploración continúa, y con cada exoplaneta que Webb examina, nos acercamos a comprender no solo los límites de la vida en la galaxia, sino también la singularidad de nuestro propio hogar.
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