Carlos Tirado gana el VI Circuito de Novilladas de Andalucía

EL novillero ayamontino Carlos Tirado ya es el flamante ganador del VI Circuito de Novilladas de Andalucía, ese ciclo promocional organizado por la Fundación Toro de Lidia con el aliento de la propia Junta de Andalucía que está animando los estratos de la cantera. Vaya por delante la enhorabuena y detrás, las matizaciones de un triunfo que nunca habría sido el mismo sin el apoyo indeclinable de los paisanos y seguidores que se retrataron en taquilla para apoyar a su torero. Así fue siempre; ni un reproche. Era otra arma a esgrimir que añade sal a la competencia y anima los festejos.

Pero también habría que subrayar -siempre en honor de la verdad- que el toreo de mayor enjundia, con sus altibajos, lo iba a firmar Martín Morilla que había llegado de Morón arrastrando una molesta fractura de pómulo que le está atendiendo el doctor García Perla, el mismo cirujano que ha ido construyendo, intervención tras intervención, la rehabilitación de Juan José Padilla, apoderado del novillero.

Martín Morilla había tenido delante un segundo con cierto carbón que le permitió expresarse especialmente por el lado izquierdo -a pesar de que le había avisado por ese lado en el capote- en una labor sincera e intensa en la que llegaría a engarzar un puñado de naturales de bella factura. Resultó alcanzado al entrar a matar y fue cogido de fea manera siendo auxiliado por el propio Padilla que en el remolino de asistencias también llegó a ser derribado sin mayores consecuencias.

El quinto, a la postre, iba a ser el utrero más completo del envio de Pereda y Martín Morilla iba a construir la faena más intensa y extensa de la tarde -brindada a García Perla- basada en un toreo arrebujado y reunido, de trazo curvo y hondo que aprovechó la embestida humillada del novillo en una labor -acelerada por momentos- que pecó de pasarse de rosca. El acero iba a emborronar el triunfo y las opciones al podio.

Y ya se ha dicho: el control del escenario -Huelva tenía mando en plaza- iba a ser crucial para que Carlos Tirado se llevara una oreja instracendente del tercero, que había propinado una fuerte paliza al subalterno Raúl Francisco Martín. Acabaría siendo un animal manso y deslucido, con el que el novillero ayamontino se mostró firme y comprometido, sí, en una labor culminada de un espadazo atravesado y descabello. No hubo más.

Con el sexto, un utrero temperamental y repetidor, iba a adolecer de cierta falta de reposo en el inicio de su faena aunque encontraría el acople a partir de una tanda de naturales antes de que el trasteo volviera a perder el hilo. La estocada y el apoyo de sus seguidores volvió a servir para pasear un nuevo trofeo. Le llegaron a pedir el segundo con las medidas ya perdidas... Con las dos orejas en la talega el premio también estaba cantado.

Había abierto el cartel el novillero alcarreño Cid de María que se enfrentó en primer lugar a un utrero remendado, muy en Núñez, que acabó humillando y desplazándose en la muleta sin dejar de berrear ni protestar. El novillero lo toreó con compostura y cierto empaque aunque también un poco falto de reunión en una faena simplemente pulcra. Con el cuarto, otro novillo manso y berreón que llegó a derribarle a la salida de un quite, iba a volver a esforzarse sin demasiado brillo mientras el animal, cada vez más rajado, iba marcando su querencia a chiqueros hasta desistir de la pelea por completo. Eso sí: después de un pinchazo lo iba a matar de una estocada fulminante.