RTVE, el eterno retorno
Con un déficit de 63,5 millones en su primer año sin publicidad, la denuncia de la Comisión Europea tambalea aún más la viabilidad futura de la corporación pública.
Los hechos parecen seguir un guión previsible, que se venía anunciando desde que se aprobara el modelo de financiación. RTVE vuelve a estar en la cuerda floja, tras haber sido saneada económicamente de los más de 6.000 millones de euros (1 billón de pesetas) de deuda que llegó a acumular. Para atajar aquella sangría de aquel mastodonte moribundo se practicó un expediente de empleo que llevó a la prejubilación a más de 4.000 empleados (y con ellos la pérdida de talento y recursos propios). Cuando todo parecía reconducirse por unos raíles razonables de gestión y servicio, tal como se encomendó a Luis Fernández cuando llegó en la primavera de 2008, surgió un nuevo modelo de financiación que por lo pronto traba el futuro de la corporación pública. El primer año de supresión publicitaria en TVE se ha saldado con 63,5 millones de euros, por unas previsiones de ingresos por tasas demasiado optimista. Y en este segundo ejercicio ha llegado el esperado mazazo de la denuncia de la Comisión Europea.
En abril de 2009 el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, encargaba con celeridad un modelo para la eliminación de anuncios en TVE, atendiendo así una veterana reclamación de las cadenas privadas. Para cubrir 1.200 millones anuales de presupuesto, de los que se aportan desde el erario público casi la mitad, hacía falta realmente imaginación. Siguiendo el modelo instaurado por Francia (también denunciado por Bruselas), el objetivo se vislumbró en las operadoras de telecomunicación, eje del sector más pujante del nuevo siglo. Las llamadas coloquialmente 'telecos' deben aportar un 0,9% de sus ingresos, lo que supone unos 240 millones anuales que ya en 2010 se han quedado cortos. Las empresas afectadas presentaron su demanda ante la Comisión, que emitió un dictamen que interpreta financiación irregular. El Gobierno justifica que las empresas de telecomunicación se benefician de la publicidad suprimida en TVE, pero ninguna apelación ha impedido la puesta en marcha de un proceso judicial que lleva el modelo al filo del abismo.
RTVE se queda embargada también políticamente. Un futuro gobierno tendría que encarar, dentro de un par de años, una posible condena que obligue a devolver con creces lo recaudado, y, aun en el mejor caso, tendrá que resolver un déficit creciente en la corporación, pese a las contenciones. Hay cadenas privadas que no han pagado lo que les correspondía (3% de los ingresos brutos de las que emiten en abierto y 1,5% de las de pago). Y otras, como Canal+, ni siquiera ha efectuado el pago. Una TVE renovada y con los canales más valorados de la TDT vuelve a sufrir heridas mortales de financiación.
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