Una oreja por coleta para la terna en tarde de gesta de Alejandro Morilla
El portuense se sobrepuso a dos volteretas y toreó tan mermado como entregado · Una excelente presentación de David Mora en El Puerto · El palco negó una merecida oreja a Antonio Barrera
GANADERÍA: De Cebada Gago, un encierro presentado pero que ha tenido comportamientos desiguales y mucho que torear. El sexto, sobrero. TOREROS: Antonio Barrera, de verde menta y oro, estocada (OREJA) y estocada delantera (DOS VUELTAS TRAS PETICIÓN). Alejandro Morilla de turquesa y oro, tendida y cuatro descabellos (OVACIÓN Y SALUDOS). Pasó a la enfermería, y estocada (OREJA). David Mora, de tabaco y oro, nuevo en esta plaza, desprendida (OREJA) y estocada y dos descabellos (OVACIÓN Y SALUDOS). INCIDENCIAS: Menos de un cuarto y calor. Se cambió el turno en los dos últimos toros para dar tiempo a ser atendido Morilla, cogido por su primero, en la Enfermería. Saludó tras parear Paco Peña en el primero; bien el Niño del Cubo en la brega del segundo y aplausos para el picador Plácido Sandoval en el cuarto.
Los toreros tuvieron mucho que torear ayer en El Puerto con una corrida de toros de Cebada Gago, hecha y que tuvo algunos astados pidiendo papeles, y aunque la terna empató a una merecidísima oreja, hay que destacar la gesta de Morilla, que merece atención, al menos, de la afición de El Puerto.
Porque Morilla dio mucho de sí sometido a no poca presión. Y no solamente por estar en el banquillo, sin contratos. No solamente por la pelea interior entre seguir y seguir, por las puertas cerradas, por haber vacas contadas en el largo invierno.
Ha respondido a la presión. Su lote no fue nada fácil y en el tendido tenía tanto apoyo como si viniera de Coripe en lugar de El Puerto. Menos mal que la banda tuvo la sensibilidad de dedicarle, en el sexto, el legendario pasodoble mataderista, Puerto de Santa María puro. Esos aires de "Manolo del Pino" fueron el único hálito de apoyo local que tuvo. Si parado y sin torear da esta medida, que no haría si toreara todos los días.
Su primero fue complicado y con peligro, revolviéndose en busca del portuense, que le hurtaba el cuerpo hasta que por fin le cazó el toro cuando se estaba jugando literalmente el físico al natural. Mermado y dolorido con la pierna izquierda lesionada, con coraje y cojeando, mató y además remató en una serie corta por la derecha. La espada le dejó sin más premio y fue a la enfermería.
Se cambió el turno y vendado y maltrecho paró al toro a puerta gayola. Fue devuelto el toro por descoordinarse y salió un sobrero manso con genio, que no pudo bregar Morilla por la lesión. Tras el segundo puyazo en el de tanda, Morilla se fajó ante las ásperas y enrabietadas embestidas. El esfuerzo fue notorio, los doblones iniciales toreros y dramáticos y las series emotivas; el toro duro. De nuevo no pudo esquivar al astado y terrible voltereta. Con visibles fatigas aún tuvo vergüenza para seguir al natural y cerró arrimándose por manoletinas. Tras la estocada, aunque no se lo crean, solo hubo pañuelos para una oreja: el sino del modesto.
Muy bien Barrera. Su primero tuvo peligro por el izquierdo y el torero estuvo firme y valiente por los dos pitones mereciendo la oreja. Merecía la de su segundo que negó el palco: un toro con buenas embestidas iniciales pero que se lo pensaba, malos pensamientos que dieron el fruto de que desarrollara sentido. Barrera, solvente y eficaz, se la jugó en profesional peleándose con el toro.
David Mora tuvo un primero sosete y sin chispa con el que brilló con el capote y la muleta a gran altura cortando la oreja. Su segundo, reservón y sin entrega, se frenaba en las telas. David Mora atacó y atacó con mucha voluntad y ganas pero sin poder sacar fruto. Un excelente debut el suyo.
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