A pie de calle
Este programa de policías llega a Canal Sur
Se amplía el terremoto
Entre Aquí hay tomate, en la primera década de este siglo, y Sálvame, que marca la segunda década hasta su fulminante cancelación el pasado 24 de junio, la labor de La Fábrica de la Tele marcaba la parrilla de Telecinco y empapaba los contenidos de la cadena. La productora está condenada a su marcha de la compañía desde que desapareció el vespertino programa principal, al que se le consideraba culpable del descenso de audiencia de Telecinco, aunque las cosas han ido a peor desde entonces. La que fuera cadena más vista durante los últimos veinte años ahora pugna por el segundo lugar del mando y anota por debajo de los dos dígitos. La tendencia no se vislumbra que vaya a mejorar de cara al próximo año.
Los directivos de La Fábrica de la Tele, Óscar Cornejo (ex marido del actual alcalde de Barcelona, Jaume Collboni) y Adrián Madrid son personas non gratas por parte de la actual cúpula de Mediaset en España, con Alessandro Salem al frente (y tras el anuncio de la marcha del presidente, demasiado implicado en los contenidos y la línea editorial, Borja Prado). Salem, persona de toda confianza de la familia Berlusconi, prescinde de una de las ramas más poderosas que tenía el tronco de Telecinco como cadena líder y se deshace por completo de la influencia y presencia de La Fábrica de la Tele, deshaciéndose de su paquete accionarial. "Han decidido poner fin a sus relación societaria", reza textualmente el comunicado.
Los índices de audiencia a la baja y el tono político del programa que tenía como principal conductor a Jorge Javier Vázquez fueron las razones para acabar con Sálvame, una cuestión de imagen y también de incordios colaterales que han sido la puntilla. La dirección del programa está acusada de espiar a sus invitados y colaboradores a través de presuntos accesos a archivos policiales, el caso Deluxe.
El vacío de Sálvame lo ha ocupado desde septiembre Ana Rosa Quintana y la productora para la que actualmente trabaja, Unicorn Content, con TardeAR, que no pasa por ahora del 11% de cuota frente a Sálvame que solía lucir en sus peores tardes 13% o 14%. Ha sido muy arriesgado quitar la estrella matinal de casi dos décadas por un incierto hueco preferente en las tardes, pero para la actual dirección de Mediaset era una urgencia de tintes dramáticos. El fugaz proyecto de La Fábrica de cara a esta temporada de renovación fue Cuentos chinos, el nuevo programa de Jorge Javier Vázquez, en el access prime time no pasó de las dos semanas.
Mediaset rompe amarras con una de sus productoras de referencia que aún producía tres contenidos: el diario de la sobremesa de Cuatro, Todo es mentira, y el programa de entrevistas de su presentador, Risto Mejide, Chester. Además en los fines de semana estaba en la sobremesa Socialité, con María Patiño, crónica social en directo, con conexiones con reporteros a las puertas de los famosos, corazón al por mayor, televisión low cost con muchas horas de piloto rojo, el estilo barato y efectivo del que pretende deshacerse y hasta olvidar la dirección nombraba por la familia Berlusconi.
En la sombra, lo que fue el todopoderoso CEO Paolo Vasile, alma de la Telecinco líder de audiencia a toda costa, y que se jubilaba hace un año tras un trienio final de descenso de espectadores, tambaleándose las siempre jugosas ganancias. Sus parcelas de poder fueron repartidas y su legado desmantelado, como esta patada a La Fábrica de la tele. Los formatos pasarán a otras productoras, donde Risto tendría voz propia. Nadie en Mediaset quiere añorar a Sálvame mientras sus colaboradores fueron recibidos con honores en Netflix para alimentar su pantagruélico estómago de títulos.
Mediaset, Telecinco y Cuatro, quieren ser otra cosa, como trabajan en la parcela de informativos con un rostro bien visible, el de Carlos Franganillo, fichaje del nuevo director del área, Francisco Moreno, ex administrador único de la TV canaria; y en el lado social y de entretenimiento, Ana Rosa Quintana, voz de la línea editorial conservadora que ante una nueva legislatura con Pedro Sánchez se recompone con la presencia de Franganillo. Es una de las razones que además han acelerado la marcha de Borja Prado que entre decisiones fulminantes quería reconvertir Telecinco en una especie de Fox española. Un empeño que obliga por ahora a reconsiderar aspectos y tendencias de futuro.
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