El gran año de David de Miranda en los ruedos
Una oreja en Sevilla y la seria actuación de Madrid dan valor a los triunfos que después trajeron las tardes de Huelva, Palos y Valverde
Siempre hay un reto permanente en la carrera de David de Miranda. Su aparición en los ruedos trabó de nuevo esa relación que Trigueros mantuvo con sus toreros presentes en los ruedos o, simplemente, más allá de la desmedida afición que mostraron en cuanto a aptitudes ante el toro.
Después de la figura reclamada para la historia triguereña de aquel ciclón torero que fue Pablo Gómez Terrón, este pueblo de capeas en la calle y toros en sus dehesas se ilusionó de forma máxima con este David hasta seguirlo en los ruedos con auténtica pasión.
El torero creció rápido. Apenas, esa inercia y pasión de la que les hablo le dejó tiempo para madurar en esos inicios. Ahora, tras dos temporadas con los del castoreño, la sazón necesaria se ha dejado notar y el oficio se ha atemperado con el valor que ya venía de origen.
La temporada de Miranda ha vuelto a razonar sobre la importancia de los triunfos. Qué duda cabe que hay muchos e importantes en su temporada, pero a su vez ha servido para no perder ese sitio de interés para el aficionado que su llegada a los ruedos provocó. Poco más allá de la finalización de la temporada, David definía su paso por los ruedos en este 2015 como “ la temporada de la madurez. No me cabe ninguna duda de que ha sido así porque me ha dado tiempo para pensar, ver las cosas, conocer el utrero, sus reacciones y además coger el oficio que te dan las actuaciones”.
Hay mucho bueno en el esportón de otro de los novilleros que ha puesto de nuevo a Huelva en el mapa torero de la temporada. No era nuevo en La Maestranza pero, al igual que en su debut, David de Miranda apuntaló el interés despertado, aunque en esta ocasión lo avaló con una oreja que llena de méritos su particular tarde sevillana. Después, otras tantas importantes dejaron también su estela. Madrid, por todo lo que es Madrid, y las tierras francesas porque allí es apreciado y querido el triguereño.
Repasando su temporada, el torero se detuvo en algunos de esos puntos que a nivel personal más le aportaron. No sólo desde el triunfo, sino también desde lo que significan de aval para el aficionado que le sigue.
“Si hay que elegir tres tardes claves en la temporada te diría que Madrid, por la repercusión que tiene. Aunque es cierto que no tuve suerte con un lote que no dio oportunidad, pero creo que estuve a la altura de lo que esa plaza espera siempre de un novillero que quiere ir para adelante. Sevilla, porque corté una oreja de mucho peso y valor para el resto de la temporada. Una oreja arrancada sin música, y ya sabemos lo que cuesta en Sevilla levantar una faena en la que no está la música. E, indiscutiblemente, Huelva, La Merced, porque en lo personal se vive con muchos factores distintos a cualquier festejo, porque fue en mi tierra, por la tarde, los compañeros y porque corté un rabo. Si pudiese añadir una más, te diría que Riscle, en Francia, porque ahí cuajé una tarde importante en los personal, corté tres orejas y fue, desde luego, un punto de inflexión muy determinante en mi temporada”.
“También tengo claro que hay mucho por hacer. Me gustaría haber tenido un toro importante para triunfar en Madrid, la Puerta del Príncipe sigue siendo un sueño y los retos no tienen meta. Sigo con muchas cosas pendientes en mi cabeza y con la necesidad de buscarlas cada tarde. Bien en el triunfo, bien en la satisfacción personal de seguir disfrutando de esta profesión porque es la única forma que me va a permitir crecer como torero ”.
Una temporada que se cerró en La Pinzoniana de Palos de la Frontera, haciendo historia dentro de ese cartel por ser el primer novillero que inscribía su nombre en tan especial festejo. Palos fue otro de sus grandes momentos, como antes lo había sido la feria valverdeña, donde triunfó con rotundidad, arrasando con los premios locales y provinciales de su categoría.
Con todo tipo de reses, David de Miranda aplicó cada tarde lo más fundamental de su toreo: verticalidad y temple. Junto a todo eso, David siguió haciendo gala de un valor sin limitaciones. Tras dos temporadas, ese valor, el trabajo de campo que no ceja y buenos espejos donde mirarse le han hecho cuajarse como un novillero valioso que sigue buscando su evolución dentro de los ruedos.
“Lo que más se aprecia desde fuera, respecto a mi toreo, es ese oficio que me lleva a tener una mayor confianza en conseguir cosas ante un novillo que ya con tres años exige que estés a la altura de sus condiciones. En el resto de cosas, no he cambiado demasiado. Sigo siendo una persona tranquila en la vida y un torero tranquilo en el ruedo. Creo que eso es lo que transmito al espectador y así quiero que se me vea”.
El invierno llega. Las cuentas están echadas y sus números son importantes. El crédito ante el aficionado esta intacto y el reto de volver a pisar las plazas fundamentales de la temporada se antoja necesario, bien sea para culminar sueños o bien donde asentar los próximos y fundamentales pasos por la profesión.
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