Plaza de la Maestranza: Los pretendientes al trono
¿Quién gestionará el coso sevillano a partir de 2026?
Ramón Valencia se postula para continuar al frente de un lujoso escenario para el que suenan los nombres de otros empresarios
La Maestranza y Pagés: ¿A por el siglo?
La Real Maestranza gana el pulso a la empresa Pagés
Es la pregunta más recurrente en todos los cenáculos taurinos: ¿Qué va a pasar con la plaza de toros de Sevilla? El contrato de arrendamiento que vincula a la empresa Pagés con la Real Maestranza de Caballería -propietaria del inmueble- tiene una fecha inamovible de finalización: el 31 de diciembre de 2025. La decisión del cuerpo nobiliario, que ya está tomada, no tardará en conocerse pero renueven o no los actuales gestores, la próxima temporada tendrá que organizarse bajo unos parámetros contractuales muy distintos a los que han regido la compleja y larga relación de la actual empresa con sus aristocráticos caseros desde que el polifacético empresario catalán Eduardo Pagés aterrizara en la gerencia del coso del Baratillo en diciembre de 1932.
Ha pasado casi un siglo desde entonces y a nadie se le escapa que Ramón Valencia Pastor, yerno de Diodoro Canorea que, a su vez, fue yerno de Eduardo Pagés, se postula para seguir al frente de la joya de la corona del toreo, de la plaza con la que sueñan todos los empresarios del orbe taurino. Curtido en los negocios inmobiliarios, Valencia accedió a la dirección de la empresa en comanda con su cuñado Eduardo Canorea. Fue hace un cuarto de siglo; tras el fallecimiento de su suegro, el recordado don Diodoro. Es gerente único de la firma desde hace diez años, a raíz de la salida de Eduardo Canorea, que le vendió su participación en la estela de los tiempos convulsos que rodearon la asonada de las grandes figuras que dejaron el abono en barbecho en el bienio triste de 2014 y 2015.
Fue un punto de inflexión; un impulso desde el fondo de la piscina. Desde entonces todo ha sido distinto, incluyendo el armisticio con Morante, reconvertido en sincera y plena amistad. En la última década el diestro de La Puebla se ha erigido en piedra angular de las temporadas baratilleras en coincidencia con su propia plenitud artística y profesional. También se selló la paz con el resto de figuras y se ha consolidado un modelo de temporada que, sin levantar el abono diluido con la crisis económica y la caída del ladrillo, sí ha logrado una sólida fortaleza en la taquilla basada en el nuevo espectador ocasional que, eso sí, ha dibujado un nuevo mapa humano de la plaza, que muda de piel cada jornada. Valencia, ésa es la verdad, ha logrado presentar ciclos potentes y sin fisuras, ha reforzado la Feria de San Miguel y ha abierto las puertas de Canal Sur después del patinazo inexplicable de Onetoro que dejó por el camino a Movistar Plus. En el debe permanece la necesidad de encontrar la empatía de ciertos sectores de la afición...
Fías y porfías...
En cualquier caso la madeja se enreda en torno al doble pleito interpuesto contra sus caseros, la Real Maestranza, que ya camina hacia el Supremo. Los Pagés, representados por Cuatrecasas, demandaban al cuerpo nobiliario -que encomendó su defensa al despacho Zurbarán- la devolución de 6 millones de euros en concepto de IVA que, según la valoración del equipo de Ramón Valencia, correspondía a los arrendadores. En el mismo envite se consideraba que la empresa también tenía derecho a percibir beneficios por las visitas turísticas a la plaza. El asunto cayó como una losa en las estancias nobles del paseo de Colón. Ambas partes se juramentaron a guardar silencio sobre el particular pero la procesión iba por dentro...
El juzgado, en una sentencia de diciembre de 2021, daría la razón a los Pagés en el segundo supuesto y negó la reclamación del IVA. Ambas partes recurrieron y la segunda sentencia, del pasado mes de marzo, iba a inclinar toda balanza en favor de la Maestranza que, con el fallo a favor, se encontraba con un escenario completamente distinto para negociar la continuidad, la renovación o la revocación de los actuales arrendatarios.
La sentencia, por otra parte, desvelaba la cuantía del célebre piso plaza que percibe la Real Maestranza por cada festejo celebrado: un 21,88% del bruto generado repartido entre los ingresos de la taquilla, el ambigú y los derechos audiovisuales.
Rumores y certezas
Vencido el verano, los rumores más insistentes perpetúan a Ramón Valencia en los despachos de la calle Adriano. Al menos cuatro años más que serían -siempre al dictado de rumor- los fijados por el nuevo contrato que han redactado los asesores legales de la Real Maestranza tomando buena nota de las enseñanzas de esos recientes pleitos -que han dolido, y mucho, en el seno de la corporación nobiliaria- y prestando especial atención a las circunstancias y posibilidades del histórico coso sevillano en el siglo XXI. Es importante el dato: los ingresos que genera el histórico recinto como atractivo turístico superan desde hace años al de su aprovechamiento taurino. Ahí estaba una de las partes más jugosas del pastel, más allá del traído y llevado IVA que afectaba al taquillaje y los ingresos atípicos como las almohadas y el pujante ambigú. Ese aprovechamiento turístico y museístico de la plaza de toros y sus posibilidades como sede de grandes eventos o acontecimientos tendrían un gran peso específico en el nuevo marco contractual que no deja albur a la palabra, la costumbre o las buenas intenciones. Todo está negro sobre blanco.
Pero el de Pagés no es el único nombre que se ha venido manejando desde que se disparó la carrera por la renovación o la sucesión en la gerencia de la plaza. Por ahí abajo se detallan las circunstancias de los pretendientes más definidos, los que más se han postulado al empeño si la junta de gobierno de la Real Maestranza -con Marcelo Maestre, su nuevo teniente de Hermano Mayor al frente- optara por un tiempo nuevo. No quedan demasiados días para saberlo.
José María Pacheco Guardiola: el clan de Marbella
En el grupo figuran otros nombres de peso como el de Miguel Báez Litri o los hermanos Bohórquez
Las pretensiones del grupo que aglutina el influyente empresario sevillano José María Pacheco Guardiola, presidente de Konecta y caballero maestrante, se comentaban en voz baja. Pero fueron públicas y manifiestas a raíz de un concurrido almuerzo celebrado en el hotel Colón en el que uno de los miembros del clan reconoció sin ningún tipo de tapujos que estaban dispuestos, preparados e ilusionados para asumir el reto de gestionar la plaza de la Maestranza.
El grupo, en el que también figuran el diestro Miguel Báez Litri y los hermanos Fermín e Iván Bohórquez Domecq, había tomado consistencia taurina -con la gerencia de Raúl Gracia El Tato y Jorge Cutiño- a raíz de la concesión de la plaza de toros de Marbella, relanzada y reinaugurada en 2024 bajo la marca empresarial Arenal Marbella Toros. Este mismo año, el pasado 8 de agosto, habían logrado dar una impresionante cobertura social y taurina a la famosa Corrida de los Candiles en la que Morante cortó uno de los rabos de su histórica campaña, unos días antes del inoportuno percance de Pontevedra. El emergente clan de Marbella también suena ahora en las órbitas de la plaza de La Malagueta después de que la Diputación de Málaga decidiera no conceder la prórroga a José María Garzón, que ha llevado sus riendas en las tres últimas temporadas.
El potencial económico del grupo empresarial, reforzado por la fortaleza social de sus miembros, es una evidencia aunque los más escépticos cuestionan el breve recorrido taurino de una firma a la que, en cualquier caso, habría que añadir la experiencia de los Cutiño en el amplio parque de plazas que han gestionado, incluyendo el paradigmático caso de Olivenza, convertida en el primer gran clarinazo de la temporada desde hace 35 años.
José María Garzón: en los márgenes de la patronal
Lances de Futuro, que ganó el pulso a Valencia y Matilla, lleva el timón de los cosos de Santander y Córdoba
El empresario sevillano José María Garzón, gerente de la firma Lances de Futuro, nunca ha ocultado su ilusión por llevar las riendas de la plaza de la Maestranza. Denostado por los pesos pesados del empresariado -aún colea el enfrentamiento con ANOET en el fragor de la pandemia- ha logrado hacerse con un importante parque de plazas del que hay que descontar al finalizar la temporada 2025 los cosos de Almería y Málaga, en la que quería optar a una prórroga que no ha sido concedida.
Este año fue noticia la judicialización de la concesión de la plaza de Santander. Garzón había ganado el concurso al que también se presentaba Ramón Valencia en unión con la casa Matilla. Unos defectos de forma en la firma de la carta de compromiso de Diego Ventura -que quedaba aclarado con los mensajes cruzados entre Garzón y Andrés Caballero, apoderado del jinete cigarrero- provocó la denuncia de los contrarios. Pero no hubo caso. El coso de Cuatro Caminos siguió en manos del empresario sevillano que ha logrado convertir la capital cántabra en el moderno epicentro taurino del Norte gracias a su sintonía con Gema Igual, la alcaldesa de una ciudad a la que Garzón ha sabido tomar el pulso.
No ha alcanzado los mismos frutos en las plazas de Almería ni en la de Córdoba, en la que ha firmado hasta 2030. En el debe de Los Califas sigue estando la oferta minimalista para un público muy reacio a retratarse en la taquilla. Garzón tiene las llaves de las plazas de Torrejón y Cáceres, que resucitó en una etapa anterior. También ha pasado por Morón y Écija sin hallar las claves de su revitalización.
Temas relacionados
No hay comentarios