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Rutas de senderismo

Ruta de Las Cañadillas, en El Castillo de las Guardas

  • Circular agradable que conecta la localidad castillera con las poblaciones de Arroyo de la Plata y Las Cañadillas

  • Las fotos de la ruta

La ruta pasa por bonitos paisajes cercanos al Guadiamar.

La ruta pasa por bonitos paisajes cercanos al Guadiamar. / Emilio J. de los Santos

Por el entorno de El Castillo de las Guardas ya hemos descrito dos rutas, con inicio y final en dicha localidad: la de Los Callejones y la de Minas de El Castillo de las Guardas. A diferencia de las anteriores, la que vamos a describir a continuación parte de una pedanía cercana, Arroyo de la Plata, y a medio trayecto se aproxima al municipio castillero. Asimismo, visitaremos el curso alto del Guadiamar, del que también tenemos otra ruta por su corredor a la altura de Aznalcázar.

El nombre de la ruta de hoy viene dado por la pequeña y tranquila aldea que vamos a atravesar en el último tercio del recorrido: Las Cañadillas. Se trata de una circular con dificultad moderada, muy variada y distraída. Está marcada con las señales del PR-A 392 y del PR-A 320 y tiene una longitud de 12,2 kilómetros.

A la derecha, el camino de ida; a la izquierda, el de vuelta. A la derecha, el camino de ida; a la izquierda, el de vuelta.

A la derecha, el camino de ida; a la izquierda, el de vuelta. / Emilio J. de los Santos

Como se ha dicho, el punto de partida es Arroyo de la Plata, al pie de la carretera N-433. El sendero arranca por la trasera de esta población. Desde la carretera, tomamos la calle Peluza hasta la Plaza del Ventorrillo. A la derecha, veremos un cartel con información sobre la ruta. El carril que asciende junto a un corral de gallinas es el que hay que seguir.

Por aquí se cruza el Guadiamar Por aquí se cruza el Guadiamar

Por aquí se cruza el Guadiamar / Emilio J. de los Santos

Los primeros compases serán por un sendero ancho entre dehesas hasta alcanzar la orilla de la Rivera del Guadiamar. Hay que cruzar por un paso que tiene tres piedras que sobresalen. Nos mantendremos a este lado del río hasta llegar a El Castillo de las Guardas. Este tramo es muy agradable. Va en ligera pendiente ascendente hasta que nos aproximemos a la localidad por el sur. Se verán las ruinas del castillo desde la lejanía. Cuidado por aquí porque puede haber vacas sueltas.

Veremos estas casas antes y después de pasar por El Castillo de las Guardas. Veremos estas casas antes y después de pasar por El Castillo de las Guardas.

Veremos estas casas antes y después de pasar por El Castillo de las Guardas. / Emilio J. de los Santos

Pasamos el Barranco de Cagancho dejando unas casas muy bonitas a la izquierda (ver foto) e internándonos en un carril de hormigón. Cuando lleguemos al polvero Hermanos Moya, cerca del cementerio, veremos que en una pared se nos marca el cambio de dirección. Pasaremos por el otro lado de las casitas de antes y volveremos a cruzar el Cagancho.

El camino irán en varias ocasiones delimitado por muros El camino irán en varias ocasiones delimitado por muros

El camino irán en varias ocasiones delimitado por muros / Emilio J. de los Santos

A continuación, el recorrido se hace mucho más serpenteante mientras atraviesa varias lomas y algunos arroyos que discurren por la zona. El más destacado es el Arroyo de Juan Pérez. Al alcanzarlo, el camino comenzará a subir mientras sigue varios muretes de piedra y nos obliga a traspasar alguna que otra cancela para evitar que se salga el ganado. Llegaremos a Las Cañadillas al poco de flanquear el límite de una finca con unas vallas blancas. Nos aproximamos a la población por el arcén de una carretera con poco tráfico.

Al final de Las Cañadillas, tendremos que bajar por una pendiente con piedras sueltas. Al final de Las Cañadillas, tendremos que bajar por una pendiente con piedras sueltas.

Al final de Las Cañadillas, tendremos que bajar por una pendiente con piedras sueltas. / Emilio J. de los Santos

Al llegar a las casas, iremos en todo momento por la llamada Calle Larga. Tendrá un fin abrupto con una bajada pronunciada por piedras que nos acercará al curso del Arroyo Las Cañadillas. A partir de aquí, seguiremos junto al mencionado arroyo durante varios kilómetros por una pista ancha y cómoda hasta reencontrarnos con el Guadiamar. Ya sólo queda volver a Arroyo de la Plata, que está a poca distancia.

Último tramo del recorrido Último tramo del recorrido

Último tramo del recorrido / Emilio J. de los Santos

Lo dicho: es una ruta preciosa de dificultad intermedia. La señalización es bastante buena, ya sea por balizas o con pinturas en piedras y troncos de árboles. Atraviesa varios arroyos, por lo que hay que extremar la precaución si van con agua.

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